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La Biologia Del Conocer HUMBERTO MATURANA

kimberlyn_29 de Noviembre de 2013

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Humberto Maturana: La biología del conocimiento

Todo hacer es conocer y todo conocer es hacer.

Todo lo dicho es dicho por alguien.

Humberto Maturana y Francisco Varela, El árbol del conocimiento.

Las especulaciones del capítulo anterior sobre el conocimiento toman una forma radical en las explicaciones científicas de Humberto Maturana, biólogo chileno que desde fines de la década del 60 aporta una nueva concepción –revolucionaria- del fenómeno del conocimiento a partir de la interpretación de ciertos procesos neurobiológicos, como la percepción visual.

Si nos referimos al pensamiento de Maturana no es sólo por la importancia que el mismo tiene en la ciencia contemporánea por sus aportes a la teoría de los sistemas, la comprensión de la organización de los seres vivos y de la biología del conocimiento, sino sobre todo porque el modelo psicológico propuesto por Vittorio Guidano está plenamente consustanciado, en sus aspectos epistemológicos, con las propuestas de este autor, por lo que será más fácil para el lector comprender el pensamiento de Guidano si tiene en conocimiento, aunque más no sea somero, de aquellas propuestas.

Si bien Guidano construye gran parte de su teoría inspirándose en pensadores de la talla de Karl Popper y Friedrich Hayek, y conoce más tardíamente la obra de Maturana – lo cita recién en su último libro The self in process, publicado en 1991- reconoce que la lectura de Maturana le ha permitido, en los últimos años, articular las premisas epistemológicas de su modelo mediante una conceptualización más precisa: basándose en hipótesis formuladas científicamente en vez de en premisas filosóficas.

1. LA OBJETIVIDAD ENTRE PARÉNTESIS

Habíamos dicho que la propuesta de Maturana es de orden radical. Se comprenderá rápidamente esta calificación si se tiene en cuenta la hipótesis central de su sistema de pensamiento: al proponer "el camino explicativo de la objetividad entre paréntesis" como alternativa al tradicional "camino explicativo de la objetividad" se afirma que no nos es posible hacer referencia a nada externo a nosotros para convalidar nuestras explicaciones y, de esta manera, se niega taxativamente la posibilidad de la objetividad, principio sobre el cual se ha basado siempre, "orgullosamente", la ciencia.

Veamos cuál es el camino que recorre Maturana para llegar a afirmar la imposibilidad de la objetividad.

Mientras se desempeña como investigador en el campo de la neurofisiología de la visión de colores se encuentra con que no puede avanzar en sus investigaciones al no encontrar correlaciones entre los aspectos del mundo exterior expresados en términos físicos –energías espectrales, longitudes de onda, etc. –y los colores percibidos. Es decir que, en ese momento, y siguiendo el camino explicativo en la objetividad, Maturana intentaba encontrar correlaciones entre la actividad del sistema nervioso y los objetos externos a él.

Es entonces cuando llega a la conclusión de que no es posible encontrar las correlaciones buscadas debido a que el sistema nervioso opera como una red cerrada.

Vivimos con la certeza de que el color es una cualidad intrínseca de los objetos, de que el color que vemos depende de la luz que de ellos se refleja; es decir que si veo verde es porque a mis ojos llega luz verde, o sea luz de una cierta longitud de onda que "objetivamente" corresponde al color verde. Sin embargo, es posible probar (cf. Humberto Maturana y F. Varela,1984: 8 – 10), que nuestra experiencia de los colore es independiente de la composición en longitudes de onda de la luz proveniente de los objetos que miramos.

El que experimentemos un determinado color depende de una configuración específica de estados de actividad en nuestro sistema nervioso, la que está determinada por la estructura de nuestro sistema nervioso y no por la longitud de onda de la luz proveniente del objeto que miramos. 2)

Maturana puede probar que el mismo estado de actividad neuronal (por ejemplo, el que se da al ver una determinada tonalidad de verde) puede ser disparado por una variedad de perturbaciones luminosas distintas y, lo que es mucho más importante, que es posible correlacionar esos estados de actividad con el nombrar colores pero no con longitudes de onda (H. Maturana y F. Varela, 1984: 7 – 10).

Decir que el color que vemos no se correlaciona con la longitud de onda proveniente del objeto y que sí se correlaciona con el nombre que damos al color implica aceptar que el sistema nervioso opera como una red cerrada de relaciones y que, por lo tanto, opera en correlaciones internas y no captando dimensiones del mundo físico externo.

Si aceptamos las afirmaciones anteriores debemos aceptar también que no podemos referirnos a nada externo a nosotros para validar nuestras explicaciones y, entonces, de acuerdo con Maturana, pondremos la objetividad entre paréntesis.

A la pregunta acerca de si su propuesta no implica solipsismo, Maturana responde que no pretende hacer una metafísica ni discutir los distintos enfoques de tal disciplina –tanto el realismo metafísico como el idealismo son afirmaciones sobre la realidad –sino que, como biólogo, pretende construir una teoría científica explicativa del conocer que implica una teoría explicativa del observador que responde a las preguntas necesarias acerca de las habilidades cognoscitivas de ese observador.

Nuestra tradición cultural, señala Maturana, nos lleva a preguntarnos qué son las cosas, y buscamos por respuesta desde "el camino explicativo de la objetividad sin paréntesis" una descripción que dé cuenta del "ser de la cosa en sí misma" independientemente del observador y de las operaciones del observador al observar la cosa.

En cambio, desde el "camino explicativo de la objetividad entre paréntesis" la pregunta sobre el "ser" de la cosa cambia por la siguiente: ¿qué criterio usa el observador para afirmar que una cosa es lo que él dice que es? Es decir que desde esta última perspectiva las preguntas están referidas al observador y no a la realidad externa a él, y centradas en las operaciones y procesos del observador en el acto del conocer. En particular: ¿cómo es que puedo como observador hacer las afirmaciones que hago?, ¿cómo es que puedo operar mi operar como observador? (H. Maturana, 1990b)

2. LA IMPOSIBILIDAD DE DISTINGUIR EN LA EXPERIENCIA ENTRE ILUSIÓN Y PERCEPCIÓN.

Volver la mirada sobre las capacidades cognoscitivas del observador implica poner la vista en el dominio de la biología. Son los organismos 3) los que conocen y cuando se altera su biología se alteran también sus capacidades cognoscitivas.

El conocimiento es algo que ocurre en los organismos, es una experiencia. Al estudiar cómo ocurre esa experiencia Maturana encuentra una característica del conocimiento, común a todos los organismos, que reforzará aún más su argumentación acerca de la imposibilidad de la objetividad: "...los seres humanos, los seres vivos en general, no podemos distinguir en la experiencia entre lo que llamamos ilusión y percepción como afirmaciones cognitivas de la realidad [...] Ilusión y error son calificativos que desvalorizan una experiencia a posteriori con referencia a otra experiencia que se acepta como válida" (Humberto Maturana, 1990b: 42).

Por ejemplo: la muchacha que ve ir hacia ella a Pablo, el joven de quien se siente enamorada, tiene una experiencia emocional y una dinámica fisiológica concomitante –que corresponde a su experiencia real de ver a Pablo –independientemente de que un segundo después se dé cuenta de que cometió un error, tuvo una ilusión, y el muchacho que se acercaba a ella no era Pablo sino otro. Aquella emoción y aquella dinámica fisiológica, es decir, aquella experiencia, en el momento de ocurrir fueron la experiencia real de ver a la persona amada; el error, la ilusión es siempre a posteriori, es otra experiencia.

¿Cómo podría un ser que no puede, en la experiencia, diferenciar entre ilusión y percepción hacer referencia a algo externo a él mismo para validar sus explicaciones?

3. ¿QUÉ ES EXPLICAR? LAS EXPLICACIONES CIENTÍFICAS.

Desdeñar la objetividad al negar la posibilidad de apoyarnos en la realidad como factor de validación de nuestras explicaciones parece, a simple vista, lo mismo que negar la posibilidad del conocimiento científico. Sin embargo, para Maturana la objetividad no es una condición de la ciencia:

...la ciencia y la validez de las explicaciones científicas no se constituyen ni se fundan en la referencia a una realidad independiente que se pueda controlar sino en la construcción de un mundo de acciones conmensurables con nuestro vivir.

Humberto Maturana, 1990b: 51.

Según este autor, la tarea del científico es mostrar cómo surgen los fenómenos, 4) es decir que es una tarea explicativa, no predictiva de sucesos por ocurrir (Maturana, 1993;84).

Lo que la ciencia hace es explicar; se trata, entonces, de seguir un criterio de validación de las explicaciones científicas que no requiera del postulado de la objetividad.

Pero veamos antes qué entiende Maturana por "explicar", ya que no todas las explicaciones son explicaciones científicas:

Una explicación es la proposición de un mecanismo generativo o proceso que si se lo deja operar da origen, como resultado de su operación a la experiencia a explicar

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