La noción de muerte digna desde el discurso médico, el jurídico y de la salud mental. Análisis de las nuevas coordenadas históricas desde la perspectiva ética.La noción de muerte digna desde el discurso médico, el jurídico y de la salud mental. A
Enviado por soyeduu • 21 de Mayo de 2017 • Tesina • 13.222 Palabras (53 Páginas) • 377 Visitas
1. Introducción El presente trabajo constituye una tesis de grado como requisito de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de Buenos Aires. A través de una revisión bibliográfica y de la recolección de datos obtenidos de diferentes fuentes, se propone el desarrollo teórico del concepto de muerte y los cambios que éste ha sufrido en sus aspectos legales y subjetivos. Es de interés poder comprender las transformaciones de la representación social del concepto de muerte hasta la actualidad en el marco histórico de nuestro país y ver cómo propició la aprobación de la Ley sobre Muerte Digna del año 2012. A tal fin, se realizará una investigación bibliográfica sobre referencias históricas y antecedentes del concepto de muerte desde la edad media hasta la actualidad. Luego se analizarán dos casos locales de relevancia, que promovieron la promulgación en la Argentina de la llamada Ley sobre Muerte Digna (Ley Nº 26.742) en el año 2012. A partir de esto, ambos casos, de diferentes modos obtuvieron una resolución.
2. Planteo del problema
La curiosidad por el tema de la muerte ha provocado un sinnúmero de investigaciones y debates sobre la misma. En primera instancia se debe entender que la muerte es el destino inevitable, en tanto es la conclusión o culminación de la vida de todos los seres vivos y constituye un proceso natural. Así lo acreditan las diferentes vivencias que se encuentran registradas en la literatura universal. A lo largo de la historia el ser humano rechaza el dolor y huye de todo lo que causa sufrimiento: (…) quieren llegar a ser felices, no quieren dejar de serlo. Esta aspiración tiene dos fases: un fin positivo y otro negativo; por un lado, evitar el
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dolor y el displacer; por el otro, experimentar intensas sensaciones placenteras (…) El sufrimiento nos amenaza por tres lados: desde el propio cuerpo que, condenado a la decadencia y a la aniquilación, ni siquiera puede prescindir de los signos de alarma que representan el dolor y la angustia; del mundo exterior, capaz de encarnizarse en nosotros con fuerzas destructoras omnipotentes e implacables; por fin, de las relaciones con otros seres humanos. (…) No nos extrañe, pues, que bajo la presión de tales posibilidades de sufrimiento, el hombre suele rebajar sus pretensiones de felicidad (como, por otra parte, también el principio del placer se transforma, por influencia del mundo exterior, en el más modesto principio de la realidad); no nos asombra que el ser humano ya se estime feliz por el mero hecho de haber escapado a la desgracia, de haber sobrevivido al sufrimiento. (Freud 1929 [1930]).
En cuanto a la muerte, muchos se niegan a aceptarla como algo natural ya que consideran indigno tener que pasar por un proceso de deterioro del cuerpo. Respecto a lo anterior, Marí-Klose Marga y M. de Miguel Jesús, autores de “El canon de la muerte” (2000), rescatan que la mayoría de las personas prefieren: “(…) En primer lugar, y más importante se desea morir sin dolor, y sin sufrimiento. Sentir dolor resulta lo más atemorizador y preocupante de la muerte, incluso más que la propia muerte (…) Se prefiere abandonar este mundo de forma rápida para evitar al máximo la angustia y el sufrimiento” (pp. 117-118). A su vez el psicólogo Michel Fariña, J. J., autor de “Eutanasia y suicidio asistido: Narrativa cinematográfica de la muerte que más duele” (Septiembre 2010), señala: En el film, Kevorkian, que aparece defendiendo su posición al extremo, cuestiona incluso la eutanasia pasiva, comparando la muerte lenta por inanición a la que se somete al paciente con el largo tormento que debieron padecer los prisioneros en los campos de concentración. Para él, la muerte es un derecho tan elemental como la vida y no debe ser escamoteado.
Por ende, durante muchos años los individuos han alzado sus voces abriendo numerosos debates sobre la manera de tratar la muerte. Esto ha expuesto las divergencias entre la voluntad de los individuos y las disposiciones legales. Se puede tomar como ejemplo uno de los casos más recientes, el caso de la norteamericana Brittany Maynard, que puso nuevamente el tema sobre la mesa y hasta el propio Vaticano salió a remarcar su postura al respecto. La joven tenía 29 años cuando se enteró que padecía cáncer terminal. Según le informaron los médicos, le quedarían
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algunos meses de vida y la enfermedad le causaría un dolor prolongado. Ante la contundente noticia, Brittany decidió llevar a cabo un suicidio asistido. En el artículo, “Los casos que hicieron historia sobre eutanasia y muerte digna”, el diario Infobae (2015) expuso:
En los Estados Unidos, su lugar de origen, apenas cinco estados avalan el derecho a una muerte digna, por lo que se trasladó, junto con su familia, de Oakland (California) al vecino estado de Oregón, donde sí está permitida esta práctica. Antes de morir, la joven dejó en claro cuál era el legado: "Hay que cambiar esta política sanitaria y que esté disponible para todos". Sólo Oregón, el estado de Washington, Montana, Nuevo México y Vermont permiten esta práctica en los Estados Unidos. (Infobae, 2015).
El programa mexicano de televisión “Entre Mujeres” (2014) dedicó un tiempo al caso de Brittany Maynard. En el debate llevado a cabo, la conductora Mariana Hernández comenta: “Yo estoy completamente a favor (…); ella misma [Brittany Maynard] dice¨: ‘no saben el alivio que a mí me provoca saber que voy a elegir el cómo, el cuándo y el con quién’. Frente a esto, su compañera del programa, Mariana Jiménez, comenta: “(…) que alguien decida la fecha de su muerte (…) yo no estoy de acuerdo (…) yo creo que todo el mundo tenemos derecho a decidir nuestra vida pero nosotros no somos nadie para terminarla, yo soy una persona católica”. Finalmente, la comunicadora y columnista Kimberly Armengol dice: “(…) yo estoy totalmente de acuerdo con que tengan el derecho de decidir, o sea no podría tener una postura muy clara sobre si se aplica o no se aplica, yo lo haría, no lo haría, pero que tengan el derecho de hacerlo”. Por lo tanto, se observan diferentes posiciones discursivas a favor y en contra de proponer como último acto humano decidir cómo y cuándo morir. Lograr hacer de la muerte el derecho al que todo sujeto debería tener acceso sin mayores complicaciones, decidiendo
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