BASES CIENTÍFICAS DE LA SANACIÓN DE REIKI Y OTRAS TERAPIAS ENERGÉTICAS/ FUNDACION HUMANISTICA MENSAJEROS DE LUZ Y VIDA
Enviado por Laura.M.Rumbos • 2 de Octubre de 2013 • 2.174 Palabras (9 Páginas) • 454 Visitas
BASES CIENTÍFICAS DE LA SANACIÓN DE REIKI Y OTRAS TERAPIAS ENERGÉTICAS
Poco a poco la ciencia comienza a comprender algunos aspectos de las energías curativas. Para poder desarrollar una teoría científica sobre los efectos de Reiki es
necesario ocuparse de los campos magnéticos que produce todo ser
viviente.
El médico y PhD. en Ciencias Biológicas, Dr. James L. Oschman describe este fascinante tema en un libro recientemente publicado: “La Base Científica de la Medicina Energética” (Energy Medicine, The Scientific Basis). Se sabe desde hace bastante tiempo que nuestro cuerpo es atravesado por la corriente
eléctrica. Fluye a través de nuestro sistema nervioso y forma parte de
las fuerzas de autocontrol de nuestro cuerpo. Cada órgano y cada tejido
de nuestro cuerpo está comunicado con nuestro sistema nervioso.
Desde este sistema y partiendo del cerebro se emiten las señales que controlan todas las actividades corporales. También dentro de las células y entre ellas circula corriente eléctrica. Muchas de ellas contienen incluso cristales
líquidos. Estos cristales vivientes se alojan en las membranas
celulares, en la mielina de los nervios y en otros lugares. Cuando se
ejerce presión sobre los cristales, estos producen descargas
piezoeléctricas. Por esta razón los cristales líquidos del cuerpo
generan constantemente corrientes eléctricas.
Estas corrientes se relacionan a menudo con otras cosas. Esto significa que, al igual que ocurre en el láser, las frecuencias están al unísono con un cierto entorno. Tales vibraciones láser pueden propagarse dentro del cuerpo e irradiar hacia su alrededor. Esto hace recordar los posibles efectos curativos del
sonido del tambor. Cuando la presión de un golpe de tambor actúa
conjuntamente con el tejido corporal, se producen campos y corrientes
eléctricas rítmicas que influyen en la actividad biológica de los
tejidos.
Existe además otro sistema nervioso, el sistema perineural. Está compuesto por una capa de tejidos entrelazados que rodean el sistema nervioso. Han sido descritos por Robert O. Becker en una serie de artículos. Más de la mitad de las
células cerebrales son células perineurales o gliales. Debe imaginarse
al sistema perineural como un segundo sistema nervioso que trabaja con
corriente continua. Es dirigido por las células cerebrales y toma parte
activa en todo proceso de curación. Si una parte del cuerpo se encuentra
dañada, el sistema perineural genera un potencial eléctrico en ese
lugar, que advierte al cuerpo del daño. Con ayuda de ese potencial
eléctrico el sistema perineural dirige células hacia el lugar lastimado,
como glóbulos blancos, fibroblastos o células móviles de la piel.
El potencial eléctrico se modifica durante el proceso de curación. El sistema perineural es además muy sensible a los campos magnéticos exteriores. Cuando la corriente eléctrica fluye a través de un conductor, siempre aparece alrededor suyo un campo magnético. Las corrientes eléctricas en el cuerpo humano
producen campos magnéticos, denominados campos biomagnéticos. Penetran
en el cuerpo y lo rodean. Se han podido mensurar estos campos por medio
de medidores biomagnéticos sensibles.
El Dr. John Zimmerman de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado utilizó un así llamado SQUID (Super Conducting Quantum Interference Device) para medir los campos biomagnéticos de muchas partes del cuerpo, por ejemplo, el cerebro, el corazón y distintos órganos. Estos resultados biomagnéticos nos ayudan a comprender las funciones del cuerpo y a diagnosticar
enfermedades. El más potente de los campos biomagnéticos se haya
localizado en el corazón. Ha llegado a ser medido a una distancia de
4.50 metros. El cerebro y otros órganos están rodeados de sus propios
campos biomagnéticos. Estos campos pulsan con distinta frecuencia y
actúan en forma interrelacionada. Cuando un órgano está sano tiene una
frecuencia determinada, si se enferma esta frecuencia se modifica. Todos
estos campos biomagnéticos conforman un gran campo biomagnético que
rodea el cuerpo. Efectivamente se corresponde con lo que denominamos
aura.
Por esta razón, aun cuando existen otros aspectos, el campo biomagnético es uno de los componentes principales del aura. Estos campos tienen a su vez influencia sobre otros campos que se encuentran en las proximidades, aún sobre los de otras personas. Este principio se denomina inducción. Significa que un campo magnético puede actuar sobre otro, en la medida en que produce cambios en el campo o modifica incluso la intensidad y frecuencia de la
corriente eléctrica que circula en su conductor. Es decir, el campo
biomagnético de una persona puede actuar sobre el de otra y de esta
manera influir a veces sobre el bienestar general así como sobre el
funcionamiento de los órganos y los tejidos. De este modo se define el
verdadero significado del concepto “personalidad de gran magnetismo”.
Al mismo tiempo es el fundamento científico del hecho de que una persona puede producir un efecto terapéutico sobre otra. Desde un punto de vista científico la piel no representa el límite de una persona, sino que su personalidad se extiende hacia el entorno. Sabemos, por experiencia personal, que esto es
cierto, ya que cada uno de nosotros alguna vez ha sentido la presencia
de otros. Esto está ahora probado e incluso explicado
científicamente. También las manos están rodeadas de campos
biomagnéticos. Se han medido los campos de los terapeutas durante los
tratamientos y se comprobó que eran mucho más intensos que los de las
personas corrientes. Se utilizó un simple medidor magnético compuesto de
dos bobinas de 80.000 vueltas cada una y se lo conectó a un
amplificador.
Las manos de los terapeutas alcanzaron un valor de 0.002 Gausios, lo cual es mil veces más alto que cualquier otro campo que emite el cuerpo. El campo pulsó con diferentes frecuencias entre 0.3 30Hz, oscilando mayormente entre 7 y 8 Hz. La fuerza curativa en las manos es producida, al menos en parte por el
sistema perineural. Este sistema rodea los nervios y ofrece un camino
para la corriente continua. Las corrientes son moduladas por impulsos
cerebrales que, a su vez, son dirigidas por el tálamo. Las manos emiten
posiblemente también otros tipos de energía que tienen efectos
terapéuticos.
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