DETECCION DE UNA CONDUCTA VIOLENTA EN ALUMNOS DE NIVEL SECUNDARIA

PSICOLOGIA DEL DESARROLLO HUMANO

DETECCIÓN DE CONDUCTA VIOLENTA EN ALUMNOS DE NIVEL SECUNDARIA

EN    EL TURNO VESPERTINO DE LA E.S.T.I.C. No. 108 “TENOCHTITLAN”

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Para determinar una conducta violenta hay que estudiar las causas por las cuáles el adolescente tiene manifestaciones agresivas. Concretamente, es importante analizar una serie de reacciones en el individuo, por ejemplo, por qué no es empático, es decir, no le importan los sentimientos de los demás, o por qué es impulsivo en un momento dado. Estos factores hay que investigarlos a fondo, el joven no ha nacido con ellos, los ha ido adquiriendo a lo largo de su infancia hasta su adolescencia.

Silvia Bautista en su pág. Web de Psicología argumenta que en el comportamiento humano existen un componente químico y otro aprendido, y en situaciones muy parecidas dos personas pueden reaccionar de maneras diferentes. Es sabido que los niños humillados y maltratados tienden a volverse emocionalmente insensibles a estas situaciones y aprender que la agresión es una respuesta automática ante las contrariedades, con lo que de adultos repetirán este tipo de escenas, siendo ahora ellos los agresores.

 Preocupada en mi quehacer docente, me llevó a elegir este tema, pues continuamente como docentes nos enfrentamos a manifestaciones agresivas entre los estudiantes y en otras ocasiones somos testigos del maltrato físico  que algunos padres propinan a sus hijos comúnmente durante una cita,  para hablar acerca de su conducta, recibir calificaciones o simplemente porque el padre de familia llega de improviso a la institución y por x o y situación el alumno se encuentra fuera del salón de clase;  no menos trascendental son las marcas físicas y emocionales que arrastran los jóvenes de nuestra comunidad educativa y se ponen de manifiesto en el quehacer cotidiano, reflejado en enfrentamientos durante el receso o a la salida de la institución al termino del horario de clases .

Y me pregunto ¿Estos jóvenes son un reflejo de lo que está pasando en  sus familias, en el medio que les rodea y en la propia sociedad?; ¿Si en el ambiente prevalece la violencia y la falta de respeto y  si hay   ausencia de demostraciones afectivas o no les enseñamos a valorarse, con mayor frecuencia tendrán  actitudes negativas, agresivas o destructivas con quienes los rodean?

Ante estos cuestionamientos referidos a los jóvenes que integran a las  familias que conforman a mi  comunidad escolar en la E.S.T.I.C. No. 108 “TENOCHTITLAN”,  ubicada en Calle Taletec s/n. en el Barrio Pescadores del municipio de Chimalhuacán en el Estado de México, en el turno vespertino^[1]; me he percatado que es en este turno donde se presenta con mayor frecuencia este fenómeno; por ello  me es imprescindible  realizar un sondeo tanto con padres de familia y alumnos, donde dicha investigación me aporte algunos elementos necesarios de cómo están conformadas las familias que integran a la comunidad escolar y de esa forma poder implementar acciones que permitan transformar la dinámica en las familias que integran a la comunidad pues considero que el conocimiento real y objetivo servirá para tratar de forma adecuada a mis alumnos y esto permitirá un buen desarrollo familiar, y como consiguiente un buen desempeño escolar.

JUSTIFICACION

La  comunidad en general así como la escolar, vive actualmente un incremento en la violencia juvenil, en la cual cotidianamente somos los espectadores, como docentes diariamente tenemos una queja de jóvenes y madres que han sufrido algún tipo de agresión en la familia, ya sea de padres a hijos, entre los padres de los jóvenes (cónyuges), entre padres e hijos  y entre los propios hermanos, aunado a esto las acciones violentas entre ellos mismos como compañeros; impulsada por la falta de perspectivas de futuro para los jóvenes y controles sociales deficientes.

Los problemas que conducen a la violencia son múltiples. Para enseñar a construir la no-violencia es fundamental realizar actividades que pueden contribuir por sí mismas a desarrollarla, con lo cual es muy importante que nosotros como formadores incentivemos estas prácticas para luego transferirlas a nuestros jóvenes.

Mi intención es tratar de involucrar a los jóvenes de mi comunidad escolar en la gestión de programas de desarrollo juvenil y prevención de la violencia, comprender como se origina el fenómeno de la violencia, qué significa y cómo podemos adoptar cambios de actitud, ser más positivos y poder buscar algunas alternativas de solución. Pero, ¿cómo hacerlo?, intentando producir cambios de hábitos y el logro de respuestas extensivas a las formas de convivencia armónicas que logren ser transferidas a la relación cotidiana, así los alumnos dentro de sus posibilidades evolutivas y en cuanto a su desarrollo biopsicosocial, sean capaces de convivir de una forma no violenta. Los jóvenes adolescentes deben asumir que la violencia no es la única respuesta a los problemas, debemos fomentar por lo tanto que existen otras formas no agresivas pues la violencia genera más y más violencia.

La mayoría de los adolescentes viven dentro de la esfera de influencia de una o más familias y una consecuencia de que el adolescente carezca de recursos propios para actuar independientemente es que su estilo de vida no está determinado tanto por sus gustos y preferencias en la satisfacción de sus necesidades como por los recursos de los miembros adultos de la familia y por las pautas culturales y hábitos de éstos. Como consecuencia, un adolescente puede estar dispuesto a llevar un estilo de vida adecuado pero su entorno familiar se le presenta como barrera para hacerlo así.

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