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La Psicología De Las Situaciones De Comunicación Interpersonal.

Asari910121 de Noviembre de 2012

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Introducción:

En este trabajo estaremos viendo todo lo relacionado con la comunicación entre las persona, el origen, las causas y consecuencias de como suele comunicarse cada individuo. También veremos como vienen desarrollándose las diferentes formas de comunicación de las personas desde su infancia, es decir, desde sus primeros intercambios verbales según el tipo de hogar en el que crezca.

De igual manera, veremos los diversos tipos de comunicación desde el punto de vista psicológico, presentado por varios estudiosos de la materia. Así también veremos cómo surgen los diversos tipos de relaciones amorosas, los conflictos y fortalezas que estas se presentan de acuerdo a las situaciones dadas.

Al mismo tiempo, estaremos viendo el porqué de los problemas conyugales, y las soluciones psicologías presentadas a cada miembro de la pareja con el fin de que puedan ser solucionarlos.

Desarrollo:

La comunicación en el encuentro y la relación de alerta frente al que llega. En efecto pone en marcha una comunicación que se manifiesta ante todo como un intercambio verbal y casi intuitivamente, por lo que es interesante estudiarlo desde ese punto de vista.

El organismo pone en movimiento diferentes procesos neuropsicológicos, como reforzar el tono muscular, acentuar las descargas reticulares, modificar las ondas cerebrales, etc…

Los externoceptores, es decir, el órgano de los sentidos, sometidos a tensión por las descargas nerviosas del cerebro, se movilizan para definir el objeto que se aproxima. El hombre define ese “algo que se aproxima”, principalmente por la vista.

El primer esfuerzo por definir algo que se aproxima se realiza mediante la dimensión conocido-desconocido. Este tiempo de categorización es muy primitivo y, por lo tanto, está ligado a lo biológico. Todo nuestro aprendizaje social consiste en almacenar un gran número de conocimientos, de informaciones, que nos permitirán definir elementos de nuestro entorno, para poder localizar rápidamente las cosas “normales” al descodificarlas como “conocidas”.

Las actuaciones extrañas desencadenan una alarma y hacen oscilar nuestras actividades intelectuales encargadas de comprender para reducir la incertidumbre y la ansiedad causada. Se asocia un reflejo intelectual con lo desconocido, con la incertidumbre respecto al otro que se aproxima, destinado a reducir la incertidumbre y a remitir lo desconocido a lo conocido.

Como sostiene Goffman, el conformismo de la presentación de sí mismo se presenta como una comunicación que anticipa las reacciones de defensa del otro; Se sabe que, a grandes rasgos, lo que predetermina la categoría de percepción son las orientaciones del “sistema de pertenencia” del individuo.

“la sonrisa acogedora se encuentra en todas las razas humana; el deseo de relaciones se encuentra reproducido mediante secuencias idénticas de movimientos de los elementos de la cara (mirar, bajar los ojos, sonreír, volver los ojos; el abrazo); el abrazo levantado, con la palma de la mano hacia delante, constituyen siempre un gesto de acogimiento; el “acogimiento amigable” se indica siempre enarcando las cejas y sonriendo a continuación.

Todas estas señales tienen una misma finalidad: tranquilizan al otro, evitando o apaciguando una alerta defensiva, permiten el acercamiento al mostrar que no hay amenaza. Igualmente, hay signos de relación que remiten a una actitud hostil de rechazo. El aire hostil o amenazador, desdeñoso o despreciador, está ligado a determinados juegos de la fisionomía como el tipo de mirada.

Todas estas señales paralingüísticas permiten al individuo evaluar la naturaleza de la futura relación, así como situarse respecto a dicha relación. Podrá abandonar sus defensas o reforzarlas, o incluso evitar el encuentro.

La predisposición general hacia el otro.

El clima de la infancia y las relaciones vividas con la madre conforman una especie de “predisposición general hacia el otro” que constituirá el soporte de la relación que el adulto tenderá a entablar con el otro y, por tanto, el soporte de las comunicaciones que podrá realizar. Una madre tranquila, amante y confiada ayuda a su hijo a construir una especie de aptitud para formar parte de una relación de confianza con el otro, que lo ayuda en todas su comunicaciones.

De modo inverso se sabe que los niños maltratados, cuando se convierten en adultos, tienen grandes dificultades a la hora de establecer relaciones de confianza o de simpatía con los otros.

La identificación.

Se dan tres posibles niveles de identificación del otro: se le identifica como un conjunto cultural, con un grupo o bien en relación con nuestra propia psicología.

Los índices que definen los elementos de la categorización social son, en primer lugar, los signos y elementos que constituyen la fachada social, es decir, los signos exteriores y apariencias. Dichos signos son esencialmente culturales, es decir, que los hemos aprendido mediante nuestra participación en la sociedad. El aprendizaje social consiste en almacenar informaciones para poder localizar rápidamente a los otros, lo que nos permitirá localizarlos.

Los experimentos sobre las identificaciones de otro muestran que la evolución no se realiza mediante “signos’’ aislados., sino con ayuda de formas perceptivas, percibidas inmediatamente en tanto que totalidades localizables.

Estos experimentos muestran que quienes poseen una débil capacidad de identificación se fían de lo que toman por elementos preponderantes, que los orientan hacia una mala definición. Sólo las personas que conocen bien el grupo social al que el otro pertenece son capaces de escoger el detalle verdaderamente “revelador”.

La etología humana ha localizado algunos signos fundamentales de la identificación social. El modo en el que uno se mantiene, el modo de comportarse, el modo en el que uno se presenta… Todo esto define el prestigio del individuo, muestra el grado de consideración que tienen derecho a esperar, en resumen, le propone al otro una definición de la situación en relación con la dimensión dominante-dominado.

La identificación de la relación y la presentación.

La importancia de la frecuencia con que se mira a alguien es un índice del interés que presenta. Por ello, mirar a menudo a alguien significa mostrarle que queríamos hablar con él.

Ante esta estructuración de la situación de relación, los individuos pueden elegir entre numerosos comportamientos. En el caso que se acepte la situación, se desarrollan entonces los primeros intercambios de un juego de interacciones en los que cada uno va a intentar realizar sus intenciones.

El individuo que nos encontramos no permanece neutro. Al igual que hacemos nosotros en un encuentro, él se esfuerza por proponernos su imagen. Lo hace para influenciar la futura comunicación, para que se lleve a cabo como él desea.

En primer lugar, a nivel de reflejo biológico, el encuentro con el otro tiene tendencia a suscitar dos tipos de presentación de sí mismo: la conformidad y la reacción de prestancia.

Al referirnos a la presentación de conformidad, hemos visto (según estudios realizados por Sartre) que la tendencia espontanea del individuo observado consistía en comportarse de modo adecuado, es decir, acorde con las normas de comportamiento habituales en una determinada situación ambiental. Conformándose, es decir, haciendo como todo el mundo, el individuo tiene menos posibilidades de suscitar un juicio negativo.

En cuanto a la presentación de prestancia, esta reacción de postura se produce mediante una simulación refleja de tonos musculares.

La manipulación de imagen de sí mismo que se da el otro.

Goffman ha estudiado abundantemente el encuentro y ha mostrado que cada uno de los actores que participan intenta, mediante diferentes señales y comportamientos, darle al otro una idea de sus intenciones y del modo en que define la situación y, por tanto, del modo en que él quisiera que se desarrollara la comunicación.

De ese modo, posturas, actitudes, gestos… Forman una comunicación de composición, cuyo objetivo es indicar a los otros cómo situarse y cómo pretende ser percibido el actor principal.

Todos los psicólogos han observado la importancia del primer contacto y la dificultad en deshacerse del estilo de relación que se había establecido en esa ocasión.

Para las personas que ejercen actividades de servicio, el cumplimiento correcto de su tarea depende, con frecuencia, de su aptitud a la hora de tomar y mantener la iniciativa en la relación. Dicha aptitud exige una sutil agresividad por su parte, ya que poseen un estatus socioeconómico inferior al de sus clientes.

Los primeros intercambios verbales.

Buytendijk sostiene que el encuentro con el otro supone incertidumbre. Contiene gérmenes de inseguridad, incluso de ansiedad. En la situación que origina todo encuentro e constituye el secreto inagotable del otro, el disimulo de su existencia, la determinación de su existencia enraizada en la libertad.

La noción de “situación idiomática’’ procede de la etología. Tinbergen inició este tipo de reflexión al analizar la famosa danza del pez picón macho delante de la hembra preñada que tiene el vientre rojo. Se trataba de la primera forma de comunicación ritual del mundo animal descrita en su función comunicativa. Este autor fue, por tanto, el primero que introdujo la noción de secuencia de comportamientos ligada a una situación biológica concreta.

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