Llamados para servir

Llamados para Servir

Texto Bíblico: 1 Corintios 3:9 (primera parte) “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, (…)”

Introducción:

Las grandes empresas siempre requieren de alianzas estratégicas que permitan alcanzar los propósitos que se han propuesto alcanzar, desde la perspectiva humana, estas alianzas generalmente están basadas en una condición de ganar-ganar, entre las partes que se alían uno gana algo, mientras el otro también gana un beneficio, que bien puede ser el mismo que gana el primero o, simplemente es un beneficio derivado. Para comprender mejor esta idea, que es fundamental para entender el mensaje de esta ocasión, veamos el libro de la naturaleza, en el que este tipo de relaciones ganar-ganar recibe el nombre de “SIMBIOSIS” y esta se refiere a relación que se establece entre especies diferentes para obtener beneficios mutuos que beneficien su desarrollo vital (a este tipo se le llama MUTUALISMO). Un ejemplo de simbiosis o mutualismo, basada en el servicio; lo encontramos entre los bachacos y una especie de hongo que estos mantienen llevándole toda clase de hojas con las cuales el hongo se alimenta, mientras que los bachacos aprovechan las secreciones del hongo como su alimento, así que mientras los bachacos se esfuerzan por alimentar el hongo, reciben de este su propio alimento, y de esta manera las dos especies se benefician y prosperan.

1. Dios tiene una empresa y quiere emplearnos a nosotros

Al examinar las escrituras podemos observar que Dios siempre ha querido que sus criaturas sean plenamente felices y bendecidas, esto incluye al ser humano, corona de la creación de Dios; en el Jardín del Edén el hombre y su mujer tenían todas sus necesidades cubiertas, por lo tanto, tenían todo para ser feliz. Pero con la introducción del pecado todo cambio, ahora la infelicidad, producto de la desobediencia y la culpa, angustiaban la vida de la humanidad.

Pero, a pesar de la sentencia de muerte que reposaba ahora sobre la humanidad y la creación entera; Dios tiene el plan perfecto para salvarnos, ese plan lo encontramos en el evangelio según San Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (RVR 1960). Esta es la empresa de Dios, SALVAR LA HUMANIDAD, el objetivo de esta empresa abarca a todos los seres humanos, “todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Aunque ya el Hijo Unigénito ya murió y resucitó, asegurando la promesa de salvación y vida eterna para los hombres, únicamente podrán ser salvos los que crean en Jesús, y es en esta parte donde cada uno de nosotros debe convertirse en colaboradores con Dios en su empresa de salvar al mundo. En torno a esta idea el Apóstol Pablo declara en la carta a los Romanos, Capitulo 10, versos 13 al 15, leamos:

 “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.  ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?  ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: !Cuan hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” Romanos 10: 13-15 (RVR1960)

El mundo necesita creer en un “Salvador crucificado resucitado y próximo a venir” y somos tú y yo, y cada conquistador fuerte y fiel, los encargados de ser colaboradores con Dios para cumplir esta misión.

En armonía con lo expresado por el Apóstol Pablo, ya siglos antes el Profeta Isaías declaraba: “!!Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion:!!Tu Dios reina!” Isaías 52:07 (RVR1960)

Qué bonito privilegio el que hoy podemos tener de ser instrumentos usados por Dios para llevar la salvación a otros, y más aún en este tiempo del fin. Pero además de ser un privilegio también es nuestra responsabilidad, si hemos decidido alistarnos en las filas del Ejército de Cristo como Conquistadores entonces es nuestro deber “proclamar el evangelio a todo el mundo en mi generación”, en este sentido Dios nos habla a través de nuestra hermana Elena G. de White y nos dice lo siguiente:

¿Qué estáis haciendo, queridos jóvenes, para hacer saber a otros cuán importante es tener la Palabra de Dios como guía, guardar los mandamientos de Jehová? ¿Estáis declarando por precepto y ejemplo que sólo por la obediencia a la Palabra de Dios pueden salvarse los hombres? Si hacéis lo que podéis, seréis una bendición para los demás. Mientras hacéis lo que podéis de acuerdo con lo mejor de vuestra capacidad, se irán abriendo ante vosotros medios y  oportunidades para hacer más (Youth’s Instructor, enero 1, 1907). Citado en Mensajes para los Jóvenes, pág. 188 versión digital.

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