Biotipos cutáneos

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Índice

Introducción        3

Desarrollo        4

Conclusión        7

Referencias bibliográficas        8

Introducción

La piel es vital para mantener nuestra salud y bienestar general, ya que actúa como “primera línea defensiva” del organismo. Dentro de sus funciones esenciales se describen la regulación de la temperatura, control de la sensibilidad, regeneración cutánea, entre otras.

Al ser el órgano más grande de nuestro organismo, se constituye en el indicador de salud más visible, es un mediador entre el mundo externo y externo, y además una “carta” de presentación en nuestras relaciones sociales diarias. El adecuado cuidado de nuestra piel impacta directamente en nuestro estado de ánimo, autoestima y bienestar personal, por lo tanto, es importante fomentar el cuidado cutáneo facial y corporal.

Por lo tanto, es importante conocer nuestro tipo de piel, ya que necesita ser cuidada y atendida cada cierto tiempo. Sus componentes deben ser reconocidos y tratados por cosmetólogas faciales profesionales, requiriendo un diagnóstico previo para llevar a cabo los cuidados cosmetológicos más adecuados.

Cuando hablamos de biotipos cutáneos nos referimos al patrón biológico de nuestra piel que es determinada genéticamente, en donde su estado varía dependiendo de los diversos factores internos y externos a los que es sometida.

El tipo de piel o biotipo cutáneo está determinado genéticamente, pero también su estado varía a partir de los diferentes factores internos y externos a los que es sometida. En este sentido, uno de los factores que influye de manera importante es la constitución de la “barrera natural” de nuestra piel y que se conoce como manto hidrolipídico

Desarrollo

La clasificación de los diferentes biotipos cutáneos se relaciona con la combinación de las secreciones de sebo y sudor producido por las glándulas sebáceas y sudoríparas que forman el manto hidrolipídico situado en la superficie de nuestra piel. Existe un equilibrio secretorio óptimo que le otorga a la superficie cutánea un estado de lubricación y humectación regulado. Cuando este equilibrio es alterado se distinguen los distintos tipos de piel ya sean normales, secas, grasas y mixtas. “Se debe considerar que además intervienen factores propios del individuo y factores ambientales que modifican sustancialmente las características cutáneas, traduciéndose en la multiplicidad de biotipos que existen”. (https://www.hartwichmedicinaestetica.com/blog/biotipos-cutaneos)

La piel normal es aquella que presenta dentro del manto hidrolipídico un perfecto equilibrio secretorio sebáceo y sudoral, ya que las capas más profundas de la piel están en constante movimiento para evitar la formación de arrugas, entregando así una superficie lisa de color uniforme, reflejando un brillo moderado de humectación e hidratación y sin imperfecciones. Tolerando de buena forma los jabones, temperaturas extremas y los ingredientes para el cuidado de la piel más agresivos.

cuidados y tratamientos recomendados para este tipo de piel es el uso diario de antioxidantes y protección solar, ya que mantienen el aspecto de la piel y previenen el envejecimiento prematuro.[pic 7][pic 8]

La piel seca se debe a la insuficiencia de líquidos cutáneos, ya sea la ausencia de grasa o perdida de agua, siendo responsables de la escases de secreciones sebáceas y sudoríparas. “Su origen puede ser de orden interno o individual por menor desarrollo de las glándulas sebáceas, influenciadas por factores hormonales o por la misma involución fisiológica de la piel”. (http://pharmacosmetic.es/Biotipos).

Dentro de las características que presentan este tipo de piel es que son muy tensas, estriadas y poco flexibles con una coloración mate. Por otra parte, también se debe considerar que los factores externos como el ambiente influyen en este biotipo cutáneo, ya que si se expone la piel a un ambiente seco y caluroso solo beneficiara la deshidratación celular, sequedad y descamación provocando arrugas.

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