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COMO APRENDE GEOGRAFÍAUN ADOLESCENTE DE SECUNDARIA


Enviado por   •  18 de Octubre de 2012  •  6.233 Palabras (25 Páginas)  •  542 Visitas

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las diferentes teorías cognoscitivas que se tiene sobre la forma más adecuada de cómo aprende el adolescente de la Escuela Secundaria la Geografía y que papel importante juegan los profesores en la construcción del conocimiento de los mismos jóvenes durante la etapa de la adolescencia. Hoy día el creciente aumento de la población, que puede duplicar su número actual en treinta años, impone nuevas actitudes frente al proceso educativo y frente al proceso social vigente. El cambio continuo e inapelable en que vivimos inmersos nos coloca ante una renovación constante de conocimientos y posturas ante la educación permanente o instrucción del adulto. Este proceso compromete por vida un ajuste a las nuevas realidades sociales, científicas y técnicas que obligan a reacomodaciones y descartes continuos.

Nadie puede quedarse con lo que sabía. Esta situación afecta sobre todo la actividad pedagógica. Los docentes no nos damos cuenta, o nos encerramos en nuestros bastiones adquiridos en el momento de nuestra preparación profesional básica. Nos negamos a ver, en la mayor parte de los casos, que todo cambia y muy profundamente y que la situación de la escolaridad activa es una necesidad imperiosa. No existe persona capaz de desempeñarse correctamente luego de dos décadas de ejercer su profesión, conservando sólo los conocimientos obtenidos en la Universidad. Y todo ello teniendo en cuenta sólo el bagaje intelectual, sin hablar de las dificultades para conceptuar y adaptarse al mundo ajeno que se desarrolla a su alrededor, o bien para comprender las tremendas transformaciones del mundo del adolescente en la escuela secundaria.

Los alcances inquietantes de este hecho aún escapan a nuestra comprensión con claridad suficiente, o no queremos o nos negamos a aceptarlo suponiendo que todo va a volver a lo de “antes”. Un maestro o profesor de cincuenta años de edad transmite a sus alumnos conocimientos que adquirió hace 25 o 30 años, y que ellos pondrán en práctica quizá dentro de 10 o 15 años. En total hay un atraso formativo de unos 35 o 40 años, lo que es, casi, dos veces el plazo que marca la historia contemporánea para las grandes etapas de la transformación humana. Vislumbremos apenas la competencia y el aporte extraescolar que reciben los niños a través de los medios de difusión, de los elementos a su alcance en juegos y entretenimientos, de la creciente posibilidad de acceder a la técnica sencilla y del contacto más libre y abierto con sus mayores. Es evidente que nuestro mundo escolar, nuestra escuela tradicional, ha perdido vigencia. Lo peligroso es no estar conscientes de esos cambios y que “las consecuencias de nuestros actos se producirán en un mundo completamente diferente de aquel en que lo hemos preparado”.

La escuela no está preparada para los tremendos cambios que suceden en la sociedad, de la cual se supone debe de ser el reflejo y trasvasadora de situaciones prefijadas. El problema que se nos plantea es el siguiente: una sociedad nueva, exigente, apresura resultados a una escuela convencional, que aún no se ha percatado, o no desea hacerlo. Debemos de concientizar el hecho de que hoy en día falta en todo el compuesto educativo un “nuevo enfoque de sistemas” que, con agilidad y armonía, abarque la totalidad del conjunto naturaleza-hombre-tecnología. Se debe desarrollar un régimen hábil para plantear imprevistos, libres para métodos en un mundo distinto de aquel en que logro su preparación. Un mundo cambiante que no debe postergar, ni ignorar, y al cual debe de contemplar sin temor, sin aprensiones, sin olvidos. Conocimientos y métodos que pueda afrontar, llevando inclusive por las propuestas de sus alumnos, camino que deberá transitar a un riesgo de “ver que pasa”. Nos entregamos a la docencia con rebuscamientos pedagógicos cada vez más refinados, cuando su tiempo puede ser dedicado al perfeccionamiento personal y, por supuesto, a mejorar las relaciones en el aula, tan deterioradas en nuestros días.

Todo evoluciona y, como el alumno, el educador debe de evolucionar, mejorar completar, ampliar, reemplazar sus conocimientos y también incorporar nuevas técnicas, ensayar sus métodos y argucias para lograr una mejor comprensión a través de procesos que comprometan la colaboración del alumno en el acto escolar. Debemos concientizar el hecho de que, frente a nuestras enseñanzas, el educando posee siempre, previamente, una idea anticipada, un preconcepto que generalmente es una perspectiva simple, ingenua, a veces errónea, parcial o cierta en algunos aspectos. Su información es vaga y limitada circunstancial que no debemos descartar no debe de ser negativa, por el contrario, debe ser aprovechada para convertirlo en colaborador del desarrollo de la clase. El profesor debe de reconocerse siempre imperfecto y ser suficientemente sincero para admitir la crítica ajena, o su autocrítica.

Creo que pese a las exigencias cuantitativas, prácticas y sociológicas, la Geografía ha adquirido un nuevo rigor, una nueva originalidad; lo conservará siempre que logremos cuidar su flexibilidad para conservar conexiones circunstanciales y adecuadas. De aquel peligro que corría hace años, de desaparecer absorbida por la sociología ha quedado hoy un sentido de defensa de objetivos y campos específicos. Alejados quedan afortunadamente los catálogos de datos, nombres y las frías definiciones de los procesos y fenómenos que hacían, no sólo antipática la materia, sino adecuada exclusivamente para memoristas y protectores de una rígida y provecta asignatura. Como pocas materias del currículum, trabaja con tanta libertad de movimientos y constituye una disciplina formativa de preceptos y normas tan completos, que cumple con los fines educativos. No solo brinda conocimientos, sino que determina actitudes y desarrolla habilidades ya que esto está estipulado en el nuevo Plan de Estudios en donde además de esto; se requiere que se trabaje a través de los estudios de caso y de la situación didáctica solo por mencionar algunos.

La geografía, como disciplina científica, tiene un pasado muy lejano: en la Antigua Grecia ya se conocía y estudiaba como tal, precisamente ahí tuvo su origen y se desarrolló como ciencia. Con el paso del tiempo, y de los diferentes periodos históricos (Edad Antigua, Edad Media, Renacimiento, Edad Moderna y Edad Contemporánea), ha justificado su incorporación y estudio en el currículo escolar. La intención de este apartado no es hacer un recuento histórico que recupere las corrientes, propuestas y tendencias que se han manifestado en cada uno de los paradigmas científicos construidos a lo largo del tiempo, de los cuales tenemos expresiones surgidas y exportadas desde Europa y Estados Unidos de América hacia México.

Con el propósito de favorecer la articulación de la

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