Aprendizaje Colaborativo

Conectados

Por Gastón Roitberg

Domingo 20 de agosto de 2008 – La Nación Digital

Con los recursos tecnológicos en plena expansión, la mayoría de quienes acceden a su utilización ya han olvidado cómo era la vida cotidiana cuando aún no estaban disponibles. Esta nota da cuenta de los grandes cambios en nuestra forma de pensar, sentir y actuar.

Víctor hizo el servicio militar a fines de los años 60, en el Grupo de Artillería de Defensa Antiaérea 101, en Ciudadela. Ahí conoció a Alejandro, con quien entabló una gran amistad. Cuando terminaron la conscripción, no volvieron a comunicarse por casi cuarenta años. Y el reencuentro se produjo gracias a un simple newsletter, un boletín recibido por e-mail donde se publican fechas de cumpleaños. Alejandro encontró allí un apellido que le resultó familiar y una dirección de correo electrónico que le permitió contactarse con el hijo de su compañero de "colimba" y, a un clic de distancia, retomar el contacto con Víctor.

El impacto de Internet y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) es un fenómeno tan arraigado en la vida cotidiana que se presenta sin previo aviso, de manera natural y con una velocidad sorprendente. Se habla de recursos que satisfacen necesidades concretas y que se adoptan para reemplazar prácticas del pasado o transformarlas. Tal como les sucedió a estos amigos, separados por el tiempo y reunidos por la inmediatez, instantaneidad y ubicuidad de la Web y sus productos asociados. Sin embargo, muchos sostienen que algunas tecnologías tardan décadas en ser asimiladas por los diferentes grupos sociales y cuando lo son, pueden ser resignificadas e incluso rechazadas. Uno de los mayores historiadores de la cultura moderna, Raymond Williams, escribió que una de las principales características de nuestra sociedad actual es la coexistencia de nuevas tecnologías con antiguas prácticas sociales.

¿Hay una vida real y una vida cíber? En las grandes ciudades de hoy es posible estar comunicado todo el día a través de diminutos dispositivos portátiles (celulares, cámaras, reproductores multimedia) que se conectan a redes fijas o inalámbricas, con programas muy simples basados en Internet. ¿Qué sucede cuando surgen alternativas al contacto cara a cara?

Los "nativos digitales" (jóvenes menores de 20 años que no conciben su vida sin la interacción con la tecnología) adoptaron el chateo a través de mensajeros instantáneos como una especie de ejercicio de salto continuo entre el mundo real y el virtual. En los países anglosajones, por ejemplo, cuando los chicos están comunicándose por esta vía en sus habitaciones e ingresan los padres, escriben y envían la leyenda POD, que significa parents on shoulder (padres sobre los hombros) para advertir que no podrán seguir chateando del mismo modo.

Los jóvenes también crearon una recodificación del lenguaje a través del envío de mensajes de texto (SMS), una actualización de la antigua esquela del siglo XVIII. En el mundo ya circulan más de 500 millones de mensajes por año, con abreviaturas que hacen más veloz el tipeo y generan el llamado mobile gossip, la versión en celular de las típicas charlas adolescentes, de chismes y rumores.

Ogilvy, una red de comunicaciones especializada en publicidad y marketing, acaba de publicar un original informe hipertextual, bautizado Undía.net, que estudia los vínculos entre los ciudadanos y los medios digitales en América latina para entender cómo la tecnología interfiere en los lazos sociales. Los principales resultados del informe derrumban algunos prejuicios de la relación entre las personas y la tecnología: La convergencia digital está más impulsada por el deseo humano de conectarse a otros que por los avances tecnológicos.

Usualmente se considera la comunicación digital como fría e impersonal, en comparación con la comunicación cara a cara, pero para muchos es lo contrario. Si bien las nuevas tecnologías refuerzan nuestras redes sociales, a la vez pueden debilitarlas.

En la comunicación fragmentada (por ejemplo, los mensajes de texto) no importa tanto el contenido como el hecho de recibirlos, sentir que otro está pensando en comunicarse y que hay conexión.

El hogar digital

El filósofo español Javier Echeverría, que escribió en 1995 el libro Cosmopolitas domésticos, pronosticó una progresiva difusión de un nuevo tipo de vivienda, la telecasa, caracterizada por la utilización de tecnologías de interacción social a distancia a través del teléfono, la televisión, Internet y otras. "Las casas se reservan sus funciones tradicionales (ser el lugar de descanso por excelencia), pero la tecnología influye en su organización física y, sobre todo, en su estructura familiar y social", sostiene.

Ese cosmopolita doméstico desconoce los límites temporales y espaciales de su casa. Tiene cibervecinos y las distancias son nulas por el efecto de la glocalidad (un juego de palabras entre global y local). "A los consumidores digitales de hoy los definimos como tecnoadictos, ya que usan y abusan de los nuevos recursos y no logran imaginar cómo era la vida antes de que existieran –dice Gustavo Martínez, presidente de Ogilvy Latino Sur–. Sin embargo, el valor principal de estos recursos no es cuánto sabemos, sino con quiénes y cómo estamos conectados."

Julián Jares tiene 28 años, es desarrollador web, y cree que la vida cíber soluciona problemas, pero genera nuevas necesidades. "Hace tres años veía películas en mi casa sin interrupciones. En cambio, ahora, las veo con mi notebook al lado para buscar información en Internet sobre el director, los actores, el contexto en el que se filmó o contactarme con otros lectores para saber su opinión crítica sobre el film."

El Análisis de Usuarios de Internet y Tecnología en el Hogar publicado por Carrier y Asociados en mayo de 2006 señala que "la llegada del nuevo milenio estuvo acompañada por un incesante crecimiento del consumo de productos digitales (computadoras, teléfonos, cámaras, reproductores de MP3 y DVD) que entraron en una etapa de masificación que altera las reglas del mercado conocidas hasta el momento". Y arriesga: "Este nuevo escenario digital se monta sobre la gran infraestructura de Internet".

La cibereducación

En las escuelas también se discute el efecto de las TIC. El tema no es si los más chicos hacen un mal uso de los recursos que ofrece Internet, con el copy-paste (copiar y pegar), sino cómo aprovechar su potencial para resolver problemas y enriquecer las prácticas pedagógicas habituales, organizar las tareas escolares y pensar un ejercicio de experiencias compartidas.

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