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Principios Biblicos En Accion


Enviado por   •  15 de Mayo de 2012  •  4.578 Palabras (19 Páginas)  •  595 Visitas

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Principios Bíblicos en Acción

¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de

Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los

cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo

prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas

y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se

mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos

extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus

muertos.

Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para

alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en

libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de

cadenas y cárceles. Fueron apedreados,* aserrados por la mitad,

asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá,

cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades,

afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron

sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas

(Hebreos 11:32-38).

Los principios Bíblicos se quedan sólo como una idea si los

circunscribimos al dominio del intelecto. Llegan a ser una realidad en nuestro

estilo de vida cuando pueden ser vistos en la práctica cotidiana. Nuestros

ejemplos diarios nos ayudan a ver la relevancia de vivir estos principios pero

los ejemplos bíblicos nos proveen de la mayor inspiración posible. La Biblia

está llena de maravillosas ilustraciones de sumisión mostradas por medio de

las vidas de estos hombres y mujeres antiguos que escogieron el camino de

Dios a pesar de los increíbles retos por los que pasaron. Un libro entero puede

fácilmente dedicarse a mostrar estos ejemplos.

Para nuestros propósitos, he escogido analizar cuatro figuras Bíblicas

debido al nivel de rendición que mostraron. Esta selección fue hecha por mí de

manera subjetiva. Si alguien más estuviera escribiendo este capítulo, él o ella

quizá escogería diferentes personajes. Si yo mismo estuviera en un momento

distinto, quizá variaría mi selección. Pero estos cuatro, me han maravillado, me

han impresionado y me han inspirado. Cuando hacemos un verdadero intento

de entrar en sus mundos y ver las cosas por medio de sus ojos, vuelven a la

vida ante nosotros, llenándonos de admiración y convicciones. Si ellos hicieron

lo que hicieron y no tenían el entendimiento que hoy tenemos de Jesús,

deberíamos estar aún más dispuestos a imitarlos. ¡Sería muy temeroso

pararnos al lado de estos personajes en el Día del Juicio, a no ser que

hayamos aprendido de ellos y hayamos imitado su fe!

ABRAHAM: PADRE DE LOS FIELES

Abraham es conocido como “El Padre de los fieles” por una buena

razón. La fe que tuvo sirvió para medir y probar la fe de otros. Hebreos 11:8-19

lista las muchas ocasiones en que Abraham se sometió a la voluntad de Dios,

mostrando tal confianza, que sobrepasó sus propias experiencias. Hoy por hoy,

nuestra fe nunca es una fe totalmente ciega—Dios siempre nos da evidencias

de ella. Pero aún, a pesar de estas evidencias, ÉL nos empujará hasta llegar a

nuestros límites y nos exigirá un “salto más de fe”. Proveyó a Abraham de

experiencias que desarrollaron su fe, solo para entonces llamarlo a dar más

saltos quánticos de fe.

La historia empieza cuando Dios le pide a Abram que deje a sus

familiares y a su propia tierra. De acuerdo con Hebreos 11:8, él obedeció y

partió, mostrando de esta manera, un corazón obediente tras una acción

obediente. Rindió a Dios su deseo de saber qué venía más adelante. Abraham

obedeció y partió, sin tener ningún plan de viaje, ni calendario de actividades, ni

reservaciones de hotel, ni ningún alojamiento asegurado donde sería su futura

residencia. Hablamos de discípulos que están dispuestos a ir a cualquier lugar,

a hacer lo que sea necesario, y a dejarlo todo. Es una frase muy inspirante

pero Abraham estaba más que dispuesto a hacer estas cosas—él las hizo

repetidamente durante 100 años (desde el momento en que Dios lo llamó a la

edad de 75 hasta que murió a los 175 años).

Abraham estuvo dispuesto a rendir sus posesiones materiales a Dios.

Vivió en carpas en lugar vivir en una casa cómoda y convenció a su esposa a

aceptar el mismo estilo de vida. Cuando su rebaño y el de Lot crecieron tanto

que ya no podían seguir juntos, le dio a Lot la oportunidad de elegir la mejor

tierra donde ir. Muchos que dicen llamarse cristianos, trabajan en sus

empresas tomando el control total de las cosas bajo la filosofía de que “Dios

ayuda a aquellos que se ayudan a sí mismos”. El padre de los fieles puso sus

asuntos en las manos de un hombre más joven, confiando que su futuro estaba

realmente en las manos de Dios. Como dice Hebreos 11:10, “porque [Abraham]

esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y

constructor.” No fue un hombre materialista ya que a pesar de que Dios lo

bendijo con muchas riquezas, pudo cederlas en su momento.

Abraham también rindió sus asuntos familiares a Dios. Romanos 4:19-20

dice: “Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto,

pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara.

Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en

su fe y dio gloria a Dios.” Cuando Dios le informó que su descendencia sería

tan numerosa como las estrellas del cielo, él lo creyó a pesar de la edad que

tenía. El tiempo estaba en las manos de Dios. Él esperó en el Señor. Sara salió

en cinta, y el hijo de la promesa finalmente hizo su aparición.

En mi mente, la marca de fe más prominente de Abraham llegó algunos

años más tarde cuando Dios le pidió que sacrificara a su amado hijo. Génesis

22:3, dice que “Abraham se levantó de madrugada” para salir a matar a su hijo

Isaac. ¡Increíble! Si yo hubiera sido él, hubiera pospuesto el proceso completo

tanto como hubiera podido, pero Abraham no lo hizo. Él busco las razones por

las cuales confiar en Dios. Por el contrario, nuestro humanismo racional,

generalmente nos lleva a buscar razones para no confiar. Observa cómo en

Hebreos 11:19, Abraham consideraba “que Dios tiene

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