Educacion De Los Hijos
Enviado por leslyser • 4 de Junio de 2012 • 2.420 Palabras (10 Páginas) • 390 Visitas
La educación de los hijos desde el seno familiar
La familia es la primera y más trascendente escuela de la vida y los padres los primeros educadores. En la familia el niño aprende a través del trato directo y del ejemplo de aquellos. Los niños pequeños son como una esponja que absorbe vivencias de todo lo que ve y lo que le rodea. Imitan el comportamiento de las personas y observan atentamente el medio en que se desenvuelve; constantemente están aprendiendo.
Este aprendizaje es dirigido por los padres; orientan su atención, les enseñan normas, hábitos, conductas y actitudes que son fundamentales en la vida. En la familia el niño aprende a sentir afecto y también a darlo. A vivir con alegría o con tristeza. Sentir aprecio o desprecio, actuar con entusiasmo o con negligencia. A sentir temor, indiferencia, amor y audacia. A tener seguridad y confianza o indecisión e inseguridad.
Generalmente los padres educan a sus hijos como a ellos los que educaron; algunos lo hacen en forma autoritaria con órdenes, gritos, amenazas, prohibiciones y castigos. Otros dejan en completa libertad al niño, mimándolo, consintiéndolo, festejando sus actitudes positivas o negativas. ¿Hasta donde hacemos un buen trabajo como padres?
La familia como fundamento básico de la transmisión educativa es definida de la siguiente manera:
“Es un ambiente natural de la educación y aún cuando no se obre de manera consciente en todos los instantes, el padre y la madre tienen una voluntad de influir en sus hijos. Por consiguiente, no hay dificultad ninguna en aceptar que el influjo o los influjos familiares son estrictamente educativos, porque hay una voluntad gobernando el devenir del acontecer familiar”.
Corresponde a los padres orientar y dialogar con sus hijos para evitar malas acciones. Pero los padres tienen muchos recursos para educar a sus hijos, por ejemplo, a través de las palabras; con éstas es posible que puedan dar explicaciones de las razones después de sus órdenes o bien de lo que exigen de sus hijos; debe servirles también para estimular al niño a que nos diga, nos pregunte lo que le preocupa o todo aquello que le inquieta.
De igual manera se hace necesario que los padres acostumbren practicar con sus hijos pequeños; que la autoridad que aquellos ejercen sobre el niño sea sentida por éste como resultado del afecto y no de una imposición arbitraria. Si queremos tener niños respetuosos y que crean en los padres, deben recibir explicaciones del comportamiento que se les exige según su edad, deben de recibir respeto a su persona y a sus opiniones, deben recibir credulidad a lo que dicen, a lo que piensan y a lo que hacen; en esto consiste el dar afecto para recibir a efecto.
La aceptación de los padres y las personas que los rodean es otro factor importante en el desarrollo y formación de la personalidad del niño. Influyen en la opinión de sí mismos y le ayuda a adquirir una idea de su propio valor. El niño que se siente aceptado por los demás se siente también querido que importante para todos. Esta aceptación, por parte de los padres y de los adultos, puede demostrarse no sólo con palabras, gestos y sonrisas, sino también con las actitudes cotidianas, con el trato diario.
Por otro lado, la tolerancia es otra actitud que favorece el buen desarrollo de los hijos; consiste en escucharlo con atención, sin criticarlo, ayudando a encontrar por sí mismo la solución de sus pequeños problemas que a diario se le presentan y que, muchas veces, al plantearlos a los adultos no se les da la respuesta adecuada.
También los padres deben de estar conscientes de que los niños toman su tiempo para crecer; necesitan cariño, paciencia y dedicación; se debe de estar pendiente de sus necesidades para poderlas satisfacer.
Como padres es importante tener en cuenta que:
-Tener siempre con los hijos un trato de confianza, aceptación y amor que les permita expresarse con sinceridad y naturalidad.
-Contestar sus preguntas con la verdad, sin enfado ni regaños. El niño pregunta lo que le inquieta, sin malicia ni dolo; si no se sabe la respuesta hay que investigarla junto con el pero nunca inventarla.
-Los padres deben estar de acuerdo acerca de las órdenes, advertencias explicaciones que se dan a los niños; cuando éstas son diferentes el niño se confunde y empieza a perder la confianza.
-Un ambiente de irritación y violencia en la familia resulta perjudicial para el desarrollo de los hijos; gritos, golpes y maltrato entre los miembros del seno familiar traen consigo problemas futuros de conducta y personalidad en cada uno de los menores.
-La mente y el cuerpo del niño necesitan ayuda para desarrollarse; los tres alimentos más importantes para el desarrollo mental son: las palabras, los juegos los juegos y el cariño.
-Los niños aprenden a través de la acción; el juego es uno de los aspectos más esenciales del crecimiento, favorece el desarrollo de las habilidades mentales, sociales y físicas, entre ellas la capacidad de hablar y caminar, la curiosidad y la confianza.
-Cantar canciones, aprender de memoria rimas infantiles, dibujar y leerle cuentos en voz alta, son actividades que favorecen el desarrollo mental del niño y lo preparan para aprender a leer y escribir; le facilitan la imaginación y, al mismo tiempo, les induce a la creatividad.
-La relación entre padres e hijos es más satisfactoria y está basada en la comunicación y no en la imposición; En la aceptación y no en el rechazo; en el amor y no en el egoísmo; en la sinceridad y no el del daño; en la confianza y no en el temor.
Cuando la familia verdaderamente es ese ámbito en el que cada uno de sus miembros se siente valorado y amado por lo que es en su seno, se gestan e impulsan conforme va pasando el tiempo los proyectos vitales de los hijos, quienes descubren su vocación en cuanto a personas y se afirman y se realizan con sus padres.
Los padres inician su función educativa hacia los hijos, aún antes de que ellos nazcan, cuando se preparan para recibirlos en el seno de un verdadero ambiente familiar, deseándolos y valorándolos desde la concepción.
Los padres educan a los hijos desde que nacen hasta su emancipación de la familia; y más allá de ese momento, los educan durante toda la vida, aún cuando cambia la forma y la intensidad de su influencia en virtud de la permanencia de los valores asimilados de los padres y del hecho de que una relación de intimidad a intimidad, como lo es la relación de padres a hijos, nunca se rompe por completo, y justamente
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