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EL EJERCICIO DE LA AUTORIDAD CON ALUMNOS QUE PRESENTAN DIFICULTADES EN DISCIPLINA


Enviado por   •  4 de Julio de 2014  •  5.530 Palabras (23 Páginas)  •  389 Visitas

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AUTORIDAD EN EL CONTEXTO ESCOLAR

Se ha dicho que el niño es el eje de la escuela.

Esto es absurdo. El niño no es el eje sino el fin y el objeto de la enseñanza. El eje de la escuela no puede ser otro que la conciencia del maestro.

José Vasconcelos.

El docente del nivel preescolar.

Cada vez es más frecuente que los padres integren a sus hijos a la escolarización formal desde edades más tempranas, debido a ello, la educación en la primera infancia ha adquirido un papel de especial importancia dentro de la experiencia educativa del individuo.

La Educación Preescolar es desde el siglo XIX reconocida en México como parte de la educación básica, cursar primero, segundo y tercero de preescolar es obligatorio para que un alumno pueda ingresar al nivel primaria.

Más allá de la preparación para lo que será la experiencia académica de dicho nivel, la educación preescolar mira hacia el futuro, hacia lo realmente indispensable en la formación del individuo. Tiene como propósito fundamental desarrollar en los niños competencias que les permitan convertirse en sujetos íntegros, con confianza en sí mismos, seguros y capaces de enfrentar y resolver problemas en la vida, seres que puedan relacionarse con su mundo social y natural de manera sensible, manteniendo actitudes de colaboración, respeto y tolerancia. Uno de los objetivos es que a través del lenguaje, puedan expresar su pensamiento, sus sentimientos y deseos, que se incremente en ellos su capacidad de razonamiento, cuestionamiento y que su actitud sea reflexiva y crítica. El camino para lograrlo deberá ser divertido, ameno, agradable, el ambiente cálido y seguro, rico en experiencias significativas y atractivas.

Asumir la responsabilidad que implica ser formador en el desarrollo de estas competencias no es tarea sencilla, se requiere de una práctica reflexiva y congruente. El docente del nivel de educación preescolar debe tener trascendencia en la vida del alumno, pues de su ejercicio en el aula de clases, de sus intervenciones pedagógicas, de la convivencia diaria y su contacto afectivo con los niños, dependerá el logro de lo anteriormente señalado.

La historia de cómo surge la profesión del docente preescolar resulta interesante, puesto que se puede apreciar que desde siempre, la figura que representa este trabajo con los infantes, debe poseer muchas cualidades, no sólo en cuanto a preparación académica se refiere, sino además, su perfil debe contar con cualidades estrictamente personales que favorecerán el trabajo con los alumnos.

Nacido el 2 de Abril de 1782 en Oberweissbach Alemania, Federico Froebel, fue el primer hombre en la historia que desarrolló ideas para la educación de los niños en edad preescolar de tres a siete años. Estas ideas culminaron en el establecimiento de la primera institución dedicada exclusivamente a la educación de los niños en Turingia en 1837, para la cual utilizó el término Kindergarten que significa “jardín de niños”. El objetivo de la educación para Froebel era el desarrollo integral del hombre a través de la educación moral, actividades artísticas, la observación y el estudio de la metafísica, el contacto con los animales y el estudio de las matemáticas como base fundamental de todo conocimiento. El juego era el punto central para lograrlo. En esta misión, el papel del docente era elemental, era quien daba el ejemplo, quien facilitaba el modo de crear, quien promovía el libre empleo de las posibilidades de los niños, quien encaminaba hacia la verdad.

Amos Comenio, pedagogo de origen checoslovaco, a quien se le atribuye el origen de la didáctica, opinaba que la escuela debía centrarse no solo en la formación de la mente, sino en la de la persona como un todo, lo que incluiría la instrucción moral y espiritual. Propuso como respuesta al momento deplorable por el que pasaba el sistema de educación después de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), un programa para hacer amena la educación, fue precursor por esta razón, de una reforma educativa que generó un sistema de enseñanza progresivo del que todo el mundo pudiera disfrutar. Pensaba que a los niños debía enseñárseles gradualmente, enlazando de manera natural los conceptos elementales con los conceptos más complejos. Para tan especial labor, el docente era el responsable. En su “Gran Didáctica” en el siglo XVII, se refiere a la educación de los niños menores de seis años en la Escuela Maternal, como una labor que puede ejercer la mujer de manera natural, con intuición e incluso fácilmente.

Pestalozzi, suizo nacido en 1746, precursor de la pedagogía contemporánea y seguidor de Rousseau, en sus escritos “Cómo enseña Gertrudis a sus hijos”, hizo hincapié en la necesidad de conocer a los niños en todas sus manifestaciones, en la importancia que tienen los primeros años en la formación de la personalidad y en la imperante necesidad de que los maestros fueran preparados para lograr un desarrollo integral en los niños.

Jean-Jacques Rousseau, de origen suizo también, nacido en el año de 1712, manifestó como parte de su pensamiento pedagógico, que ser maestro significaba un proceso de humanización: el alumno aprende a hacerse hombre en contacto con su maestro, y por esta razón, el maestro debe ser siempre un modelo a seguir.

Para María Montessori, pedagoga de origen italiano y creadora de uno de los sistemas de enseñanza más sobresalientes de todos los tiempos, el docente del nivel preescolar, era llamado educadora, refiriéndose con ello a la mujer como el género que cuenta con las capacidades necesarias para trabajar con niños pequeños. La educadora debía tener presente de manera permanente, que los niños son criaturas escogidas, lo cual favorecería la comprensión por el niño y el respeto hacia él. Tomando en cuenta que a esta edad, los niños idealizan a su madre, Montessori aseguraba que la mujer como tal, representaba en el niño esa figura materna, a la que él miraba como señora hermosa. Para cumplir con ello, uno de los primeros pasos de la educadora debía ser el cuidado de su persona, además de presentarse limpia, serena y llena de dignidad, sus movimientos debían ser gentiles y graciosos. La educadora debía ser seductora, atraer al niño.

En su comportamiento, la educadora tenía además que moderar su acompañamiento, saber intervenir en las situaciones cotidianas de la clase con inteligencia, reconocer que la ayuda puede ser soberbia, con ello, hacer que su espiritualidad emergiera, hacer crecer la independencia física, equilibrarla con las demostraciones de afecto, ayudar al niño a actuar y pensar por sí mismo.

Estas referencias históricas con relación al formador y

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