LA EXISTENCIA DE LA SEXUALIDAD INFANTIL, UN HALLAZGO QUE AMPLIÓ LA PERSPECTIVA PARA COMPRENDER EL DESARROLLO
Stiven TamayoEnsayo15 de Abril de 2017
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UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
LA EXISTENCIA DE LA SEXUALIDAD INFANTIL, UN HALLAZGO QUE AMPLIÓ LA PERSPECTIVA PARA COMPRENDER EL DESARROLLO
LUIS FERNANDO ZAPATA
LUZ HELENA SANCHEZ
WILMAR STIVEN TAMAYO
2016
LA EXISTENCIA DE LA SEXUALIDAD INFANTIL, UN HALLAZGO QUE AMPLIÓ LA PERSPECTIVA PARA COMPRENDER EL DESARROLLO
LUIS FERNANDO ZAPATA
LUZ HELENA SANCHEZ
WILMAR STIVEN TAMAYO
Profesor:
Juan Diego Lopera Echavarría
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUAMANAS
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA
FUNDAMENTOS DE PSICOANÁLISIS
MEDELLÍN, ANTIOQUIA
2016
Introducción.
Es indudable que la sexualidad no comprende exclusivamente el coito, sino también todas aquellas sensaciones o manifestaciones que producen placer en los seres humanos, no solo cuando se generan experiencias somato sensoriales que son propiciadas por un sujeto, un objeto e incluso el mismo individuo (a lo que Freud llama autoerotismo), se genera un aumento de la carga libidinal que crea una tensión sexual la cual busca su pronta descarga, dicho en otras palabras la satisfacción de la pulsión sexual. Igualmente, debe anotarse que también en el momento de aquella satisfacción puede darse en las perversiones sexuales (que se pueden presentar en personas sanas) y en la vida sexual de aquellos que la practican.
La obra titulada Tres ensayos de teoría sexual fue escrita por el neurólogo y padre del psicoanálisis Sigmund Freud en el año 1905, en la cual afirmó haber hallado una serie de prácticas que se intuían asexuadas en la época, demostrando que estas prácticas <
El siguiente texto es una exégesis de los puntos más relevantes de esta obra (según el criterio de los autores), en la cual se busca dar un análisis riguroso e intratextual en el que se da a conocer el planteamiento del autor, así como las contradicciones o aspectos ambiguos en sus formulaciones.
El siguiente ensayo no se basa en las investigaciones o teorías de otros autores, su apuesta es hacer un análisis a la teoría sexual infantil propuesta por Freud en el texto “Tres ensayos sobre teoría sexual” si bien, no se niega la pertinencia de otros avances teóricos sobre sexualidad y desarrollo infantil, ni se desconoce que la teoría de Freud en algunos conceptos y posturas a la fecha actual está un poco fuera de contexto; se considera este texto como un excelente elemento que comienza a dar una explicación de la relación entre la sexualidad y la etapa de la infancia y cómo esta relación influye de manera directa y determinada en los procesos del pensamiento y la vida anímica de los sujetos.
En el texto, Freud trata temas como las aberraciones sexuales, la metamorfosis de la pubertad, entre otros; debido a lo extenso de cada uno de los capítulos se optó por hacer alusión únicamente a la parte correspondiente al numeral 2. La Sexualidad Infantil, considerando la importancia que representa para el desarrollo normal o anormal de la vida sexual en los sujetos, evitándose llegar en su adultez a una fijación de hábitos obtenidos durante la infancia.
Desde 1896, el autor resalta la importancia de la vida sexual infantil y manifiesta gran curiosidad por la falta de bibliografía de otros autores que hicieran referencia al tema en su época, teniendo en cuenta que el análisis de muchos de sus casos sobre neurosis muestra que una gran parte de los problemas psíquicos tienen huellas mnémicas que corresponden a vivencias de la infancia y la pubertad, que se hace indispensable tratar para borrar sus síntomas (Freud. 1979, p. 37).
De esta manera la intención principal de este ensayo es favorecer la comprensión de la relación entre sexualidad e infancia, en tanto desde allí puede ser posible encontrar algunas explicaciones a situaciones relacionadas con lo sexual, tanto lo considerado “normal” como lo que no; entendiendo que para cada época esto de “normal y anormal” cambia significativamente.
La sexualidad infantil.
<< reaccionábamos con vivacidad frente a las impresiones, sabíamos exteriorizar dolor y alegría de una manera humana, mostrábamos amor, celos y otras pasiones que nos agitaban entonces con violencia>> (Freud, 2005.p 158).
La experiencia de Sigmund Freud obtenida a través de sus pacientes sobre la influencia de la sexualidad infantil en la etiología de la neurosis, lo llevó a indagar sobre esta, llevándose la sorpresa de que existía muy poca información por el desinterés que suscita este tema en la época, a causa de la opinión popular que creía que la pulsión sexual solo despierta en la pubertad. Freud a esto lo llama “el descuido de lo infantil” (Freud, 2005, p. 157). Este descuido fue ¡un gran error de la época! Ya que al pensar que la sexualidad tiene sus orígenes en la pubertad, atasco el conocimiento sobre la base de la vida sexual, dando como prioridad las investigaciones sobre la sexualidad del adulto, en la que “prestaron atención mucho mayor a la prehistoria constituida por la vida de los antepasados (vale decir, atribuyeron una influencia mucho más grande a la herencia) que, a la otra prehistoria, la que se presenta ya en la existencia individual: la infancia” (Freud, 2005, p. 157). Aunque Freud no niega la existencia de bibliografía especializada en el tema, tampoco dice que era la mejor, ya que esta no reconocía con claridad la existencia de la pulsión sexual que fuese una ley constitucional, sino que era vista como “procesos excepcionales, como curiosidades o horrorosos ejemplos de la temprana corrupción” (Freud, 2005, p. 157).
Es asombroso pensar como Freud se atrevió a investigar y escribir sobre este tema tabú en aquella época, afirmando que “un estudio a fondo de las manifestaciones sexuales de la infancia nos revelaría probablemente los rasgos esenciales de la pulsión sexual, dejaría traslucir su desarrollo y mostraría que está compuesta por diversas fuentes” (Freud, 2005, p. 157). La unión de fenómenos que gracias a la indagación psicoanalítica se han podido entender, al considerar al chupeteo como una exteriorización sexual, cree conveniente estudiar justamente en él los rasgos esenciales de la práctica sexual infantil (Freud, 2005, p. 164). Estos rasgos esenciales se observan según Freud en:
Su primera actividad, la más importante para su vida, el mamar del pecho materno (o de sus subrogados), no pudo menos que familiarizarlo con ese placer. Diríamos que los labios del niño se comportaron como una zona erógena y la estimulación por el cálido aflujo de leche fue la causa de la sensación placentera. Al comienzo, claro está, la satisfacción de la zona erógena se asoció con la satisfacción de la necesidad de alimentarse. El quehacer sexual se apuntala [anlehnen] primero en una de las funciones que sirven a la conservación de la vida, y sólo más tarde se independiza de ella.
En conclusión, en el chupeteo o el mamar con fruición hemos observado los tres rasgos esenciales de una exteriorización sexual infantil; 1. Esta nace apuntalándose en una de las funciones corporales importantes para la vida (ejemplo, el chupeteo del pecho materno); 2. Todavía no conoce un objeto sexual, pues es autoerótica (ejemplo, el onanismo del lactante); 3. Su meta sexual se encuentra bajo el imperio de una zona erógena (ejemplo, genitales), una peculiaridad de estas zonas en la etapa pregenital, es que funcionan con independencia de las pulsiones parciales. El rasgo más característico de la sexualidad infantil es el hecho de que la meta de la pulsión no está dirigida a otra persona, sino que se satisface en el cuerpo propio, es decir, es autoerótica.
Etapas pregenitales. Las zonas gonadales aún no han alcanzado un estadio de desarrollo que las posicione en su papel hegemónico (reproductivo) en la organización de la vida sexual, “hasta aquí hemos tomado conocimiento de dos de ellas, que hacen la impresión de unas recaídas en estadios anteriores de la evolución zoológica” (Freud, 2005, p. 180). En efecto son dos tipos de estadios que constituyen la formación sexual pregenital, los cuales son:
Primera: Oral – caníbal. Se presenta en el periodo de lactancia. “La actividad sexual no se ha separado todavía de la nutrición, ni se han diferenciado opuestos dentro de ella” (Freud, 2005, p. 180). Ya que el niño en esta etapa busca satisfacer la necesidad vital de alimentación, la cual “se obtiene mamando rítmicamente un sector de la piel o de mucosa” (Freud, 2005, p. 164). La meta sexual de esta primera etapa es “la incorporación del objeto” (Freud, 2005, p. 180). Dado que la añoranza de volver a sentir aquella satisfacción sexual, crea un deseo que nunca podrá ser satisfecho (como la primera vez), esto hace que el niño no se sirva de un objeto ajeno para mamar, sino que prefiera una parte de su cuerpo no solo por la comodidad que genera la independencia del mundo exterior el cual no controla, sino también porque se asegura una segunda zona erógena, esa necesidad incesante por repetir aquella satisfacción sexual hace que sea infructuoso evitar la separación con la necesidad de alimentación (Freud, 2005).
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