El Yo Docente Y Las Primeras Inmersiones Al Campo Profesional
Enviado por • 13 de Marzo de 2013 • 2.200 Palabras (9 Páginas) • 597 Visitas
El yo docente y las primeras inmersiones al campo profesional
Arturo Mejía Sánchez
La inmersión temprana de los estudiantes normalistas a su campo profesional es un elemento fundamental para la construcción de la identidad docente, cuando los jóvenes van conociendo algunas escuelas de educación básica, en éstas se entrevistan con los docentes y además tienen algún nivel de interacción con los niños, empiezan a formarse una imagen menos idealizada de la docencia y más cercana a lo que hoy en día significa ser maestro. Históricamente, esta inmersión se ha graduado en los diferentes planes de estudio, generalmente empieza con visitas de observación que suelen durar una mañana y luego esas visitas se convierten en jornadas de ayudantía con los maestros titulares de cada grupo durante algunos días, hasta que en los semestres intermedios ocurre que a los futuros docentes se les asigna un grupo escolar para que conduzcan actividades educativas, generalmente son referidas al tratamiento de algún tema propio del grado escolar. Conforme al Plan de Estudios 1997 (SEP, 1997) los alumnos realizan estancias de varias semanas a lo largo de séptimo y octavo semestres y asumen la conducción de una propuesta de intervención ante un grupo a lo largo de un ciclo escolar.
Muchos de los estudiantes de la carrera docente, que he tenido la oportunidad de entrevistar, coinciden en que este acercamiento al campo profesional es la actividad académica que mayores vivencias les produce, incluso coinciden que es durante sus estancias en la escuela y frente a un grupo escolar cuando empiezan a verse realmente como maestros. Esto lo afirman cuando responden a la pregunta ¿En qué momento has iniciado la construcción de tu identidad docente?
“Considero que desde las primeras prácticas (empecé a desarrollar mi ID), puesto que al realizar tu plan de trabajo así como didácticas y estrategias pones en juego tu creatividad y tu estilo que se irá mejorando. Pero desde tu forma de elaboración y disponibilidad para la realización de tu trabajo estás formando tu estilo.” (EP_1)
“Desde que tuve a mi responsabilidad un grupo de niños para darles clases (inicié el desarrollo de mi ID). Sin embargo esa identidad se ha modificado al pasar por esta escuela, porque mi percepción cambió” (EP_2)
“Desde la primera vez que estuve frente a un grupo y me di cuenta de la gran responsabilidad que tenemos” (EP_3)
Si bien, también existen algunos casos que refieren que han empezado a percibirse a sí mismos realmente como maestros hasta que llegan al séptimo semestre (en el Plan de Estudios de 1997), e incluso, también he encontrado casos que afirman haber logrado esa identidad hasta que empiezan a ejercer la carrera.
“Considero que para cada estudiante hay un momento diferente, de acuerdo a su historia de vida y a los antecedentes de la misma, pero la mayoría (se percibe que) hasta 3° y 4° grado” (DEF_1)
A pesar de esta importancia que alumnos y maestros le asignan a la realización de las prácticas pedagógicas, he podido encontrar puntos de vista discordantes entre ellos, ya que mientras algunos formadores de docentes sostienen que la línea cursos relacionados con el acercamiento al trabajo docente es la que articula y da significado a las demás asignaturas y que es la clave de una buena formación, hay otros que piensan que la realización de las prácticas de los estudiantes normalistas se encuentra aislada del resto de las actividades escolares, creen que se realizan en total desconexión con otros espacios curriculares y los alumnos las realizan con desinterés y, en algunos casos, llega a existir cierto nivel de rechazo.
Es evidente que las llamadas “prácticas pedagógicas”, de la misma forma que otras actividades, tienen diferentes interpretaciones entre los actores, en esta diversidad de percepciones se logra distinguir la forma como emergen las propias ideas de lo que es la formación magisterial, por un lado encontramos a quienes conciben a estas actividades como la oportunidad para aplicar los conceptos de carácter teórico que han adquirido en las aulas, para este primer grupo, existe una separación muy clara entre la teoría (que se adquiere en las aulas) y la práctica (que nos dibujan las condiciones reales de trabajo), para otros docentes es el momento de aplicar y practicar (en el sentido de ejercitar) “las didácticas de cada asignatura”, al mismo tiempo hay quienes ven en estas estancias un espacio para que los estudiantes adquieran experiencia en la conducción de un grupo escolar, mientras que otros que piensan en las prácticas como la posibilidad que los estudiantes tienen de desarrollar su iniciativa y creatividad para propiciar aprendizajes en los alumnos de la escuela primaria. Esto significa, entre otras cosas, la coexistencia de visiones diversas, como la postura teoría vs práctica, la ejercitación en la aplicación de técnicas de enseñanza, la visión empirista en la formación docente y la visión innovadora y reflexiva sobre el trabajo docente, entre otras.
Estas visiones permean las ideas que los jóvenes van construyendo sobre el significado de ser maestro y sobre las funciones que les corresponde desempeñar en el ejercicio de esta profesión, con ello van hilando algunos conceptos que a largo del tiempo formarán parte de su identidad docente. Así, las ideas de tener control del grupo, la habilidad para comunicarse con los niños o el dominio de los contenidos, la habilidad para la planeación didáctica y el adecuado uso de diferentes recursos didácticos, pasan a formar parte de los rasgos que juzgan importantes en un buen maestro. En la mayoría de estas visiones aparece la experiencia como un común denominador y elemento fundamental para la formación docente:
“Los alumnos no controlan la disciplina de los grupos donde practican, porque les hace falta habilidades, éstas se logran sólo con la experiencia”. (DP_1)
Pero cuando la experiencia es el componente principal de un desempeño docente exitoso, los estudiantes normalistas están recibiendo el mensaje que lograrán ser buenos maestros al paso del tiempo, es decir, cuando han acumulado la suficiente experiencia. Ya que ésta no se puede enseñar, ni transmitir explícitamente en un espacio curricular, entonces los formadores de docentes suelen convertir sus actividades en una forma de compartir a sus alumnos su propia experiencia. Como consecuencia, en estos casos, el estilo del formador de docentes suele caer en la transmisión de un largo listado de consejos y recomendaciones de toda índole y por lo tanto, carentes de cualquier argumento conceptual o teórico que explique su aplicación. Bajo esta lógica, los alumnos llegar a ser dependientes de los “tips” que su maestro les da en cada oportunidad, en otros casos
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