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Concepción De Sujeto En Psicología Social


Enviado por   •  18 de Marzo de 2013  •  1.405 Palabras (6 Páginas)  •  1.059 Visitas

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Psicología Social: Su devenir y su concepción de sujeto

Una de las novedades de la modernidad, en lo que hace al desarrollo del conocimientos, es el hecho de que el hombre se toma a si mismo como objeto de estudio. Surgen entonces las ciencias humanas; la Sociología, la Antropología, la Psicología se constituyen así en nuevos campos del saber.

Pero ¿por qué suceden estas cosas? ¿Por qué se dan estas reflexiones teóricas en este tiempo y no en otro? En toda reflexión científica subyace una concepción del Hombre, una hipótesis acerca de la esencia y el origen a ese conjunto de cosas, de procesos que, más allá de lo animal, llamamos lo humano.

Esta concepción de lo humano implica un sistema de representaciones relacionado con la idea que tenemos del Ser, de comunidad, de sociedad, de roles sociales, del lugar que cada uno ocupa en esta sociedad, la idea de familia, de instituciones, de ética y de moral, lo que es correcto y lo que no, etc. Este sistema de representaciones es algo latente, es decir que existe aunque no esté necesariamente explicitado, y que se refleja en las distintas prácticas del Hombre. Es desde éste lugar teórico, desde este sistema de representaciones, que surge la pregunta por el Hombre, por el sujeto.

Pero a su vez este lugar teórico no permanece necesariamente estático. Es susceptible de desarrollos, rectificaciones y ratificaciones. También debemos considerar que, en un mismo contexto social, pueden convivir más de un sistema de representaciones.

El proceso del conocimiento tiene su fundamento en necesidades que los hombres resuelven estableciendo relaciones sociales. Es decir que la realidad social, compleja y contradictoria, incide de manera determinante en el desarrollo del conocimiento. Esto explica las contradicciones que se dan en el interior de un sistema social.

El conocimiento humano tiene una historia que es en realidad la historia social, la historia de las relaciones establecidas por el hombre para abordar su realidad. Es por esto que afirmamos que ningún sistema de representaciones puede ser analizado sin considerar la historia que lo determina.

En este sentido es que se explica por qué aquella necesidad de construir una “ciencia del hombre” de la antigua Grecia (Sócrates y Aristóteles fundamentalmente) se vio casi interrumpida en la época medieval. En la Edad Media las sociedades se basan en el poder, en los privilegios, en la tiranía, en el paternalismo benévolo, con movimientos sociales que se abortan rápidamente. Paralelamente se construye una noción psicológica del Universo en donde la Tierra ocupaba un lugar secundario, por estar apartada de Dios. En el mejor de los casos, la Tierra era un escalón que conducía a la salvación. “Es por ello que los individuos de la época medieval se sentían angustiados y percibían un estado de decadencia y ruina en el mundo que llevaría a la destrucción del mismo” (Becker, 1993). Esto generaba una cuestión bastante trágica ya que el hombre no tenía capacidad de descanso porque vivía abrumado de ideas que conllevaban, en el mejor de los casos, castigo; y en el peor, la destrucción de la humanidad. Esta situación social construye nuevas necesidades y configura nuevas maneras de relaciones sociales. Surge entonces Newton con un desarrollo teórico que viene a aplacar esta angustia casi permanente. La concepción Newtoniana del mundo plantea la mecanización de la naturaleza y elude la figura Dios como el orden primario y regulador del Universo, para dejar ese papel al hombre. Descartes también continúa con esta línea afirmando que el hombre se diferenciaba de los animales por tener la capacidad de razón y ésta era su orgullo y representaba su libertad.

Ahora pegamos un salto en la línea histórica hasta mediados del siglo XX en nuestro país (1950-1960), en un contexto donde por un lado nos encontramos con un esplendor de las ciencias sociales y con un movimiento psicoanalítico argentino y latinoamericano en plena expansión (la Asoc. Psicoanalítica Argentina -APA- se crea en 1942), pero por otro lado la situación político-social nos sitúa en una crisis de las políticas reformistas del Peronismo, con crisis económica e institucional (1955 bombardeo a Plaza de Mayo y derrocamiento de Perón).

En este contexto se sitúa un psiquiatra nacido en Ginebra (1907), que pasó su niñez Santa Fe y Chaco y su adolescencia en Corrientes, que se formó en Buenos Aires, que fue fundador de la APA, que entre

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