Grap II

Breve introducción.

Teniendo en cuenta que Grap II no empezó sino, un tanto después de las otras materias –al igual que los años pasados- y el hecho de que este fuera ya el tercer año, alivió un poco el clima tenso, que a lo mejor, en ausencia de esas condiciones hubiese dificultado más el paso e integración de esta materia.

Un nuevo año de Grap, con él adviene un nuevo grupo de compañeros, también un coordinador diferente y todo lo que en aquella interacción se pueda encontrar; nuevos objetivos, diferentes estrategias de adaptación al grupo, y todo tipo de valoraciones personales, tanto hacia el grupo como de autocrítica.

Renovación de expectativas.

En particular, no soy un gran aficionado de esta materia, ni tampoco son mi fuerte las relaciones sociales, sin embargo… Hay veces que es necesario –y hasta puede también llegar a resultar útil- dejar a un lado las expectativas negativas, y ¿por qué no? Tratar de convertirlas en un desafío personal, combatiendo por sobre todas las cosas mi tolerancia a opiniones diferentes como también así, a alguna que otra tendencia antisocial.

Si bien las expectativas de los primeros años fueron casi nulas por el simple hecho de que no tuviese referencia alguna de la materia, a salvedad de un trabajo práctico que nos habrían dado en el curso de ingreso y por algún que otro comentario que nos hacían las profesoras a cargo, en el tercero tampoco ellas cambiaron mucho debido al poco impacto que me había causado esos primeros años. Al principio mis expectativas apuntaban a encontrar con un grupo similar al anterior año, pero no obstante, para mi sorpresa fue algo totalmente diferente…

El grupo y el coordinador.

En este apartado sólo me remitiré a nombrar aquellos aspectos que extrañaron a mis expectativas.

Que había ideologías y personalidades ‘antagónicas’ -por así decirlo-, las había, pero eran reducidas en su número. Con esto me refiero a que no eran más de 6 personas las que participaban activamente en todas las clases, y sin excepción; salvo cuando faltaba alguna de ellas, que literalmente, brillaban por su ausencia.

Un aspecto que llamó mi atención fue el gran rango de edades; punto vital para una amplia riqueza lograda en los debates; cuando los temas ameritaban de no solamente la participación de diferentes personalidades, sino también de diversas cosmovisiones generacionales.

Otro punto, también extraño por supuesto, fue mi participación dentro del grupo. Si bien al principio, hacia las dos primeras clases, movido más que nada por cuestiones de este preciso trabajo final participaba haciendo alguna que otra pregunta, luego de concluidas estas clases experimenté una extraña predilección por escuchar y observar al resto. Opté entonces, por una actitud en la que solo me limité a absorber, incorporar e asimilar algunos conocimientos -y sobretodo opiniones nuevas- que hasta ese momento, por así decir, no resultaban del todo compatibles con mi juicio. Fue así entonces que hasta las presentes clases, permanezco inquieto, pero callado, durante toda la clase, descubriendo si se quiere, una ‘nueva faceta’ que podríamos titular sin escrúpulos aprender a escuchar.

Con respecto a la coordinadora, se la vio envuelta en un papel bastante pasivo con respecto al año pasado. Este año solo acota lo ‘justo y necesario’ como si el total de los debates de cada clase estuviesen guionados, siendo ella la voz en off que intenta dar un cierre a los puntos de difícil comprensión. En otras palabras, es como si –en su función- no quisiese alterar la clase ni siquiera después de haber estado unos 13 largos minutos en silencio…

Temas propuestos

Estos surgían espontáneamente, en forma de interrogantes o bien para dar fin al silencio cuando este se volvía incordioso.

Los tópicos tocados fueron en el transcurso de las clases, bastante variados. Trataban temas académicos, mayormente

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