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La Muerte Digna


Enviado por   •  16 de Octubre de 2011  •  3.291 Palabras (14 Páginas)  •  1.267 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA

UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

ALDEA BOLIVARIANA “GENERAL EN JEFE JOSÉ FÉLIX RIBAS”

PFG: ESTUDIOS JURÍDICOS

CÁTEDRA: “DERECHOS HUMANOS Y MODELOS DE DESARROLLO”

Profesora:

Dra. Laura Rodríguez D. Autora:

Azuaje, Yajaira C.I. 3.934.179

VII Semestre Sección “1”

2011La Victoria, junio 2011

INTRODUCCIÓN

Exponer la orientación del hombre hacia su propia muerte en la realidad social, decidido está la inminente unión de la vida la muerte y la cultura. De Montaigne viene la frase “Tú no mueres porque estás enfermo, mueres porque vives”

Para sostener la posibilidad de la existencia de un derecho a una muerte digna, la doctrina argumenta que el consentimiento del dueño de ese derecho a la vida puede eliminar la anti juridicidad del hecho de quitar la vida a esa persona.

Desde el punto de vista del Derecho Penal no se admite esta posibilidad ya que el consentimiento no es válido, aunque en ocasiones este consentimiento sirve para atenuar la responsabilidad del imputado en el delito de lesiones.

Ahora bien, en relación con el consentimiento, las diferentes consideraciones religiosas sostienen mayoritariamente que las personas no son titulares de la vida, sino meros administradores de ella, sin posibilidad de disponer de la misma. La vida tiene un componente social que hace que esta no sea exclusiva de las personas, por tanto, el estado tiene la obligación de protegerla frente a otras personas y frente al titular de la misma.

De esto, pienso que la eutanasia si puede ser un derecho pero bajo ciertas condiciones, aunque como veremos a lo largo de esta trabajo, tiene sus puntos a favor y en contra, además de las implicaciones morales y legales que trataremos de vislumbrar en este trabajo.

PLANTEAMIENTO

El tema de la muerte suele ser evadido, ignorado y escondido en nuestra sociedad La autonomía de la voluntad de las personas, en épocas anteriores los motivos en que se ha basado la sociedad para aceptar o condenar la eutanasia han sido muy diversos (políticos, sociales, culturales, religiosas...), pero en muy pocas ocasiones se tuvo en cuenta la voluntad de las personas. Así pues, el problema principal hoy día consiste en saber si existe un derecho subjetivo de la persona a disponer de su propia vida hasta el punto de poder decidir cuándo ponerle fin.

Si se piensa bien, existen argumentos a favor y en contra de la eutanasia: de la cual se puede esgrimir los siguientes:

 La vida como un derecho inalienable, al optar por la eutanasia, estoy entregando mi libertad y al mismo tiempo acabando con ella.

 Los límites de la Eutanasia: ¿bajo qué circunstancias se debe aplicar? ¿Cómo legislarla? Aunque aquí se plantean ciertos límites, aún no es claro cómo aprobarla, bajo qué límites.

 Existe una dificultad de toma de posición en el caso de los enfermos mentales.

 Las expectativas: ¿Cómo sé si aquella persona que hizo su testamento en vida autorizando ésta práctica no se arrepintió en el último momento?

Se plantea entonces, “Mientras hay vida hay esperanza” dice un dicho popular, sin embargo, hay que analizar y desentrañar aún más el verdadero significado de esta frase, alguien podría decir, ¿y si al otro día se encuentra la cura contra ésta enfermedad? Asimismo, Los mismos ejecutantes podrían ser tomados como verdugos, lo que puede implicar en una sociedad como la nuestra, una pérdida de confianza en la persona tratante de mi enfermedad Como tantas interrogantes, tantas respuestas, Como también, podría institucionalizarse unos derechos no sólo del paciente terminal, sino de la familia en sí.

Es así, como los principios de la bioética podemos encontrarlos ya en el juramento hipocrático aunque más concretamente los encontramos en la Carta de los Derechos de los Enfermos, en la cual aparece ya el derecho a una muerte digna. A través de estos principios se puede analizar la eutanasia, concretamente a través de los principios de no maleficencia, beneficencia y autonomía. Si partimos del principio de no maleficencia, la eutanasia no sería posible pues este principio implica que el médico no puede usar sus conocimientos para producir daño al enfermo y por lo tanto no podría producirle un daño irreversible como es la muerte.

El problema surge con los pacientes incurables o terminales, a los que este principio no parece afectar ya que su enfermedad no tiene cura y su destino es la muerte. La cuestión es si esa muerte, que ocurriría a corto o a largo plazo, se pudiese adelantar para evitar el sufrimiento innecesario del enfermo. Uno de los principios más importantes en el tema de la eutanasia es el principio de autonomía del enfermo, que involucra la capacidad de decisión del paciente. Según este principio las opiniones y decisiones del enfermo deben ser respetadas en todo momento, ya que son expresión de la autonomía inherente a todo ser humano.

Ahora bien, la Bioética tiene también unos principios jurídicos que la sustentan, como son el principio de la santidad y calidad de la vida, que defienden que la vida es digna de protección y respeto con independencia de las circunstancias en que se viva. Estos principios suponen una gran barrera a la eutanasia, que sería considerada como la violación más grave a los mismos. El principio de calidad de la vida puede oponerse a favor de la eutanasia pues prescribe el derecho de todo ser humano a un cierto nivel de vida. De esta forma, y apoyándose también en el principio de autonomía de la voluntad, podría defenderse que una persona en circunstancias en las que su calidad de vida se haya deteriorado mucho y en la que no existieran posibilidades de mejora, pudiera exigir que se pusiera fin a su vida.

Entonces, el principio de autonomía habría que ponerlo en relación con estos principios jurídicos y de esta forma se puede entender que cada persona tiene derecho a dirigir su destino personal y moral, lo que ocurre es que el Estado puede intervenir limitando esa autonomía. Hoy día, gracias a los avances de la medicina se consigue alargar significativamente la vida de los pacientes, pero no siempre se tiene en cuenta la voluntad de estos, ocasionándoles con esa continuación una vida llena de graves padecimientos.

Muchos de estos problemas se evitarían si se admitiese la validez

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