PROGRAMA DE MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA
Enviado por ERASMOAA • 8 de Noviembre de 2020 • Trabajo • 2.035 Palabras (9 Páginas) • 62 Visitas
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FACULTAD DE PSICOLOGÍA LEOPOLDO CHIAPPO GALLI UNIDAD DE POSGRADO, ESPECIALIZACIÓN Y EDUCACIÓN CONTINUA
PROGRAMA DE MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA
Curso: Intervención Clínica Psicológica en Niños y Adolescentes II
Docente: Dra. Vivian Landázuri Wurst
Título: Taller Virtual
Alumnos:
Miguel Nuñez Huacachino
Maria del Carmen Macha Villegas
Claudia Villafana Orozco
SEMESTRE 2020-2
ÍNDICE
- Introducción
- Marco teórico
- Diseño de la sesión
- Objetivo
- Importancia de la sesion
- Actividades
- Tiempo por actividad
- Referencias bibliográficas
- Introducción
Actualmente, el internet se ha convertido en una presencia constante en nuestro día a día, desde su uso indispensable para el trabajo y las clases hasta su utilidad para conectar a las personas unas con otras. Esto solo se ha visto incrementado a raíz de la coyuntura actual que atraviesa el mundo, la pandemia por el COVID-19, la cual ha motivado el paso de la mayoría de actividades que se realizaban de manera presencial a una modalidad principalmente virtual.
Este cambio ha traído consigo muchos beneficios; sin embargo, también se incrementan los riesgos previamente existentes ligados al internet, entre ellos el acoso y abuso sexual hacia los niños, niñas y adolescentes, quienes se presentan como el grupo más vulnerable para ser víctima de este tipo de ataques a través de medios virtuales.
- Marco teórico
El abuso sexual infantil es descrito como el involucramiento de un niño, niña o adolescente en una actividad sexual que no comprende o que no puede consentir debido a su nivel de maduración. Se destacan tres factores para diferenciar las prácticas sexuales abusivas: la asimetría de poder, la asimetría de conocimiento y la asimetría de gratificación, en donde el menor siempre se encontrará en desventaja frente al abusador (Chejter, 2018). El abuso puede ser con interacción física (tocamientos, masturbación y penetración) o sin ella (explotación sexual, pornografía y grooming).
Tradicionalmente, el grooming es entendido como el proceso mediante el cual un adulto “prepara” a un niño, niña o adolescente, poniéndose en contacto con él o ella para ganarse su confianza y posteriormente participar en una actividad de índole sexual, ya sea de manera presencial (relaciones sexuales) o virtual (conversaciones sexuales, envío y recepción de pornografía infantil) (Grooming, qué es cómo detectarlo y prevenirlo, s.f.); sin embargo, aún no existe una definición globalmente aceptada de lo que delimita el proceso de grooming, así como las actividades que lo conforman. El grooming tradicional se caracteriza por la relación presencial que existe entre el menor y el abusador, quien suele tener acceso al primero y tener un contacto frecuente, seleccionando a su víctima en función de su apariencia, facilidad de acceso y vulnerabilidades percibidas; por otro lado, el grooming en línea, a diferencia del anterior, se caracteriza por la conexión virtual entre el menor y el abusador, quien se contacta a través de las redes sociales o salas de chat. Asimismo, se sugiere que la apariencia de la víctima puede no ser del todo relevante, mientras que sí cobran mayor importancia la accesibilidad, la oportunidad y, al igual que en persona, la percepción de vulnerabilidad de la posible víctima (Winters, Kaylor y Jeglic, 2017).
El internet permite que el mundo ingrese a los hogares a través de los múltiples dispositivos móviles con los que se cuentan, con los cuales los niños, niñas y adolescentes se encuentran grandemente familiarizados. Esto garantiza no solo el acceso a la información, sino que también provee de anonimato a los depredadores sexuales en busca de menores con los cuales actuar. Así, la complejidad de este fenómeno se agrava, pues un niño, niña o adolescente puede encontrarse en riesgo incluso estando dentro de su propio hogar y en compañía de sus padres (Nikolovska,, 2020).
El proceso de grooming es complejo y supone varias etapas. Staksrud (2013) propone un modelo compuesto de 03 etapas. La primera consiste en ingresar a salas de conversación o redes sociales y observar las interacciones sin participar. En la segunda, el abusador se enfoca en iniciar conversaciones con la víctima y entablar una relación. Finalmente, en la tercera etapa, se alcanza el objetivo del grooming en línea, el cual consiste en la participación del menor en conversaciones de índole sexual, intercambio de fotografías, videos o encuentros cara a cara. Adicionalmente, O´Connell (2003, citado por Black et al, 2015), al igual que la organización Save the Children (s.f.), propone 05 etapas dentro del grooming en línea, las cuales consisten en generar espacios de confianza con el menor, recabando información relacionada con sus espacios vulnerables, así como las relaciones de cercanía con las personas de su círculo para, de este modo, desarrollar un vínculo más profundo con la víctima y garantizar que no serán expuestos. Asimismo, se enfocan en aislar al menor e introducir paulatinamente contenido sexual a la conversación, de modo que el menor se familiarice con los términos, disminuya su inhibición e incremente su disposición a las propuestas que se le harán.
El internet, entonces, facilita el acceso de los depredadores hacia las potenciales víctimas, acercándolos. Si bien las redes sociales no hacen más vulnerables a los niños, niñas y adolescentes por sí solas, sí promueven la exposición de aquellos que ya son vulnerables dentro del grupo (Ioannou, Synnott, Reynolds y Pearson, 2018).
Según reportan Staksrud (2013) y Winters et al. (2017), las víctimas suelen estar alrededor de los 13 años en adelante y, con frecuencia, después de un periodo de conversación se dan cuenta de que están conversando con un adulto; no obstante, para este momento, la “preparación” ya se está ejerciendo, por lo cual aceptan continuar el contacto e incluso acceden a incrementar el nivel de la conversación o a encontrarse de manera personal, llegando a un abuso sexual con contacto.
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