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APORTE CULTURAL Y EDUCATIVO DE LA BAJA EDAD MEDIA


Enviado por   •  20 de Agosto de 2013  •  1.982 Palabras (8 Páginas)  •  938 Visitas

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El aporte cultural y educativo de la Baja Edad Media

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Educación y Educadores, Volumen 10, No. 2

A finales del siglo X la cultura europea fue

impulsada por los reyes, por otros nobles y por los

hombres más sabios de ese siglo, como el santo

padre Silvestre II, Gerbert de Aurillac (940-1003),

arzobispo de Reims, quien consideraba que “... de

los bienes al alcance de los hombres, el estudio y

la ciencia eran los principales”.

Entre los siglos X y XIII se conformó lo que sería

la sociedad feudal y los valores de carácter más

humanista, expresados en cualidades como fortaleza

de ánimo, perseverancia, moderación, dominio de sí

mismo y desprecio del peligro, del dolor y de la

muerte. Se enseñaba que las virtudes fundamentales

para la vida eran la fe, el valor y la ciega lealtad al

igual o al superior. Para quienes no respetaban estos

principios, los castigos eran el aislamiento y el

rechazo; la derrota se decidía en el campo de batalla

o en los eventos o torneos. A los vencedores se les

concedía el reconocimiento de

Honor y Bravura

2

.

También fue muy importante, en esta época, la

creación de las órdenes de caballería “... para

ponerlas al servicio de las grandes empresas de la

fe”. Dice Martín Riquer que el caballero debía ser

el prototipo del hombre perfecto: vigoroso y dies-

tro en las armas, justo y piadoso. En esta época se

exaltaba un concepto heroico de la vida y de los

valores espirituales e individuales, manifiestos en

la cortesía y la caballerosidad

3

.

Para el sociólogo e historiador Alfred Weber,

en el acto de ser armado caballero, se hacía una

consagración religiosa y se asumía el deber de

tener una determinada actitud espiritual. Además,

al “vestir las armas y ceñir la espada” eran

impuestos diferentes deberes: cómo llegar hasta el

sacrificio en aras de los supremos bienes, prestar

protección a los desvalidos y a los débiles, tener

un espíritu de servicio, una magnanimidad gene-

rosa y una veracidad absoluta. El caballero debía

ser un nuevo modelo de cristiano; su principal

tarea era luchar por Dios y la cristiandad

4

.

Otro acontecimiento importante de la Edad

Media fue promovido por el papa Urbano II para

rescatar los lugares santos de manos del Islam, las

Cruzadas, una llamada a las armas en la que “Dios

sería su guía; la cruz blanca, su símbolo, y su grito

de guerra: ¡Dios lo quiere! (

Deus le volt)

”. Estas fue-

ron peregrinaciones colectivas hacia Tierra Santa.

La narrativa hagiográfica y las Cruzadas proporcio-

naron un material de gran valor para los historia-

dores y para los cronistas que han estudiado estas

expediciones y a quienes las acompañaron.

Uno de los relatos más importantes sobre las

Cruzadas es el de la princesa griega Ana Comne-

na

5

, cronista de la época, quien escribió un relato

muy interesante en el que se refiere a cómo todo

el Occidente, desde más allá del Adriático hasta las

columnas de Hércules, se marchaba en una sola

columna a través de Europa con rumbo al Asia y

llevaban consigo familias enteras.

Dice el filólogo e historiador Dietrich Schwa-

nitz que en el transcurso de doscientos años

tuvieron lugar seis cruzadas que promovieron la

creación de distintas órdenes militares, como los

caballeros del Temple, los caballeros de la Orden

de San Juan y la Orden Teutónica.

En el año 1119 el caballero Hugo de Payns orga-

nizó un cuerpo militar para proteger las rutas y los

acantonamientos en los caminos hacia Oriente. Más

tarde, uno de estos grupos constituyó la orden de

los Caballeros Templarios, nombre tomado de la

fortaleza situada en el emplazamiento al lado del

templo de Salomón, en Jerusalén. Los Templarios

construyeron al sur de Haifa un recinto fortificado

para acoger a los peregrinos

Una consecuencia importante de las Cruzadas

fue el conocimiento, en Occidente, de la cultura de

los árabes, su pensamiento y su erudición. Ade-

más, aprendieron los europeos varios procedi-

mientos industriales y manufacturas, por ejemplo

el uso del algodón, la elaboración de telas de algo-

dón, batistas, muselinas y brocados; el cultivo de

otros productos agrícolas, como el algarrobo y el

sésamo. También se conocieron unos animales

diferentes, que estimularon la imaginación de los

autores para concebir cuentos y fábulas.

En esta época, en los siglos X, XI y XII, la

escritura se convirtió en “un instrumento de

poder”; proliferaron diferentes documentos políti-

cos, históricos y administrativos, que daban fe de

la vida administrativa y privada.

Sin embargo, desde la antigüedad clásica y en

la Edad Media, especialmente, se consideraba la

memoria como un arte que debía cultivarse. Los

retóricos, los oradores, los filósofos y los científi-

cos europeos se preocuparon por conocer la

nemotecnia. Y se consideró la memoria como “la

madre de la sabiduría y el erario y el guardián de

todas las cosas”.

Antes de la difusión de la cultura a través de

la imprenta, fue el apogeo de la memoria para la

preservación y difusión de la cultura. Dice Daniel

Boorstin que: “Todo el mundo precisaba del arte

de la memoria, que, al igual que las demás artes,

podía cultivarse. La capacidad memorística podía

perfeccionarse, y se admiraba a los virtuosos que

tenían una memoria altamente desarrollada”

6

.

Muchas obras importantes fueron transmitidas

por tradición oral; se representaron y se conserva-

ron mediante las artes de la memoria. Sin embar-

go, los libros manuscritos fueron también de gran

ayuda y sirvieron especialmente para mantener,

recopilar, citar y fundamentar diferentes conoci-

mientos mediante el pensamiento de los maestros

de la cultura grecolatina

7, 8

.

3. Manuscritos, códices, miniaturas y arte

Los historiadores dicen que en la Edad Media

las abadías

...

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