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PASAJEROS RECUERDAN


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2014  •  Informe  •  1.411 Palabras (6 Páginas)  •  149 Visitas

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PASAJEROS RECUERDAN

Durante una hora, Jaime Arellano se convirtió en paramédico. Removió las latas del bus para rescatar a las víctimas que quedaron dispersas en la ladera, en el km 16 de la vía Alóag-Santo Domingo.

Él sobrevivió al accidente. Viajaba en el asiento 20 de la unidad 148 de la Cooperativa Panamericana. El vehículo cayó a un barranco de 300 metros de profundidad. 15 pasajeros fallecieron y hubo 13 heridos.

Hoy se cumplen 10 días de ese siniestro. Arellano salió el miércoles anterior del Hospital Inglés y desde entonces se recupera en su casa, en la Comuna Central de Tumbaco. Tiene heridas en la cabeza y perdió parte de su dentadura.

Para él eso es leve en comparación con lo que vio la madrugada del 8 de noviembre en el km 16. Había personas con fracturas en las piernas, en los brazos... Otras no se movían.

Escuchó los gritos de auxilio y los lamentos de los pasajeros. “Una chica me pedía que ayudara a su mamá, que no la dejara morir”, confiesa Arellano. Abrió las maletas que encontró en la ladera y tomó un desodorante para reanimarla.

Al resto de víctimas las cobijó con pantalones, sacos y cobijas. Eran las 04:30 y había un viento helado. Arellano fue quien reportó el accidente al ECU 911.

La segunda llamada la hizo a su esposa. Le dijo que el bus se volcó y que estaba en una peña, pero no le creyó. Acercó el teléfono a las víctimas para que escuchara los gritos.

La unidad 148 salió de la Terminal Terrestre de Manta con destino a Quito la noche del viernes 7 de noviembre. En Portoviejo hizo una segunda parada para recoger más pasajeros. Gonzalo Falconí, un abogado quiteño de 60 años, tomó el bus en esa ciudad para retornar a la capital. Fue uno de los 15 fallecidos.

Su familia se enteró de su muerte en horas de la tarde. Nadia habló con su padre cuatro días antes del accidente. Se negó a creer que él podía estar en ese bus. El plan de Falconí era regresar el lunes 10 de noviembre. El hermano y un tío de Nadia viajaron a la morgue de Machachi para reconocer el cuerpo. La joven de 27 años recuerda esos momentos. “Nos dijeron que trajeron peritos extranjeros (para las autopsias)”.

Ella ahora busca respuestas. Dice que los trámites para retirar los cadáveres de las morgues deberían ser más rápidos. También, quiere que se aclare cómo la unidad 148 pudo salir de una terminal terrestre si tenía fallas mecánicas. “¿Quién fue la persona que autorizó la salida del bus? No necesito campañas de tres meses, sino una que sea consistente. Los conductores son responsables de su vida y la del resto”.

Se refiere a los 12 “defectos” que los técnicos de la revisión vehicular de Guamaní (sur de Quito) detectaron en esa unidad, el 24 de octubre del 2014. Tenía nueve deficiencias tipo III, dos tipo II y otro tipo I.

Los defectos de este primer grupo representan un “riesgo inminente” para la seguridad de los ocupantes de un vehículo, para terceras personas y para el ambiente, según el Instructivo de Revisión Técnica Vehicular 2014 de la Agencia Metropolitana de Tránsito.

Ahora la familia de Falconí se plantea hacer un homenaje póstumo el próximo mes. Quieren organizar un ciclopaseo en su honor. Entre los ciclistas quiteños, él era conocido por sus llamativas bicicletas. Era aficionado a la mecánica y fabricaba sus propias bicis.

Hasta las 17:00 de ayer, nueve heridos permanecían hospitalizados en cinco casas de salud de Quito. Sus estados son estables y se recuperan en el área de traumatología, de poscirugía y en la cuidados intensivos.

Jordy Valdivieso, de 21 años, está en el Hospital Enrique Garcés. Tiene fracturas en la tibia derecha y heridas leves en la cabeza. Su padre, Arcenio, dejó su trabajo como conductor de un taxi en Guayaquil para cuidarlo. Los médicos le han dicho que tiene al menos seis meses de rehabilitación.

Jordy subió a la unidad 148 con su tía María Macías. Él se levantó cuando ya ocurrió todo. En la ladera empezó a buscar a su pariente. Pidió auxilio, gritó su nombre, pero no la encontró. La mujer fue una de las últimas víctimas que rescataron los paramédicos. Tenía la pelvis fracturada y su rostro, irreconocible. “En el velatorio, cubrimos su cara con un velo”, relata Gabriela Macías.

A la familia le preocupa los gastos médicos que deben afrontar cuando Jordy ya reciba el alta. Saben que la aseguradora de Panamericana se comprometió a cubrir esos rubros, pero aún no ven ese dinero.

Esa firma dijo que indemnizará con USD 8 000 a los familiares de los fallecidos, o de aquellas víctimas que

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