Evaluación de la atención

Evaluación de la atención

Hay diferentes pruebas estandarizadas que se encargan de evaluar los subtipos que engloban el concepto de atención. Por ejemplo, tests computarizados, pruebas de papel y lápiz, subtests de baterías como las WISCR o las MSCA, cuestionarios de conducta como los de Achenbach, Conners o Edelbrock y medidas de observación directa.

Los cuestionarios de conducta que se aplican a padres y profesores son un buen instrumento de recogida de datos pero deben tener en cuenta el carácter evolutiva y variaciones normales del desarrollo de la atención.  Los tests de laboratorio computerizados de rendimiento continuo (CPT) miden tiempos de reacción y se consideran de elevada fiabilidad, sin embargo el contexto no es familiar por lo que carecen de validez ecológica así que se busca que confirme los datos obtenidos.

También se ha recurrido a material perceptivo de mínima dificultad intrínseca con elevado nivel de material distractivo o tareas visomotoras simples, repetitivas y monótonas que reciben el nombre genérico de Tests de Cancelación. Su dificultad es variable y depende del tipo de estímulos relevantes (ítem-objetivo), de la distancia entre los ítems presentados y del número de ítems-distractores existentes entre los ítems-objetivo.

La mayoría de los tests de papel y lápiz utilizan tareas complejas escasamente interiorizadas y en las que interviene de forma determinante el factor habilidad que se constituyen en elementos y artefactos de contaminación que dificultan diferenciar que variación de los resultados corresponde a la disfunción de la atención y cual es la responsible de la propia dificultad de la tarea en el sujeto evaluado. Algunos de los más utilizados son el test de percepción de diferencias y el test de doble tachado de Zazzo, obtenido a partir de variaciones en el tamaño y el procedimiento de aplicación del test de percepción y atención de Toulouse-Pieron. Douglas y Peterson indican que la incapacidad para sostener la atención e inhibir las respuestas impulsivas es uno de los grandes impedimentos del ajuste social y escolar de los pacientes que presentan TDAH. Los niños con este trastorno tienden a cometer más errores de omisión y de comisión en una tarea de ejecución continuada.

En los últimos años se han llevado a cabo diferentes proyectos encaminados a obtener datos fiables y normativos con nuevos tests y pruebas de rendimiento continuo. Por ejemplo, el Test de Atención Selectiva y Sostenida, TASS destinado tanto a valorar la capacidad de estar atento como su persistencia y constancia en el tiempo.

El TASS está diseñado al estilo de la combina formas geométricas en diferentes colores para que los estímulos importantes, como las distracciones, se absorban fácilmente en la primera infancia. El reconocimiento de conceptos de tamaño, forma y color es posible a partir de los 3 años y 6 meses de edad, tal y como muestran los resultados obtenidos en el subtest de formación de conceptos de la escala MSCA. Consta de 5 opciones y 4 colores combinados, dando como resultado 20 cifras distribuidas aleatoriamente entre todas las filas que componen el examen. Se dividió en 2 formas de representación según los grupos de edad entre 4-7 años (TASS-A) y 8 años y más (TASS-B). Con el fin de simplificar el trabajo para las edades más tempranas, en TASS-A las filas son de 10 figuras y cada 2 filas completan el grupo total de 20. Además, las figuras son más grandes, quedan más separadas y el trabajo del desvío es más fácil (adaptado a las habilidades del grupo de edad objetivo). El tiempo de aplicación y el número total de filas que componen la prueba también son diferentes: 8 minutos y 54 filas para el TASS-A y 10 minutos y 75 filas para el TASSB.

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