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El Primer Pecado


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2013  •  474 Palabras (2 Páginas)  •  245 Visitas

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EL PRIMER PECADO Y SUS CONSECUENCIAS

La necesidad de la Redención se remonta a los albores de la historia. Los primeros capítulos del libro del Génesis, que sin ser estrictamente históricos están llenos de gran sabiduría y genialidad, nos cuentan que Dios hizo con Adán y Eva algo parecido a lo que hacen los padres en la tierra. Les dio el mejor entorno y la mejor educación. Vivían en un lugar idílico y disfrutaban del amor y de la continua intimidad de Quien con toda confianza ya llamaban Padre. Les otorgó los mejores dones, tanto naturales (aguda inteligencia, fuerte voluntad y pasiones perfectamente ordenadas) como sobrenaturales (el estado de gracia que les constituía en hijos de Dios). No sufrían ningún dolor físico porque recibieron también unas cualidades excepcionales (los dones preternaturales). Ni siquiera tenían que morir: al finalizar sus felices días en la tierra, pasarían sin pena alguna a la otra vida. Todo estaba primorosamente dispuesto para que no se descaminasen. Pero seguían disponiendo de la libertad y, aunque sólo podían pecar de soberbia, ¡lo hicieron!

En efecto, Adán y Eva sucumbieron ante «la idea de que podían “ser como dioses”, que podían desenvolverse por sí solos como si se hubieran creado a sí mismos»33. Podemos imaginar el grave dilema. El demonio, el mayor experto en engaño y desinformación, haciéndose pasar por alguien que no milita en contra de Dios, siembra en ellos certeramente la duda respecto a las intenciones divinas. Con astucia, inicia su ataque preguntando a la mujer: «¿Con que Dios os ha dicho: no comáis de todo árbol del huerto?»

Atraída su atención, sugiere que la amenaza divina no podía ser real -que no se iría todo al traste-: que aunque el Creador afirmaba querer ser padre, en el fondo, pretendía convertirles en esclavos. Tergiversa las intenciones del Creador, «poniendo en duda la verdad de Dios, que es Amor, y dejando la sola conciencia de amo y esclavo. Así, el Señor aparece como celoso de su poder sobre el mundo y sobre el hombre»

La caída de los primeros moradores de la tierra debió ser algo dramático. Entraron en pugna con Dios, que les había pedido que guardaran un único mandamiento: el de no comer del «árbol de la ciencia del bien y del mal»36. Esa única restricción les fue impuesta por su propio bien: para que evitaran la autosuficiencia; si se dejaban querer por Dios, recibirían todo lo que necesitaran, pero si desobedecían, las consecuencias serían catastróficas: afligirían inmensamente a su Padre, perderían todos los dones preternaturales y sobrenaturales, se dañarían irremediablemente a sí mismos y transmitirían ese lamentable estado a sus descendientes. ¡Y así fue! Por eso llegamos a este mundo con una naturaleza caída, venida a menos. Dios nos creó para ser felices amando como Él ama, pero nuestra naturaleza se ha deteriorado a causa del lastre

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