Phillip Aries, El Niño Ya La Vida Familiar En El Antiguo Regimen

Philippe Aries “El niño y la ida familiar en el antiguo régimen”

Las edades de la vida:

La inscripción de la fecha de nacimiento en los registros parroquiales fue impuesta a los sacerdotes por Francisco I. Todos admiten que fue solo a partir del S. XVIII cuando los curas se preocuparon por mantener sus registros con la exactitud que un estado moderno exige a sus funcionarios del registro civil.

En los siglos XVI y XVII, se anotaba la edad en los retratos, esos retratos de familia fechados son documentos de historia familiar. Responden a la misma mentalidad los libros de razón, en los que se anotaban, además de las cuentas, los acontecimientos domésticos, los matrimonios y las muertes. Se siente la necesidad de dar a la vida familiar, gracias a la cronología, una historia propia.

En el siglo XVII se generaliza la costumbre de grabar o pintar una fecha en las camas, baúles, armarios, etc. La fecha es la de una ocasión importante de la historia familiar.

Las edades de la boda, ocupan un espacio considerable en los tratados seudocientificos e la edad media: Infancia y puerilidad, juventud y adolescencia, vejez y decrepitud, cada uno de estos términos significa un periodo diferente de la vida.

La edad del hombre era una categoría científica del mismo orden que el peso de o la velocidad para nuestros contemporáneos.

Los textos de la edad media abundan, “Le grand propietaire de toces choses” trata de las edades en si VI libro, donde las edades corresponden a los planetas, hay siete:

La primera edad es la infancia, que fija los dientes, y esta va desde el nacimiento del niño hasta los siete años, en ella el recién nacido se le llama niño (infans), que es lo mismo que decir no hablante.

Después de la infancia viene la segunda edad, se llama puertita, en esta edad el niño es todavía como la pupila en el ojo y esta edad dura hasta los 14 años.

La tercera edad es la llamada adolescencia, que termina, según Constantino, en su viático, a los 25 años, pero según Isidoro, dura hasta los 28 y se extiende hasta los 30 o 35 años. Se la llama adolescencia porque la persona es lo suficientemente grande como para engendrar.

Sigue la juventud, es cuando el individuo posee mayor vigor, y dura esta edad hasta los 45 o hasta los 50. Sigue después la senectud, llamada así porque la persona a esta edad es seria en costumbres y modales, la persona no es vieja pero ya ha pasado la juventud. Sigue la vejez, que dura, según algunos hasta los 70 y según otros hasta la muerte, la ultima parte de la vejez se denomina senies.

Conviene recordar que toda esta terminología que hoy en día nos parecen tan comunes, traducían nociones que en aquel tiempo eran científicas, e igualmente correspondía a un sentimiento popular y común de la vida.

En primer lugar, la edad de los juguetes, luego, la edad de la escuela, después, las edades del amor o de los deportes cortesanos caballerescos, después, las edades de la guerra y la caballería, finalmente, las edades sedentarias. Las edades de la vida corresponden no solamente a etapas biológicas, sino también a funciones sociales.

La larga duración de la infancia, tal como aparece en el lenguaje común, procede de la indiferencia que existía entonces por los fenómenos biológicos, y a nadie se le hubiera ocurrido limitar la infancia con la pubertad, la idea de la infancia esta vinculada a la dependencia.

En el siglo XVII, la palabra niño empieza a tener el sentido que nosotros le atribuimos. Los términos de la infancia se vuelven más numerosos y sobre todo más modernos.

No obstante, el lenguaje del s.XVII encuentra dificultades en sus esfuerzos por hablar de los niños pequeños, debido a la falta de palabras que los distingan de los mayores.

Aun persistirá una laguna para designar al niño en sus primeros meses; esta insuficiencia del vocabulario no se remediara hasta el s. XIX, cuando se adopte del ingles el termino Baby, que designaba durante los s. XVI y XVII a los niños de edad escolar.

Aunque Aparece y se difunde un vocabulario de la primera infancia, persiste la ambigüedad entre infancia y adolescencia. No se tenía idea de lo que nosotros denominamos adolescencia, y esa idea tardara en forjarse.

El descubrimiento de la infancia

Hasta aproximadamente el siglo XVII, el arte

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