Pareja Crisis
Enviado por mayreysan • 7 de Septiembre de 2014 • 1.399 Palabras (6 Páginas) • 197 Visitas
Este diagrama se utiliza tanto para señalar la posición de una persona o una pareja respecto de la buena salud de la relación, como para definir la meta terapéutica que se desea alcanzar.
Hay una clase de comunicaciones de muy contextual que se denomina equivalencias conductales complejas (conductal se refiere a la conducta observable, compleja se refiere al sistema interconectado, y equivalencia se refiere a que tiene la misma significación). Una equivalencia conductal compleja es el significado que una persona atribuye a cualquier conducta particular. Las equivalencias conductales complejas que son pertinentes para el patrón del umbral son aquellas que transmiten alguna cualidad emocional específica.
Alguna de las posibles vías por la cuales otra persona puede hacernos saber que nos ama son, por ejemplo, tocarnos suavemente, pronunciar nuestro nombre de una cierta manera, mirarnos a los ojos, discutir con nosotros, hacernos un inesperado regalo, dejarnos en paz cuando estamos trabajando, reírse cuando contamos chistes, o tolerarnos quizá cuando nos ponemos melodramáticos. Estas conductas (u otras apropiadas) tienen para nosotros un significado específico.
Atracción
Al igual que los ojos con que una madre mira a sus hijos, todos nos inclinamos a ver a nuestros seres queridos como criaturas especiales, superiores a los demás mortales. Los percibimos a través de un filtro especial, convencidos de que son queribles, deseables, dignos de ser amados, etc. Cumplen todas nuestras equivalencias conductales complejas contextualmente importantes. Son buenos tiempos, llenos de intensidad, excitación y romance.
Apreciación
Se llega a la fase siguiente, la de apreciación, si la atracción es suficiente y se mantiene el tiempo necesario para que se constituya una relación estable.
Los filtros preceptuales dejan pasar libremente todas las experiencia de ser amados y de que el compañero sea digno de ser amado. Es muy natural que se sientan que se aman ya que prestan atención a las cosas que acrecientan su experiencia. No se acepta la relación como algo que se da por sentado, sino que se aprecian mutuamente de manera auténtica. Esta fase puede basarse en una amplia gama de ilusiones o en diversos grados de comprensión inteligente. (Por supuesto, algunas relaciones duran largo tiempo aunque se basen en ilusiones; sin embargo, generalmente terminan por ser insatisfactorias). Una base inteligente sería, en este caso, conocer las mutuas equivalencias conductales complejas significativas y tener la voluntad, la capacidad y el deseo de satisfacerlas. Por ejemplo, ¿Cómo sabés que sos amado?
Acostumbramiento
La fase de acostumbramiento puede ser muy positiva, siempre que el ciclo vuelva a la fase de apreciación e incluya un ocasional retorno a la fase de atracción. El acostumbramiento es la experiencia de habituarse a algo. Si has permanecido largo tiempo en una habitación, es posible que no puedas advertir cada matiz de color, textura o forma que es parte de la misma. Ya no hay nada nuevo o preciado en esa habitación porque estás familiarizado con ella, y puedes haber llegado a depender de esa familiaridad para fijar la atención en otras cosas. El mismo proceso se da en las relaciones humanas. Nos enamoramos en un súbito arrebato de excitación, nos regocija y alienta la apreciación, y nos sentimos cómodos y seguros con lo que nos resulta familiar y confiable. Esta fase puede ser maravillosa, pero la posibilidad de que lo sea depende en gran medida de que las personas busquen seguridad o aventura. Si buscan aventura, el acostumbramiento puede equivaler a aburrimiento. Si buscan seguridad, el acostumbramiento puede equivaler a compromiso y protección. Para mejor o peor, los miembros de la pareja están habituados ahora el uno al otro. Los vidrios ya no son rosados, pero la esperanza no ha desaparecido del todo.
Expectativa
La diferencia entre el deber y el placer suele asomar su horrible cabeza en la fase de expectativa.
Las expectativas son la mayor invitación a la gran caída conocida como decepción.
Lo que una vez se apreciaba pasa inadvertido; se privilegia lo que se debería hacer en vez de tratar de satisfacer algún deseo importante. Esta fase se caracteriza por las quejas más que por los elogios. Los filtros permiten advertir lo que no está en vez de lo que está.
La distancia del romance al deber es tan grande como la que separa los quiero
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