Respeto A La Vida Humana

I. RESPETO A LA VIDA HUMANA NACIENTE Y LA DIGNIDAD DE LA PROCREACIÓN.

1. DOCTRINA MORAL CONFORME LA DIGNIDAD DE LA PERSONA Y A SU VOCACIÓN INTEGRAL

Este tema trata sobre la instrucción de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe que ofrece un conjunto de respuestas a las principales cuestiones sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad se la procreación.

La instrucción recuerda las razones de la enseñanza de la Iglesia y se basa de su misión evangélica y propone la doctrina moral conforme a la dignidad de la persona y a su vocación integral respetando la vida del ser humano desde el momento de su concepción, porque ha sido la única criatura querida y creada por Dios, a su imagen y semejanza, que tiene la misión de transmitir la vida humana, por medio del amor profundo de Dios y de los esposos unidos en el matrimonio.

En la procreación, los padres deben de saber el significado que conlleva el nacimiento de un nuevo ser y la responsabilidad que tiene para educarlo tanto moral como socialmente dentro del ambiente donde se desarrolla el niño, ya que hay que tener en cuenta que los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos. Por lo tanto, debemos basarnos en las enseñanzas de la Iglesia, para formarnos bases sólidas que nos servirán para llevar a cabo este fin.

II. INSEPARABILIDAD DE LOS ASPECTOS PROCREATIVO Y UNITIVO.

Juan Pablo II, en su alocución del 22 de agosto de 1984 afirmaba: “En el acto conyugal no es lícito separar artificialmente el significado unitivo del significado procreador, porque uno y otro pertenecen a la realidad íntima del acto conyugal. Uno se realiza justamente con el otro y, en cierto sentido, el uno a través del otro”. Este principio de ética natural para los cristianos está todavía más claro, pues el Papa actual y la tradición magisterial anterior han proclamado que la inseparabilidad de estos dos aspectos es una norma que permite no sólo a la ley moral natural, sino también al orden moral revelado por Dios.

2. EMBRIONES HUMANOS.

Un embrión humano es el producto de la concepción desde el momento de la fecundación hasta las ocho semanas de su desarrollo. Después se le llama feto.

La presencia simultánea de los aspectos pro creativo y unitivo es la nota distintiva y específicamente humana de la sexualidad. Juan Pablo II los califica de “íntima estructura”.

La procreación en la comunión conyugal son dos bienes que fundan sus raíces en el valor de la persona. No están presentes en la sexualidad humana como dos realidades en pugna, opuestas, como si la sexualidad humana encendiera una contradicción interna. Por el contrario, son dos valores que se potencian y se protegen mutuamente dando lugar a una realidad unitaria: el amor fecundo y abierto a la

vida y la procreación como fruto del amor conyugal.

Esto indica, en el plano operativo que los dos aspectos de la sexualidad humana son éticamente coesenciales, éticamente inseparables: su unión es una necesidad ética. Por tanto, la sexualidad humana no puede ser instrumentalizada para promover uno de los aspectos – el pro creativo o el unitivo- al margen del otro. Significaría instrumentalizar a la persona misma y este es el caso de la contracepción y en sentido contrario en la inseminación artificial o la fecundación in Vitro que estudiaremos en este tema.

2.1 RESPETO A LOS EMBRIONES HUMANOS

El embrión humano es realmente desde el momento de la concepción, una persona humana formada por un cuerpo material y un alma espiritual. Es por eso que al embrión humano se le debe de tratar como persona desde el instante de su concepción, se le deben de reconocer sus derechos, defendiendo su integridad como cualquier ser humano.

Debido a los abusos en materia de investigaciones terapéuticas y diagnósticos prenatales, se hace necesario formar a las personas para que tomen conciencia del respeto a los embriones humanos, pues su irrespeto ha traído problemas de tipo moral tales como la muerte y como consecuencia remordimiento de conciencia, culpabilidad, etc.

2.1.1 DIAGNOSTICO PRENATAL

“El diagnóstico prenatal puede dar a conocer las condiciones del embrión o del feto cuando todavía está en el seno materno; ypermite, o conciente prever, mas precozmente, y con mayor eficacia, algunas intervenciones terapéuticas, médicas o quirúrgicas para mejorar el embrión.

Este diagnóstico es lícito si los métodos utilizados, con el consentimiento de los padres, debidamente informados, salvaguarda la vida y la integridad del embrión y de su madre, sin exponerlos a riesgos desproporcionados. Pero se opondrá gravemente a la ley moral cuando contemplan la posibilidad, en dependencia de sus resultados, de provocar un aborto: un diagnóstico que atestigua la existencia de una malformación o una enfermedad hereditaria, no debe equivaler a una sentencia de muerte.

2.1.2 INTERVENCIONES TERAPÉUTICAS

Son intervenciones que se realizan con el fin de sanar o curar al embrión humano, dentro del útero materno.

Es lícita siempre que se respete la vida y la integridad del embrión y que no se exponga la vida de la madre a riesgos desproporcionados que puedan provocar su muerte.

2.1.3 LA EXPERIMENTACIÓN MÉDICA

No se debe de experimentar sobre los embriones vivos, sólo si existe la certeza que no peligra la vida de la madre o del embrión, y si existe consentimiento de los padres. Los cadáveres de los fetos deben ser respetados como el de cualquier ser humano y no utilizarlos para experimentos de cualquier tipo: comercial, industrial o científico.

Ninguna práctica científica o comercial puede hacerse cómplice de un aborto

procurado, pues es inmoral producir embriones humanos para material biológico. No se puede atentar contra la vida de estos seres humanos.

2.1.4 FORMA DE OBTENER UN SER HUMANOA FUERA DE UN ACTO SEXUAL

Los procedimientos de procreación artificiales no se rechazan únicamente por ser artificiales sino por su relación con la dignidad de la persona humana llamada a responder a la vocación divina, al don del amor, al don de la vida.

Los valores fundamentales relacionados con las técnicas de procreación artificial son dos:

- La vida del ser humano con las técnicas de procreación.

- La originalidad con que esa vida es transmitida en el matrimonio.

La procreación humana presupone la colaboración de los esposos con el amor fecundo de Dios. El don de la vida humana debe realizarse en el matrimonio mediante los actos específicos y exclusivos de los esposos de acuerdo

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