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Motivacion


Enviado por   •  4 de Mayo de 2013  •  2.463 Palabras (10 Páginas)  •  229 Visitas

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LA MOTIVACIÓN PARA EL APRENDIZAJE. FRACASO ESCOLAR.

Charla de Abilio de Gregorio.

“El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea importante.”. Capítulo XXI de El Principito (Saint Exupery).

Comenzó Abilio diciendo que el término de fracaso escolar tiene que ver con distintas variables. Tiene que ver con las capacidades y las actitudes y los padres tenemos que conocerlas.

A la pregunta de qué es enseñar responde que enseñar no es sólo trasmitir conocimientos. Los jóvenes tienen que aprender a desarrollar capacidades, la adolescencia en una etapa de afirmación y de conflictos emocionales que suponen una limitación a la capacidad de atención y a la motivación para el estudio.

La actividad intelectual supone un esfuerzo de voluntad + una motivación. Dijo que debemos ser sinceros con nuestros hijos y que cuando les decimos que “Querer es poder”, les estamos mintiendo. Se necesita tener unas aptitudes y un gran esfuerzo de voluntad, y cuando éstas no existen, se suscitan sentimientos de inseguridad y de culpabilidad en ellos.

Hay pues que unir VOLUNTAD Y MOTIVACIÓN.

1. La palabra motivación procede de motor, y es la fuerza que mueve nuestra conducta, no sólo para que se mueva, sino también para que se mantenga.

2. Decía Abilio que las cosas naturales no necesitan motivación: para comer cuando tenemos hambre, ir a la cama después de una jornada de trabajo, no necesitamos hacer ningún esfuerzo, el cuerpo nos lleva sólo. Tampoco necesitamos motivación para hacer lo que nos gusta: ver una película, un partido de fútbol. Sí necesitamos motivos fuertes, en cambio, para madrugar y también para estudiar: EL ESTUDIO ES SIEMPRE UN ESFUERZO.

3. La tendencia a hacer un esfuerzo, depende, nos dijo Abilio, de tres factores: de los motivos que tengamos , por las previsión de éxito y por los incentivos de éxito.

Aquí nos ponía distintos ejemplos como el de una persona que se plantea llevar a cabo un régimen de adelgazamiento:

- primero tiene que tener motivos: querer bajar unos kilos para lucir mejor tipo en bañador, estar más sana, etc…

- pero además debe saber que va a ser capaz de hacer el régimen durante un tiempo mínimo: tres meses, por ejemplo.

- y por último tiene que ir viendo que su esfuerzo merece la pena, es decir, tiene que tener gratificaciones.

Si alguno de estos factores es nulo, por muy grandes que sean los otros, el resultado será negativo e impedirá la acción: Si a la segunda semana ve que no ha adelgazado ni un gramo, a la tercera tampoco,…, abandonará su esfuerzo.

¿Qué motivos puede tener el adolescente para estudiar?.

Decía Abilio que los motivos son de dos tipos:

a) INTRÍNSECOS: que son los propios de la actividad del alumno con el profesor y que hacen referencia a si éste hace la clase atractiva, hace que el alumno entienda lo que explica, conecta con los puntos de interés del alumno, etc.…

b) OTROS EXTRÍNSECOS: de fuera del aula, que son los que afectan a la construcción de la PERSONALIDAD y de su ambiente.

Todas las personas tenemos tres dimensiones que Abilio nos representó como una gran hache mayúscula H con tres dimensiones:

1. Una dimensión vertical, de arriba abajo. Es la dimensión BIOLÓGICA, que es necesario satisfacer para vivir: a ella pertenecen nuestras necesidades de alimento, de descanso: hambre, sueño,…

2. Una dimensión horizontal, la dimensión AFECTIVA. Incluye las necesidades de cariño y de relación estable con los demás: ser queridos, aceptados, tener amigos.

3. Una dimensión vertical, de abajo a arriba, que es la dimensión de sentido y se refiere a la necesidad de percibir sentido en lo que hacemos. Si empezamos a leer un libro de quinientas páginas y en la primera no entendemos nada, lo intentamos de nuevo y seguimos sin comprender y así ocurre una vez más, es seguro que abandonaremos la lectura de éste ,desanimados. Ante una vida sin sentido también surge el desánimo, la depresión.

En cada una de estas dimensiones tenemos necesidades, es decir tendencias que no cesan. Ante las necesidades biológicas, como el hambre por ejemplo, la comida es la motivación que mueve mi conducta ; en las necesidades afectivas: el deseo de sentirse querido, comprendido, valorado… es una motivación que nos lleva a buscar el afecto de los demás dando muestras de simpatía, que utilicemos las buenas notas en los estudios para provocar admiración y sentirnos más valorados, etc. ; ante las necesidades de sentido, los ideales mueven nuestra conducta en busca de una personalidad más generosa altruísta o solidaria.

¿Cómo funcionan estas tres dimensiones en el adolescente?

Abilio nos invitaba a hacernos determinadas preguntas como ¿tienen nuestros hijos cubiertas sus necesidades primarias, que son las biológicas? La respuesta es afirmativa: todos nuestros hijos están bien alimentados y cuidados. Pero nos hacía una observación: a los hijos no hay que darles todo lo que piden, sino LO QUE NECESITAN.

La segunda pregunta es ¿se sienten queridos nuestros hijos?.

Antes de responder pensemos en cuándo nos sentimos queridos nosotros y cuando no. No me siento querido cuando no me siento atendido, cuando no tienen tiempo para mí. No me siento querido cuando no me siento comprendido, y cuando no me siento valorado.

Para entender bien estas sensaciones Abilio nos puso ejemplos de adultos: si el jefe, por haber tenido una equivocación me grita que soy un inútil, en vez de exigirme que solucione el error; si mi esposo nunca puede dedicarme algo de su tiempo porque tiene la agenda completa con su trabajo y demás asuntos; si el marido siempre que puede saca a colación lo buena cocinera que era su madre, y la esposa lo inteligente y manitas que era su padre ¿Cómo nos sentimos?

El vacío afectivo produce un repliegue en uno mismo y deja a la persona sin energía para vivir.

Meternos en la piel de nuestro hijo nos puede ayudar a saber qué siente y qué espera de nosotros.

El joven solamente puede llegar a la tercera dimensión si ha obtenido cierto nivel de satisfacción en la segunda dimensión. En este punto nos alertaba Abilio diciendo que si se sobrepasa el efecto de cada umbral, entonces neurotizamos la necesidad. Es lo que ocurre al que llamamos consumidor compulsivo, o al egoísta afectivo, QUE NO

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