Productividad.

¿Qué es eso que el dinero no puede comprar? ¿Que conlleva a pensar que algo moral se puede comprar? ¿Es posible comprar elementos, servicios, felicidad o disciplina?

El texto de Michael J. Sandel nos presenta innumerables ejemplos y en ocasiones presenta historias que son repetitivas y que, con un solo ejemplo, se puede entender el punto al cual él quiere llegar.  Esto hace que el libro en ocasiones sea previsible y no sorprenda en muchas de sus historias.

El punto y contexto que quiere llevar el autor es acorde al nombre del libro, este da diferentes ejemplos de las personas que compran o venden servicios para beneficiar a los que están dispuestos a pagar y nos da un contexto económico de esta situación. Este contexto en ocasiones se puede interpretar como algo que no es moralmente aceptado y que posiblemente la gente rechaza. En algunas frases el autor parece inclinarse por el concepto económico, más que por el moral; un ejemplo de esto es el artículo que escribió para el New York Times y que la gente respondió de manera agresiva.

El autor tiene razón al decir que el fin del sistema económico está separado de la moral, y su posición nos hace ver que el sistema económico en ocasiones puede dar orden y ser la mejor opción para que las personas realicen una buena actividad común o no atenten en contra de otras, de sí mismas o hasta del medio ambiente. Esto está sujeto a la situación en la que se presente, en el ejemplo del niño que no le gusta leer pero que su papá o una persona incentiva a este a que lea, dando dinero a cambio, se presenta una estimulación bajo la figura del sistema económico, aunque no es grave, porque después al niño puede gustarle la lectura y no se centrará en lo económico en un futuro, si puede ser visto desde el punto de vista moral como manipulación. Desde el punto de vista moral, el niño puede desarrollar el gusto si en cambio de dinero recibe atención de sus padres o ve los resultados en sus notas y decide que leer es la mejor opción.

Como se dijo anteriormente, todo depende de la situación en la cual se presente el dilema económico-moral y el concepto objetivo que cada persona tenga sobre estos sistemas.

El autor expresa que hay cosas que no se pueden comprar, como los amigos, aunque el sistema económico ofrece planes para que alguien pague a otra a cambio de ser su “amigo”, en realidad este no cumple con los objetivos y funciones que hacen los verdaderos amigos como estar incondicionalmente con esa persona. En el sistema económico fallaría si no se cuenta con el dinero para pagar y este método no se pensaría siquiera en el sistema moral.

Otro buen ejemplo que afirma que no todo se puede comprar es el premio Nobel o cualquier reconocimiento que se dé por las capacidades o habilidades de cada persona. El trofeo o certificado de este se puede comprar, pero no la capacidad y por ende no se destaca a la persona que compra esto como la persona que tuvo la disciplina o talento para alcanzarlo. Pero ¿por qué una persona consideraría pagar por algo que obtuvo otra persona? Muchas pueden ser las razones, puede ser coleccionista de estos elementos, seguidor de la filosofía que tiene la persona que lo ganó y tiene esto como un recuerdo, etc. Independiente de porque se hace, hoy en día parece una práctica común, pagar millones por estos reconocimientos es una manera de demostrar cuánto dinero hay en su banco y cuanto puede o quiere gastar para que los demás tengan un concepto del poder económico.

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