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LA NUEVAS TECNOLOGIAS EN LA EDUCACIÓN BÁSICA


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2013  •  1.950 Palabras (8 Páginas)  •  169 Visitas

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Desde sus orígenes, en términos de la evolución biológica, los seres humanos han sido gregarios –esto es, animales que viven en grupos–, lo cual les ha permitido organizarse y distribuir las tareas para satisfacer sus necesidades básicas: alimentarse, protegerse, reproducirse y cuidar de su descendencia.

El conocimiento que posibilita la satisfacción de estas necesidades también permite mejorar las condiciones de vida, por lo cual constituye una de las mayores riquezas de los grupos humanos. Y dado que el conocimiento, como vimos, es el resultado de un conjunto de actividades de investigación, ésta constituye la maquinaria indispensable para producir tal riqueza.

El conocimiento es un bien que se genera, se acumula, se usa y se transmite. Si cada generación tuviera que comenzar de nuevo, seguramente no habríamos pasado del periodo Paleolítico. Pero una característica básica del conocimiento es que se puede transmitir. Cuando alguien obtiene un nuevo conocimiento, puede enseñar a otros seres humanos lo que aprendió como resultado de su investigación, y de esa manera aumenta la riqueza social.

Típicamente, el conocimiento se transmite de una generación a la siguiente. Esto ha sido así desde la transmisión de los conocimientos más elementales –para cazar, construir herramientas, preparar alimentos– hasta la comunicación de los más complejos conocimientos científicos y tecnológicos de nuestros días.

La razón de ser de las escuelas –desde el jardín de niños hasta la universidad– es precisamente la de educar a las nuevas generaciones, enseñándoles a convivir con el resto de la sociedad, y eso implica transmitirles una buena parte del conocimiento que esa sociedad tiene ya a su disposición.

Desde luego, el conocimiento también se transmite en el seno de las familias y en el ejercicio mismo de la práctica laboral. Por ello desde mucho tiempo atrás existe la figura del maestro en la mayoría de los oficios, las artes y las técnicas –como en la carpintería, la ebanistería o el manejo de herramientas– y correspondientemente encontramos la figura del aprendiz, que recibe el conocimiento de parte de quien tiene la maestría en el manejo de las técnicas.

El conocimiento, entonces, es un bien social que puede difundirse y compartirse. Una sociedad se enriquece en la medida en que un mayor número de sus miembros se benefician del conocimiento que les permite satisfacer necesidades y resolver problemas (desde los más prácticos e inmediatos hasta los más teóricos y complejos). Una primera función social de la investigación, por tanto, consiste en generar el conocimiento que sirve para resolver los problemas de un grupo social y mejorar sus condiciones de vida.

Ahora bien, el conocimiento producido por un grupo social puede transmitirse no sólo entre sus miembros y las generaciones sucesivas, sino también a grupos distintos. Sin embargo, es posible que un conocimiento generado por cierto grupo, dentro de su propio contexto, no produzca exactamente los mismos resultados al aplicarse en un entorno distinto. En ese caso, para poder cubrir las necesidades que presenta el nuevo contexto se tendrán que realizar modificaciones, adaptaciones o mejoras en el conocimiento original. Y el resultado será una innovación con respecto al conocimiento previo.

Esto ha sido así a lo largo de la historia, pero ocurre cada vez con mayor frecuencia en la actual sociedad del conocimiento, especialmente cuando se intenta aplicar conocimiento tecnológico y tecnologías fabricadas en otros contextos. En algunos casos, las adaptaciones requeridas serán menores, pero hay aplicaciones que exigen un fuerte trabajo de innovación.

La investigación, entonces, no sólo permite generar nuevo conocimiento, sino que también resulta necesaria para determinar la conveniencia de adoptar determinado conocimiento, por ejemplo, el incorporado en cierta tecnología.

Una segunda función social de la investigación, por tanto, consiste en generar el conocimiento necesario para determinar si resulta conveniente aplicar ciertas técnicas, tecnologías o conocimientos científicos en determinado contexto natural o social, y en su caso realizar los cambios necesarios para que ese conocimiento resulte útil en el nuevo contexto de aplicación.

El conocimiento generado por las actividades de investigación nos permite, en primer lugar, entender cómo es el mundo, tanto el mundo de los fenómenos naturales como el de los sociales. Somos capaces de intervenir para resolver un problema sólo cuando logramos identificarlo correctamente y además entendemos determinado aspecto del mundo. Esta comprensión, que está en la base de la tarea de resolución de problemas, también está estrechamente relacionada con la capacidad para transformar y producir nuevos fenómenos.

Por ejemplo, cuando sabemos cómo funciona el sistema inmunológico de nuestro organismo, y en particular cómo reacciona en presencia de determinados agentes infecciosos, digamos un virus, entonces estamos en la posibilidad de generar productos que puedan inocularse en el organismo para desencadenar una producción de anticuerpos específicos para ese agente infeccioso; es decir, el conocimiento del sistema inmunológico del cuerpo humano, y de las maneras específicas de reaccionar ante ciertos agentes patógenos, es lo que nos permite producir vacunas. Pero, desde luego, se requieren complejos procesos de investigación para lograr el conocimiento básico del organismo, en primer lugar, y después para producir la vacuna correspondiente, con un alto nivel de eficiencia y de seguridad.

Las sociedades actuales son enormemente complejas y requieren el desarrollo de novedosas formas de comprenderlas. Estas sociedades —que especialmente han experimentado el impacto de la ciencia y la tecnología—, muestran una distribución del conocimiento más evidente que en tipos de sociedades menos complejas. En las sociedades contemporáneas algunos saben construir centrales nucleoeléctricas y otros producir organismos transgénicos; otros más saben diagnosticar y atender casos de enfermedades físicas y mentales. También hay expertos capaces de proponer medidas para no agotar prematuramente las reservas de agua dulce del planeta, así como para asegurar que habrá energía y alimentos suficientes para el número de habitantes que vivirán en el mundo en el año 2050. En México, hay científicos sociales que pueden hacer estimaciones sobre el número de mexicanos que emigrarán a Estados Unidos de América si no se generan suficientes fuentes de trabajo, y otros

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