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Materiales Para Planeacion


Enviado por   •  4 de Octubre de 2014  •  882 Palabras (4 Páginas)  •  243 Visitas

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Cuento “El pingüino y el canguro”

Había una vez un canguro que era un auténtico campeón de las carreras, pero al que el éxito había vuelto vanidoso, burlón y antipático. La principal víctima de sus burlas era un pequeño pingüino, al que su andar lento y torpón impedía siquiera acabar las carreras.

Un día el zorro, el encargado de organizarlas, publicó en todas partes que su favorito para la siguiente carrera era el pobre pingüino. Todos pensaban que era una broma, pero aún así el vanidoso canguro se enfadó muchísimo, y sus burlas contra el pingüino se intensificaron. Este no quería participar, pero era costumbre que todos lo hicieran, así que el día de la carrera se unió al grupo que siguió al zorro hasta el lugar de inicio. El zorro los guió montaña arriba durante un buen rato, siempre con las mofas sobre el pingüino, sobre que si bajaría rondando o resbalando sobre su barriga...

Pero cuando llegaron a la cima, todos callaron. La cima de la montaña era un cráter que había rellenado un gran lago. Entonces el zorro dio la señal de salida diciendo: "La carrera es cruzar hasta el otro lado". El pingüino, emocionado, corrió torpemente a la orilla, pero una vez en el agua, su velocidad era insuperable, y ganó con una gran diferencia, mientras el canguro apenas consiguió llegar a la otra orilla, lloroso, humillado y medio ahogado. Y aunque parecía que el pingüino le esperaba para devolverle las burlas, este había aprendido de su sufrimiento, y en lugar de devolvérselas, se ofreció a enseñarle a nadar.

Aquel día todos se divirtieron de lo lindo jugando en el lago. Pero el que más lo hizo fue el zorro, que con su ingenio había conseguido bajarle los humos al vanidoso canguro.

1. Ayúdale a conocerse. Enséñale a aceptarse tal como es, transmitiéndole que todos somos “únicos e irrepetibles”, y que nuestro valor como persona reside en este principio. Ayúdale a encontrar sus puntos fuertes para que aprenda a compensarlos con los débiles. “No eres excelente jugando al fútbol, pero haces unos dibujos muy bonitos”.

2. Huye de las etiquetas. “Eres lento”, “Mira que eres patoso”… Si una y otra vez le repites que es lento, terminará creyéndoselo y reaccionando en consecuencia. No le humilles y evita los gritos y las críticas delante de los hermanos o los amigos.

3. Valora sus esfuerzos, no los resultados. Si el balance final es satisfactorio o no es secundario. Tu actitud debe centrarse en animarle, en abonar el camino para que la siguiente vez que quiera intentar esa misma tarea, se vea con ganas y, sobre todo, se sepa capaz.

4. Ponle límites y metas. Cuando se enfrente al mundo real, no podrá conseguir las cosas “porque sí”, y entonces se sentirá enormemente frustrado. Por esta razón, enseñarle a tener paciencia, a aplazar sus deseos, y a lograr las cosas mediante

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