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Aborto Ensayo


Enviado por   •  5 de Agosto de 2011  •  1.997 Palabras (8 Páginas)  •  988 Visitas

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Para referirme al aborto voy a exponer primero una breve reseña conceptual e histórica.

Aborto, significa etimológicamente del latín, sin nacimiento o no nacido. Tomando por otra parte las concepciones jurídicas, podemos indicar que el Fontán Balestra se refiere al concepto material del aborto que consiste en la interrupción del embarazo con la muerte del feto. Es decir provocar intencionalmente la expulsión del feto por parte de la madre, siendo esto un delito material realizado en forma dolosa.[9]

Sebastián Soler por otro lado, afirma que el aborto es la muerte producida a un feto. Así, (sic) "...Toda acción destructiva de la vida anterior al momento del parto, sea que importe la muerte del feto en el claustro materno, sea que la muerte se produzca como consecuencia de la expulsión prematura...” [10]

Por otro lado, es necesario afirmar que existen distintos tipos de aborto, el inducido, es decir, intencional y artificial, y el espontáneo o natural. No creo precisar nada más acerca de estos términos con lo cual pasaré ahora a las apreciaciones sobre este concepto.

De acuerdo a la definición antes enunciada, aborto siempre significa muerte.

Ahora bien, siguiendo el cuestionamiento que se hace T. Nagel, podemos decir que, “...si muerte es el fin permanente e inequívoco de nuestra existencia, podemos preguntarnos si es malo morir (...) De acuerdo a las afirmaciones de este pensador, si la muerte es un mal, lo objetable es la pérdida de la vida y no el estar muerto (...) Si la muerte es una desventaja no es fácil decir cuándo la padece el hombre (...) Al menos que el bien y el mal puedan aplicarse a un embrión no puede afirmarse que no nacer sea una desdicha (...) No podemos afirmar que el tiempo anterior al nacimiento del hombre es un tiempo en que él habría vivido si no hubiera nacido entonces, sino antes (...) él no podría haber nacido antes: alguien que hubiera nacido mucho antes que él habría sido otra persona...” [11] Todas estas citas del texto de Nagel vienen como referencia a algunas doctrinas utilitaristas. Así, si nos matan, los deseos que sentimos para el futuro desaparecen tras nuestra muerte y no sufrimos por no poder llevarlos a cabo. Para el utilitarismo clásico los deseos no son pertinentes respecto de la cantidad de placer o dolor que experimente. Así, la condición de persona no tiene una conexión directa con lo que hay de malo en matar. Un utilitarista de este tipo defenderá una prohibición de matar, dado que, si saber que habitualmente se mata me causa dolor, mi vida será menos agradable y feliz. Para este utilitarista, matar es malo porque elimina la felicidad que la victima hubiera experimentado de hacer vivido. La otra versión del utilitarismo juzga las acciones, no por su tendencia a maximizar el placer o el dolor, sino por la medida en que están de acuerdo con las preferencias de cualquier ser afectado por la acción o sus consecuencias. Esta versión es conocida como utilitarismo de preferencia. Según esto, toda acción contraria a la preferencia de cualquier ser es mala, a no ser que existan preferencias contrarias que tengan más peso que ésta.

Hemos podido ver en este apartado, el concepto etimológico y jurídico de aborto, algunas apreciaciones sobre el concepto y a lo que conlleva y algunas posiciones filosóficas al respecto. De esta manera, presentaré brevemente ahora algunas referencias históricas para luego pasar a las consideraciones propias de la bioética y realizar las conclusiones.

El Código de Hammurabi, destacaba una compensación a las mujeres libres en casos de abortos provocados mediante violencia por golpes, exigiéndose el pago de 10 siclos por el feto perdido.

En la antigua Grecia, Aristóteles, en su libro La Política destacó que se puede autorizar el aborto para el control de la población. Platón también aconsejó el aborto para evitar la superpoblación.

El aborto voluntario de la embarazada no se tenía por delito en la antigua Roma republicana, ya que ni el derecho ni la filosofía estoica atribuían al producto de la concepción una vida propia. Se consideraba al feto como “partio vicerum matris”, así que si la mujer abortaba no hacía más que disponer de su cuerpo. En Roma, en su primera época, no se consideró el aborto voluntario como delito. En general, su práctica no daba lugar a sanciones, excepto en salvaguarda de los derechos que correspondían al padre o por las eventuales lesiones o muerte causadas a la madre. Se consideraba a los padres (pater familiæ) con poder sobre la vida y muerte de sus hijos, y por esta razón, se les permitía colaborar con el aborto de sus hijas.

Es con la llegada del cristianismo (como afirma también P. Singer) que cambia radicalmente la actitud frente al aborto, inicialmente en el pensamiento y posteriormente en las leyes. La tesis central del cristianismo era que a partir del momento de la fecundación se constituye ya una vida humana, que posee dignidad y honor similares a los de cualquier ser humano ya nacido. La Iglesia Católica admitía que el feto no era un ser humano con alma humana hasta, al menos, 40 días después de la concepción. Es decir, distinguía mediante dos tesis un ser humano con alma y uno sin. En este orden de ideas, para el cristianismo -ya sea al momento de la fecundación (según la tesis de la animación inmediata) o cuarenta días o más posterior a ella (según la tesis de la animación retardada)- la unión del alma y del cuerpo hace al ser humano y por tanto, su destrucción constituiría homicidio.

Esta pequeña reseña histórica nos muestra que en muy pocas ocasiones el aborto era considerado un homicidio, y es el Cristianismo quien impondrá esa idea. Es así como, más adelante se presentarán dos corrientes filosóficas que tratarán la ética en dos direcciones, una deontológica (Kant) y una teleológica (Utilitarismo). Son estas dos corrientes quienes analizarán la cuestión de la vida debatiendo dos principios de la ética normativa: el de la inviolabilidad de

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