La Confesion
Enviado por marain • 8 de Junio de 2012 • 1.939 Palabras (8 Páginas) • 569 Visitas
La iniquidad y la confesión
Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Isaías, 59.2.
Aunque en muchas ocasiones hemos leído la palabra Iniquidad en la Biblia, nunca nos preocupamos por conocer con mayor detalle el significado de esta palabra. Meditando el Salmo 32, con esta palabra “Iniquidad”. Me pregunté, ¿me culpará Jehová por iniquidad? También leí Ezequiel 28:15-16 que declara: “Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, OH querubín protector.”
El versículo anterior se refiere a la caída del arcángel Luzbel (al que hoy llamamos diablo o Satanás). Este arcángel creado por Dios, lleno de belleza y perfección, le dio cabida a un mal pensamiento que lo apartó totalmente de la voluntad de Dios. En efecto, la palabra Iniquidad, etimológicamente quiere decir: “lo torcido”, de hecho podemos decir que es lo que se tuerce del camino recto y perfecto de Dios. Y fue el arcángel Luzbel que antes estuvo lleno de belleza y perfección quien con su pensamiento torcido dio origen a la maldad. Bajo este contexto podemos decir que la iniquidad de Luzbel es la raíz del pecado, es la mala semilla que se ha transmitido como estafeta de generación en generación, sin embargo, también es el resultado de los pecados no confesados y la conducta repetitiva de pecado que se arraigan en nosotros y que se hereda a las futuras generaciones. En otras palabras, la iniquidad es la semilla que el maligno sembró en nosotros más el resultado de los pecados no confesados, los propios y los de nuestros padres (pecados generacionales). La iniquidad está ligada al mundo espiritual de las tinieblas, pero actúa directamente en el mundo natural, ya que es la puerta abierta a las maldiciones que se transfieren de padres a hijos, a nietos. Es a través de la iniquidad que el maligno nos usa con deseos perversos y pecaminosos. A esto se le llama concupiscencia
Santiago 1: 13-15 “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado, siendo consumado, da la luz la muerte”…. La fuerza de la iniquidad en nosotros nos seduce a la maldad, la cual si no es desarraigada será el semillero de pecado y maldiciones en nuestra vida que a su vez heredaremos a nuestras generaciones futuras. Como padres (o madres), debemos de preocuparnos por la herencia espiritual que les damos a nuestros hijos; pero también debemos estar en alerta para cuidar su caminar, impidiendo que con su comportamiento llegue más iniquidad a sus vidas la cual heredará a sus hijos. También podemos decir que la Iniquidad es como el cordón umbilical (espiritual), a donde se van grabando todos los pecados del hombre y lo que será su herencia a la siguiente generación. Estos a su vez, lo torcerán aún más con sus propios pecados, y lo entregarán como una estafeta de maldición a la subsiguiente generación. En la Biblia encontramos un ejemplo muy claro de esta mala herencia, con el pecado de los hijos de Elí y a su vez el de él como padre (Elí) que fue incapaz de corregirlos con autoridad firme.
Es entonces, la iniquidad un problema que no debemos tomar a la ligera, pues es la raíz de maldad que heredamos y que tuerce la voluntad de Dios en nuestras vidas, asimismo es el constante obstáculo para recibir a plenitud de las bendiciones de Dios. Como dice el Salmo 32: 3-4 Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano.
Debemos preguntarnos, porqué si la voluntad de Dios es buena y perfecta para con sus hijos, la gran mayoría de los cristianos vivimos como dice el salmista en sequedades de verano? Es contradictorio ver cristianos fieles, piadosos y comprometidos en la obra de Dios, que no tienen una vida abundante en bendiciones. La repuesta a esa pregunta la conseguimos al meditar el Salmo 32 Sí, la voluntad de Dios para nuestras vidas es buena y perfecta, sin embargo mientras la iniquidad no sea desarraigada en nosotros, seguiremos siendo cristianos salvos, pero atados al fracaso, sufriendo
...