Reporte ENFOL

Reporte ENFOL

Kenneth Salas Cruz

Dios en su misericordia me ha permitido gozar de algunas cosas de las cuales no soy, en nada, merecedor, como por ejemplo, el Encuentro de formación de líderes, llevado a cabo en el Salvador, en donde aprendí varias cosas acerca del cristianismo, acerca de las Escrituras, acerca de las realidades que se enfrentan en otros países. Y esto da pie para pensar que Costa Rica no es el peor país, pero que tampoco es el mejor; y que hay trabajo por realizar tanto dentro de los límites del país, como en los límites de cada provincia. En las universidades es necesario comenzar a crear proyectos en donde se pueda exponer la realidad del mundo a la luz de las Escrituras, a la luz de lo que Dios ha hablado.

Las expectativas que tenía acerca del ENFOL eran muy altas, pues consideraba que era un tiempo meramente para preparación teológica, para estudio de las Escrituras; un tiempo de no sociabilización, sino de estudio; consideraba que era algo que debía darse de manera muy magistral, moldeado al “conocimiento” que yo tenía. La realidad es que era una visión bastante egoísta del cristianismo, de la meditación de las Escrituras. Entonces decidí tener expectativas más sociales, más empáticas, más compañerista, o tal vez podrían llamarse “cristianas”, Expectativas Cristianas.

Dios en Su Gracia y Misericordia trató varias temáticas que aquejaban mi vida, tanto en lo personal como en lo misional. Era necesario un cambio de mentalidad, de temperamento, de pensamiento; puesto que la realidad era que estaba siendo un ser egoísta e intelectual (desde un punto de vista teológico), dejando de lado la pasión por un evangelio sufrido, entregado a los demás; pues aunque sabía que es mi comisión predicar el evangelio, lo hacía de la manera más teológica posible. Y es desde ese punto donde logré percibir que era una persona egoísta, pues no todos tienen las mismas capacidades cognitivas, no todos entienden la “jerga” cristiana. No me estaba acoplando, de manera humilde, a la audiencia que me escuchaba; no estaba considerando a los demás.

El proceso de formación en el liderazgo ha sido una escuela, una lija que ha moldeado mi carácter, aunque ha sido complicado, pero a su vez ha sido edificante. Y no todo ha cambiado drásticamente, como por ejemplo, el temperamento, que es algo en lo que sigo trabajando. Dios en su Gracia, mediante su Espíritu y Palabra, me ha hecho ver que necesito cambiar mucho esa área de vida, trabajar para poder modelar a Cristo.

La forma de expresarme también es otra área que debo trabajar, pues, aunque tenga un carácter un poco complicado, es necesario que tenga un poco de humildad para transmitir las ideas o pensamientos que tengo, pues gran parte de lo que expreso se pude percibir como un regaño o reclamo. Aunque no debo dejar de expresar lo que pienso en relación a algunos temas, sí debo cambiar la forma en la que hablo.

Otro aspecto en los que Dios ha tratado es la forma en la que me acerco a Su Palabra, pues era un objeto de estudio; no era ese libro “amigo” al que me puedo acercar y recibir el consuelo del Padre. No era el libro en que puedo conocer de Dios, sino el libro para saber  de Dios. Ahora tengo una comprensión distinta, reconozco que fallé en muchos ámbitos de mi cristianismo, pero sé que el hecho de estar vivo, es la oportunidad para reconocer los errores e intentar cambiar. Debo acercarme a las Escrituras con amor y pasión, pero no de manera emocional, sino con intencionalidad, de manera racional; reconociendo que es Verdad, y que por tanto, todo lo que se oponga a ella, es falso. Debo resistir a la tendencia de ser absorbido por la moda de saber acerca de la historia bíblica. Debo hacerme ignorante a la sabiduría de este mundo, según lo expresa Pablo a los Corintios (1 Co. 3:18-19).

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