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El Sexo En años Seniles


Enviado por   •  25 de Marzo de 2014  •  3.210 Palabras (13 Páginas)  •  580 Visitas

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La sexualidad es innata al ser humano, una parte de su desarrollo es instintivo y la otra es aprendida. Distinguir entre los aspectos naturales y los condicionamientos sociales que nos imponen determinadas metas y conductas, a menudo, resulta muy difícil. Toda persona en las distintas etapas de su vida enfrenta la contradicción entre la necesidad innata de liberar su energía sexual y las necesidades culturalmente aprendidas que orientan su sexualidad. La contradicción entre ambas fuerzas marca el desarrollo sexual del individuo. De acuerdo con la manera en que vayamos manejando ambos aspectos, y logremos integrarlos con otras esferas de nuestra individualidad, es lo que, sin dudas, definirá la forma de vivir nuestra sexualidad. En dicho ámbito esto traduce la capacidad de establecer y mantener relaciones, de comunicar nuestras necesidades, gustos y conflictos, el tipo de pareja que se desea establecer, el nivel de aceptación de nuestra imagen corporal, así como la intensidad del disfrute sexual.

Al abordar la sexualidad es obligado mencionar sus tres componentes básicos: el biológico o sexo biológico del individuo que anatomofisiológicamente lo representará toda su vida; el psicológico, el cual surge gracias al proceso de interpretación del yo; y finalmente el social. Los tres interactúan a lo largo de toda la existencia humana, y de esta misma manera repercutirán sobre las diversas etapas de nuestro ciclo vital.

La sexualidad está estrechamente asociada con la realización personal, el estilo de interrelaciones con nuestros semejantes, el proceso de formación de pareja y de familia, así como con los afectos. La afectividad, la identidad y la personalidad van de la mano junto con el desarrollo de la sexualidad. La personalidad determina la expresión de la sexualidad que adoptará diferentes caracteres individualizados que reflejan las particularidades de cada persona y su historia. En el modelo de personalidad del ser humano interviene lo sociocultural unido a la amplia gama de elementos motivacionales que acontecen en su entorno natural y social. A través de la personalidad se cristalizan importantes valores que definen rasgos esenciales en el individuo, como la identificación del sexo psicológico.

Este trabajo tiene como objetivo, fortalecer las convicciones y valores relacionados con la importancia de la sexualidad en la tercera edad en la comunidad del Embarcadero.

Para el desarrollo de la presente investigación se utilizaron los siguientes métodos teóricos:

Histórico-lógico para conocer el comportamiento de la sexualidad en las diferentes etapas de la vida.

El dialéctico para ver el desarrollo de la intervención y dinámica del adulto mayor en su vida sexual.

Como métodos empíricos se utilizó: la encuesta, la entrevista y la observación que permitió conocer la actitud y visión de las personas de la tercera edad con relación a la sexualidad y la prioridad que se le da a este aspecto por parte de los grupos de Atención al Adulto mayor, trabajadores sociales y médicos de la familia.

Se seleccionó una muestra de 130 adultos mayores entre 60 y 75 años de edad, pertenecientes a la comunidad del Embarcadero por muestreo aleatorio simple. Fueron propuestos con el objetivo de evaluar su sexualidad, como uno de los factores socio psicológico que influyen en su calidad de vida.

La sexualidad, entendida como una de las dimensiones más ricas de la vida debe estar incluida en todas las etapas por lo que debe desarrollarse una cultura del término senil o envejecimiento.Cuba es uno de los países donde este fenómeno adquiere una relevancia especial por el grado de envejecimiento prematuro de la población cubana, donde en los últimos tiempos hay un aumento progresivo de este sector.

En las condiciones actuales, en que el número de senescentes es cada vez más creciente y las causas de morbilidad en este grupo poblacional son perfectamente previsibles o exitosamente controlados, palpamos un significativo interés por liberarlos de los prejuicios y mitos que los marginan en el terreno sexual.

La combinación de los términos sexualidad y senectud pudiera generar, en muchos de nosotros, frustración, hostilidad, desaprobación, ya que erróneamente, la palabra sexualidad suele identificarse con juventud, sensualidad, fertilidad, procreación. Sin embargo, aunque es justo señalar que la sexualidad implica cosas muy variadas para distintas personas y diversas etapas de la vida, en particular, en la edad geriátrica, la sexualidad requiere de mayor capacidad de diálogo, demanda más amor, ternura, confianza, afecto en la relación de pareja y entre compañeros, evoca compartir placer, con o sin actividad sexual. En la vejez la concepción de la sexualidad descansa fundamentalmente en una optimización de la calidad de la relación, más que en la cantidad de esta.

La actividad sexual existe en los ancianos y es muy beneficiosa para la salud un tanto deteriorada en ese tiempo por lo que es falso continuar catalogando al anciano como indiferente o poco interesado en la sexualidad, o con escasa actividad sexual. Podemos afirmar que no hay un límite cronológico donde la vida sexual desaparezca.

Las pautas de interacción sexual en el adulto mayor no difieren de las practicadas en etapas anteriores de la vida. El coito vaginal, el sexo oral y la masturbación recíproca son formas de ejecutar el acto sexual, preferidas tanto por jóvenes como por ancianos. En el senescente la masturbación en solitario también constituye una forma válida de actividad sexual. El hombre mayor, por lo general, admite masturbarse en solitario, como medio para lograr autosatisfacción y alivio de las tensiones eróticas, mientras que la mujer añosa suele negar u ocultar este acto, y en ello influyen los prejuicios culturales sobre la sexualidad femenina que aún persisten en sociedades como la nuestra.

La existencia de prejuicios sociales con pautas culturales rígidas, así como determinadas actitudes sociales y familiares ante la vida sexual del anciano, como la censura, el reproche, el miedo, las risas o los chistes, entre otros prejuicios y mitos, propician una desinformación permanente de la temática sexual en la edad geriátrica. En otras ocasiones, la persona se convierte en destinatario de sus propios prejuicios, y ello funciona como el principal responsable de la desvalorización sexual del anciano.

La actividad sexual es posible y frecuentemente satisfactoria en el hombre y la mujer que superan los 60 años. No se trata de imponer un modelo joven de sexualidad al adulto mayor, sino de que esta se entienda y considere en un sentido más amplio,

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