El Papel De La Iglesia En La Sociedad
Enviado por indigo19 • 10 de Abril de 2014 • 8.234 Palabras (33 Páginas) • 936 Visitas
Introducción
El presente documento está estructurado para abarcar un tema de la sociedad que la mayoría de las personas lo conocen (el papel que juega la iglesia en la sociedad) dando a conocer cuál es el papel que está ejerciendo la iglesia en la sociedad, el papel que jugó la iglesia en el golpe de estado, la manipulación de la iglesia en las elecciones 2013, algunos actos de corrupción y el surgimiento de denominaciones como “DEMOCRACIA CRISTIANA” para involucrase en la política.
Bien es cierto que se desconocen algunos de los actos que surgen dentro de ellas, es evidente que lo que vemos a simple vista no siempre es lo que realmente pasa, en este documento daremos a conocer algunas de las acciones de corrupción y actos en beneficio de ellos que ocurre en las iglesias, cómo muchas veces utilizan el evangelio, la palabra de Dios para manipular y persuadir a las personas en conveniencia de lo que desean, cabe señalar que esta investigación se realizó en base a investigaciones y encuestas aplicadas a diferentes personas (estas están diseñada en representaciones graficas).
Esperamos que con este informe se puedan observar que existen algunas iglesia (aclaramos que NO Todas) están involucrada en actos de corrupción y otros.
El rostro de la iglesia en la sociedad actual
Es necesario que nos respondamos la siguiente pregunta antes de entrar en la investigación ¿Qué es la Iglesia? « Bellarmino (arzobispo, inquisidor y cardenal de la Compañía de Jesús, que defendió la fe y la doctrina católica durante y después de la Reforma Protestante) responde; La Iglesia es, pues, el representante auténtico de una doctrina y una sociedad perfectamente legítima; de una parte, en efecto, conserva, defiende y propaga el depósito de las verdades morales y religiosas reveladas al mundo por Jesucristo, su divino fundador y su jefe invisible; de la otra, reúne los fieles bajo una misma autoridad y los dirige por medios sociales a un fin común, la eterna VIDA.
Es común encontrar personas que sienten atracción por el mensaje de Jesús, pero que mantienen una resistencia enorme en relación a la Iglesia. Llegan a decir "Jesús, sí, Iglesia, no". Tal actitud, que al principio parece contradictoria, debería hacernos pensar a los que nos sentimos parte de la Iglesia, de modo especial a los que ejercen en ella algún tipo de liderazgo.
Es cierto que los motivos que generan este alejamiento son muchos, y podemos entenderlos sea desde las personas mismas (con sus experiencias y concepciones religiosas), sea a partir de la Iglesia o, entonces, de ambas realidades. Vamos a enfocar tal situación desde el punto de vista de la Iglesia en cuanta institución, tratando de un aspecto importante que es el de su "rostro". O sea, en una sociedad en constantes cambios sociales y culturales, especialmente con el desarrollo de la comunicación, ¿con qué rostro la Iglesia se presenta a la sociedad?
Hablar del rostro de la Iglesia es referirse a su imagen dentro de una cultura (o de las culturas) en la cual vivimos.
El gran riesgo que corre la Iglesia, de ayer y de hoy, es anunciarse a sí misma. Mirando la historia, constatamos que la Iglesia siempre corrió el riesgo de quedarse prisionera de la imagen o idea que, en determinado tiempo, se ha hecho de sí misma. No podemos olvidar que en cada tiempo de la historia la Iglesia ha tenido su propia imagen, nacida de determinada situación histórica.
En las últimas décadas, especialmente con el Concilio Vaticano II, la Iglesia tuvo la preocupación de actualizarse. En este concilio ella tomó conciencia de la necesidad de abrirse al mundo, a la situación concreta de la gente, a las culturas, cierta de que "el dolor y la angustia de los hombres de este tiempo, sobre todo de los pobres y de toda clase de afligidos, son también el gozo y la esperanza, el dolor y la angustia de los discípulos de Cristo, y que no existe nada verdadero humano que no encuentre eco en su corazón" (Gaudium et Spes, 1).
Siguiendo el itinerario trazado por el último Concilio, la reciente Conferencia de Aparecida declaró que "la Iglesia debe cumplir su misión siguiendo los pasos de Jesús y adoptando sus actitudes" Esta afirmación no puede reducirse a una teoría. De hecho, lo que define el seguimiento de Jesús no son formulaciones dogmáticas (que creímos y profesamos), más la experiencia profunda de Él y la práctica de sus enseñanzas, que se fundamenta, antes de todo, en el amor que lleva al perdón, a la solidaridad, a la práctica de la justicia.
De acuerdo con algunos especialistas. La posición de la Iglesia como actor político real o nominal se da a través de su formación de valores social dominantes. La Iglesia es una fuente importante de poder cultural, la capacidad de utilizar recursos culturales le permite afectar los resultados políticos. Estos recursos abarcan símbolos, ideologías autoridad moral y significados culturales.
La segunda fuente de influencia de la Iglesia en la sociedad proviene de su potencial como movilizador social. La Iglesia Católica no ha utilizado su potencial de movilización política de manera directa desde la década de los treinta; [en esa década los feligreses no sólo salieron a la calle y echaron a vuelo las campanas, a pesar de la prohibición, sino que se dio el movimiento cristero] más bien está presente.
La Influencia política de la Iglesia a través de la Educación, se da a través de las preparatorias e instituciones universitarias, llega a una comunidad dirigente pequeña, pero influyente. Aunque la Iglesia puede reforzar algunos de sus valores mediante la formación educativa. Principalmente en el nivel preuniversitario, no existen evidencias empíricas de que exista relación entre la educación confesional del ciudadano y sus tendencias ideológicas.
El papel más destructivo que la iglesia puede desempeñar es el de infiltrar la religión en asuntos seculares más explícitos y, en consecuencia, como resultado de una participación cada vez mayor entrar en conflicto con el Estado. Las enseñanzas religiosas tomadas indirectamente de las doctrinas concientizadoras destacadas por la teología de la liberación en los sesenta y setenta, pueden representar una amenaza [o una esperanza] para el statu quo. Otro elemento en el que se apoya la influencia potencial de la iglesia es la percepción de que los laicos tienen como su representante institucional al cura párroco.
A pesar del nivel de religiosidad de la población, de la importancia del catolicismo, e incluso del prestigio de los sacerdotes
Los tres argumentos que le dan sustento al marco teórico del trabajo de Campo son:
1) La relación entre
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