Las Tres vías
Enviado por roberthgirlo • 20 de Agosto de 2013 • 2.074 Palabras (9 Páginas) • 363 Visitas
"Las tres vías"
[Carta a una religiosa, en la que declara con símiles todo lo que pertenece a las tres vías, purgativa, iluminativa y unitiva]
El día muy regocijado de Todos los Santos, al tiempo que en el santo oficio divino canté la capítula, se levantó en un alto vuelo un águila caudal, y trepando y volteando por ese cielo se remontó tanto, que vine a perderla de vista, porque se metió en medio de aquella inmensa rueda que es Dios y allí se encerró. Y ella es el sacro Evangelista. Pero yo, como bobo, tras ella me iba; cuando bajé mis ojos, me hallé emboscado en un desierto llamado Olvido del Mundo y de todas las Criaturas, y me acordé del verso del Salmo: Quis dabit mihi pennas sicut columbae, et volabo, et requiescam? Luego, sin detenimiento, con presteza, dije: Ecce elongavi fugiens et mansi in solitudine. Y con esta presteza me asenté sobre una piedra llamada Quietud deseable. Y estando mirando y contemplando la serenidad de aquel claro cielo, vi venir un pastor llamado Cudicioso, y según la pasión le tenía cercado, él, sin duda, era enamorado de Dios; el camino que traía es llamado Menosprecio de sí mismo y los pasos que daban eran Aborrecimiento de sí mismo. Venía tañendo un suave rabelete, llamado Despertador del alma adormida, con las consonancias de los suaves requiebros del amor. El Arquillo era el solicitador del espíritu con frecuentados gemidos; las tres Cuerdas son un Velar continuo, Recato discreto y Andar sobre sí. La Flor del rabelete es el derramamiento del alma dentro de sí misma. Las tres Clavijas son un continuo despertamiento y miramiento ocultísimo del alma dentro de sí misma. El Puentecillo es un mirar a Dios continuamente con simple y sencilla fe. El Cayado de este pastor es un virtuoso aprovechamiento en las virtudes, habituándose a ellas con actos y continuos ejercicios. El Zurrón se llama un sustento limitado, y el Pan, templanza prudente y discreta. Las Abarcas son mortificación de los afectos y sentimientos. El Sayo, de pellejos de carneros muertos, es la negación de sí mismo. Las Ovejas que delante traía con mucho cuidado y celo son las potencias del alma. Los Cabritillos son los cinco sentidos corporales inquietos, pero bien regidos del discreto pastor. El Perro que andaba alrededor guardando este ganado es el pensamiento y memoria de los juicios divinos.
Venía tras el Pastor una hermosa Zagala, de los pastores pastora y amada esposa de éste pastor, llamada Imitación de la Vida de Cristo y de sus Santos. Venía hilando con su rueca, llamada Conformidad de Vida con la Vida de Jesús. La estopa o lino es la áspera penitencia; el hilo muy delgado es la confesión clara y verdadera que se ha de hacer sin engaño al padre confesor; el huso es la rectitud que se ha de guardar con todos y en todas las cosas. La mazorca es la consideración de
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando.
Procuremos que no salga embarazada. El Aspa es un continuo examen de nuestra vida, pensando cómo vivimos. El Pastor viene con su greña descaperuzada, y ella, sin sombrero; los cabellos rubios echados por la espalda, pero muy peinados y compuestos, para mostrar que debemos descubrir nuestros pensamientos a Dios, presentándole los buenos, pero los malos y mundanos echados atrás, teniendo a nuestro buen Jesús por objeto y blanco en quien ha de mar fijada la vista del alma. Llevaba este buen pastor por aquel desierto (porque era muy barrancoso, áspero y peligroso el camino) una guía muy cierta, que se llama Vía purgativa, con un compañero muy provechoso, llamado Vía activa, con tres guardas muy valientes, que son la humildad de los ángeles, el temor reverencial de los arcángeles y la obediencia de los principados, y llegando a una fuente llamada Oración continua (significando que el alma ha de ir continuamente transportada en Dios, cuyo manantial nace en Dios, y por sus secretos viene a nacer por la oración; y de ahí corre como un río el alma a Dios, donde nació, y allí muere al mundo y a todo lo que no es Dios), se echó el Pastor de pechos a esta fuente, y se le representó una linda y hermosa ninfa llamada Clara Fe, con una cruz en la mano y en la otra un cáliz con una hostia, acompañada de una criada llamada Doctrina Cristiana. Y la ninfa, sacando de su pecho un rico joyel, llamado Secreto de Dios, hecho a manera de corazón de oro, con un letrero alrededor que decía: Secretum meum mihi, lo presentó al Pastor y dióle una llavecita, llamada Revelación divina, y díjole: Pues tú eres buen pastor, toma ese corazón y ábrelo con esa llavecita, y verás los secretos de Dios. Y abriendo el Pastor el corazón, salió otra ninfa muy hermosa (como la vió y pintó una santa llamada Santa Hildegardis en sus Revelaciones); venía vestida de azul color de cielo, y su ropa toda sembrada de ojos, que significan el santo y casto temor de Dios, y que en cuanto más aprovecha el alma, más prudente y remirada ha de ser. No tenía ojos esta dama en la cara, porque el alma se ha de olvidar de sí misma y que tanto se le da que la loen y amen como que la vituperen y aborrezcan. No tenía manos, porque ninguna cosa buena se ha de atribuir el alma a sí misma.
Como el Pastor se viese tan prosperado con estas hermosas doncellas llenas de tantos misterios, como Cudicioso, procuraba pasar adelante, aunque se le recrecían en este desierto nuevos trabajos e inconvenientes, porque así lo permite Dios, como se dice en el salmo 93: Qui fingis laborem in praecepto. Quasi dicat (ait Sap.): Qui praecipis difficilia. Apenas levantó el pie, cuando vió que se le dió otra guía, llamada Iluminativa, con una compañía, llamada Pobreza de Espíritu, con tres guardas fortísimas, que son la osadía y poder de las Potestades, el aliento y el ánimo de las Virtudes y el aspirar a cosas mayores con las Dominaciones. Subieron por un recuesto asperosísimo, llamado Sequedad desabrida. Llegó el buen pastor con su zagala muy cansados; pero
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