Las cualidades psíquicas

Capítulo IV. Las cualidades psíquicas

“Los consciente coincide con la consciencia, todo lo psíquico restante construye lo inconsciente. La consciencia es un estado muy fugaz. Cuanto se es consciente, solamente lo es por un instante. La percepción consciente, lo es sólo por un instante. La percepción consciente de nuestros procesos de pensamiento pueden “seguir con vida”, pero también pueden extinguirse en un instante. Difícilmente existe un proceso psíquico que no pueda permanecer preconsciente en ocasiones, aunque por lo regular irrumpe a la consciencia” (Freud, p. 30, 2013)

Existen tres cualidades de los procesos psíquicos: preconscientes, conscientes o inconscientes. El preconsciente se torna consciente sin la intervención de uno mismo y lo inconsciente puede volverse consciente mediante nuestros esfuerzos. En el estado del dormir se produce una disminución de los esfuerzos mencionados, con el resultado de aparición violenta de algo que tiene contenidos inconscientes; así es como se establecen los sueños. A la inversa, los contenidos preconscientes pueden apartarse de nuestro alcance por un tiempo, quedando bloqueadas por los esfuerzos y resistencias. La consciencia está vinculada a las percepciones que los órganos sensoriales reciben del mundo exterior.

“El interior del yo, tiene la cualidad de preconsciente. El estado preconsciente, caracterizado por su accesibilidad a la consciencia y de otra por su vinculación con los restos lingüísticos.” (Freud, p. 34, 2013) Lo inconsciente es la única cualidad dominante en el ello. Anteriormente, todo era ello pues el yo se desarrolló del ello por la gran influencia del mundo exterior. Los procesos del inconsciente o del ello siguen leyes distintas de las que dictan los procesos en yo preconsciente.

Capítulo V. Aclaraciones a la interpretación de los sueños

Lo que vivimos y conocemos como sueño (dormir) es una actividad psíquica. El sueño es un fenómenos habitual y rutinario en la vida de todos los seres normales. “El sueño puede ser confuso, incomprensible y aun absurdo; sus contenidos pueden contradecir a todos nuestros conocimientos de la realidad, y en él nos conducimos como dementes, al adjudicar, mientras soñamos, realidad objetiva a los contenidos del sueño.” (Freud, p. 38, 2013) Lo que recordamos como sueño, después de despertar, no coincide con el verdadero proceso del sueño (onírico), sino que es una “fachada” tras la cual se oculta éste. La elaboración onírica enseña como el material del ello se impone al yo, torna preconsciente y sufre modificaciones que se conocen como deformación onírica.

La elaboración onírica “adquirió durante el reposo la fuerza necesaria para hacerse valer en yo, o bien un impulso insatisfecho procedente de la vida diurna, un pensamiento preconsciente, con todos los conflictos que lo animan,

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