Libro De Job
Enviado por merymar01 • 7 de Marzo de 2014 • 2.164 Palabras (9 Páginas) • 577 Visitas
INVESTIGAR SOBRE LOS PERSONAJES QUE SE DESCRIBEN EN EL LIBRO DE JOB, RECURSOS LITERARIOS Y ARGUMENTOS
Se ha tratado muchas veces de las tesis y de la problemática que encierra el Libro de Job, pero se ha dejado un poco de lado la personalidad de los dialogantes. Esta queda un tanto desdibujada ante la larga discusión y, al penetrar en este viejo texto, es como si de pronto nos hundiéramos en una cueva protohistórica, en la que oyéramos potentes réplicas y contrarréplicas y senos ocultara quiénes son los autores, aquellos que dicen lo uno o lo otro. Sin embargo, éstos no pueden desaparecer del todo y dejan traslucir algunos rasgos de su fisonomía. Contamos, de manera destacada, con un grupo de amigos. Son éstos: Elifaz de Temán, Bildad de Suaj y Sofar de Naamat. Aparecen igualmente otros personajes: Eliú, hijo de Berakel, bucita; Yavé, y, por supuesto, Job. Interviene en la introducción la mujer de Job, así como Satán, de quien posteriormente no se vuelve a hablar, pero que ha provocado el drama que sirve de motivo nuclear al poema.
SOFAR
Algunos de los temores más fuertes del hombre, es, el no poder mantener el hogar, el de la mortandad de la batalla y el de que, una vez muerto, no tenga el consuelo del dolor de su viuda. No es la viuda quien alimenta estas representaciones, sino aquel que tiene la posibilidad de dejar viuda. Por una serie de expresiones, aparentemente muy espontáneas y recubiertas de cierta formalidad o formalismo impersonal, deducimos que, en el contexto biológico existencial del personaje que venimos estudiando, tienen su correspondencia con la figura y actitud de "padre", que Sofar encarna.
BILDAD
Manera muy distinta de expresarse tiene Bildad, suhita, es un sentencioso que sigue una vía intermedia". Es muy característico de la mujer el adoptar una vía media en las circunstancias de la vida, el estar profundamente enraizada en la naturaleza, en el suelo, en la sangre y en las húmedas fuerzas de la tierra.
Podemos interpretar la vivencia que nos ofrece Bildad como figura de la madre. No contesta a Job de manera categórica, de tú a tú, sino que lo hace de forma evasiva y casi impersonal: "Pregunta, si no, a las generaciones precedentes - atiende a la experiencia de los padres. - Nosotros somos de ayer y nada sabemos nada, -- por-que son una sombra nuestros días sobre la tierra" (8, 8-9).
ELIFAZ
A1 lado de estas representaciones del padre y de la madre, hay otra que tiene un significado más genérico y universal, en la que parece confluir la voz de toda la humanidad. Hay veces que nos vienen de muy lejos, que nos hablan con un aplomo imperturbable y apodíctico y con una seguridad en cuanto al contenido de su saber expresado en sentencias y formas consabidas, que no admiten la menor contradicción, aunque tales voces se modulen armoniosa y suavemente. Son las portadoras de la tradición.
Estos personajes, según las características con que se nos han revelado, vienen a adoptar unas fijaciones o actitudes equivalentes al padre en Sofar, a la madre en Bildad, y a la tradición en Elifaz.
JOB
Job discute incansablemente con ellos, y en esa discusión se va produciendo un alejamiento vital, una escisión de la personalidad en que globalmente se encontraban todos solidarizados, y un desarrollo de la individualización de la propia personalidad. Es un proceso dialéctico y doloroso: el afán de libertad frente a las normas paternomaternales y de la tradición, en las que se hallaba inserto como en una unidad compacta.
El Libro de Job es un dramático exponente literario, transido de los estremecimientos y angustias que se anudan en el argumento vital de la conquista de la conciencia. Nos encontramos, pues, por de pronto, ante el conflicto que provoca el ansia de liberación de la personalidad de Job frente al sometimiento que padecía, determinado por el dominio de los condicionamientos paterno-materno-tradicionales, representados por Sofar, Bildad y Elifaz.
Y A V E
El sentimiento dela batalla entre esas potencias las del mal y las de la fuerza justiciera de Dios es lo que produce el germinar de la conciencia. Dios es el héroe arquetípico, un héroe al que recurre Job, pero que en su actuación a través del poema tiene unas manifestaciones equívocas, en el sentido de que, por una parte, parece dar la razón a los oponentes de Job, y, desde otra perspectiva, es a éste a quien se la otorga.
ELIU
Hechas estas indicaciones sobre los rasgos caracteriológicos de Sofar, Bildad, Elifaz, Job y Yavé, hemos de referirnos a Eliú. "Eliú se presenta en escena inesperadamente, habla y desaparece sin dejar huellas detrás de sí. Ni Job ni Yavé hablan de él". "Pronuncia cuatro discursos, uno tras otro, sin encontrar respuesta alguna por parte de Job". Esta manera de actuar, aparte de la cuestión de la exégesis literaria sobre si "los discursos de Eliú han sido añadidos al libro, bien haya sido por el mismo autor, o más probablemente por un autor posterior", ponen de manifiesto que, en todo caso, nos encontramos ante un personaje de distinto modo de ser. Eliú es más joven que los demás dialogantes. Eliú, hijo de Berakel, bucita, de la familia de Ram (32,2), había esperado tomar la palabra y no lo hizo hasta que los otros callaron, "porque ellos eran más entrados en días que él" (32,4). Y de manera ex-presa dice: "Yo soy más joven, y vosotros más ancianos" (32,6). Partiendo de esa juventud, surge inmediatamente la protesta y el rechazo a los mayores :"No son los ancianos los sabios,- ni los viejos los que comprenden lo que es justo" (32,9). Se nota un afán y una acuciante impaciencia por dejarse oír cuanto antes, en los que se hace patente el apasionamiento juvenil: "Replicaré yo también por mi parte, también yo expondré mi parecer. Pues me siento lleno de palabras y me insta el espíritu que hay dentro de mí. He aquí que mi interior está como vino sin escape, que hace reventar los odres nuevos.
De conformidad con lo que venimos exponiendo, indica: "Sacaré de lejos mi saber y vindicaré la justicia de mi Hacedor" (36,3) Literal y rigurosamente, nada puede sacar de lejos su saber, pues ya hemos quedado en que se trata de una persona joven.
LA MUJER
Hay otro personaje que, aunque sólo se le menciona muy de paso, merece una alusión: su mujer. Lo que la mujer intuye en la actitud varonil de "estar aferrado a su integridad", no es otra cosa que un principio. Si, a pesar de tantas desventuras, trata de mantener el mismo proyecto de ejemplaridad,
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