CORRUPCIÓN, FLOJERA Y FALTA DE EDUCACIÓN… FUENTES DE LA NACIONALIDAD MEXICANA?

INTRODUCCIÓN

En el presente ensayo abordaré la nacionalidad en el contexto de su existencia, de su identidad y de los pormenores que han ocasionado que los mexicanos no la reconozcan como tal. Punto que considero de vital trascendencia debido a que la identidad que nos hace ver como mexicanos traspondrá y nos hará entender el porqué del sentimiento del mexicano, el por que su decisión a cambiar en ocasiones de nacionalidad, el porqué de buscar la doble nacionalidad, el porqué de su inquietud por sentirse defraudado por su nación, el porqué de su decisión de estudiar en otros países, si…en este trabajo nos iremos a las raíz del problema, la corrupción, el pensamiento del mexicano flojo y a una de las más importantes, la educación.

Intentare dar una respuesta que, muchos ya sabemos pero que no queremos o podemos entender, o tan sólo hacemos como que no nos importa, la educación, la flojera y la corrupción que de manera directa inciden en la raíz de la nacionalidad mexicana.

No!!! No tengo nada en contra de mi país, soy mexicano y mi sentir es el dolor que causa verme superado por un cumulo de situaciones que son tan vistas en el y que a mi pesar, la ignorancia nos hace aceptar. Comienzo a aceptar aquella frase que he escuchado en diferentes ocasiones, “Un pueblo ignorante es más fácil de gobernar”, ¿acaso al final del presente ensayo cambiara mi punto de vista y el de algunos más?, espero en verdad que algo ocurra y por lo menos sirva el mismo para hacernos reflexionar.

De la misma forma, la ignorancia permite que el pueblo sea corrompido, y eso da lugar a diferentes estereotipos que se forman conforme a las clases sociales. El problema principal es que corregir la ignorancia se logra atacando a la raíz del problema, y esta es la educación misma. Con la educación podemos afectar a la economía y a la parte política dando lugar a un mejor país, y a mejor gente. Mientras más sea capaz una persona de reflexionar en sus acciones mejores serán estas. Y el problema resulta en pensar que la educación escolar es más que suficiente cuando se refiere a educación; de hecho la misma educación en las escuelas puede resultar deficiente, e incluso contraproducente. Limitando la capacidad de razonamiento de la gente. Lo cual empeora cuando se consideran factores como la familia y el gobierno. Si la familia no es ignorante hay problemas con la escuela y con la sociedad. La gente más culta a veces encuentra difícil aceptar o ser aceptado, dependiendo de las circunstancias. Y el gobierno no ofrece la suficiente ayuda en términos de cantidad o calidad como para hacer una mejora verdadera en la educación.

Para ampliar el término nacionalidad en el sentido sociológico, puedo citar la definición expuesta por Pérez Verdía, “La nacionalidad es el sello especial que la raza, el lenguaje, el suelo, el clima y las tendencias naturales imprimen a la individualidad humana hasta hacerlas agrupar en diversos Estados .”

Por otro lado, hay que tener en cuenta al analizar la definición anterior, se puede destacar, que pueden variar en un Estado la raza, el idioma, las costumbres, pero habrá solo una nacionalidad jurídica para las personas; aunque podría haber varias nacionalidades sociológicas. Cabe hacer notar que la nacionalidad desde el punto de vista jurídico fomenta la igualdad de los nacionales.

Actualmente vivimos en una situación en la que el nacionalismo sigue existente entre y en nosotros, sin embargo está en riesgo nuestra identidad como mexicanos porque estamos perdiendo el control de el proceso de nuestra historia como nación, aparte de que están surgiendo muchos cambios en el mundo en varios aspectos: ideológico, social, económico, político, etc.

Doy inicio a este trabajo con algunos adjetivos que califican al mexicano: flojo, machista, alegre, trabajador, amable, conformista, agresivo, mediocre, mal educado, albureo, y entre otros más. Es sorprendente ver que tanto los jóvenes como los empleados den estos adjetivos hacia el mexicano, debido a los estereotipos que ya se tienen de él, incluso de sí mismos, estereotipos que provienen del extranjero, por personas ajenas a nuestro país, un ejemplo claro de esto es el estereotipo que tienen los estadounidenses del mexicano: un clásico hombre sentado bajo la sombra de un nopal.

Todas las personas, grupos y comunidades tienen una manera específica de ver al mundo y comprenderlo, de relacionarse con su entorno, de concebir los problemas y retos que enfrentan y de responder a ellos, así como de asignar valor a sus recursos y reglas para su disposición entre sus integrantes, por lo que cada grupo tiene características específicas que los hacen ser diversos.

¿Qué es lo que provoca que México sea visto de esta forma? ¿Por qué los jóvenes ahora estudian y su más grande anhelo es salir del país a ejercer? ¿En qué momento de la historia de México perdimos el brillo de la gran Tenochtitlan?

Me parece oportuno decir que el brillo se perdió desde la conquista, en el momento en que Cuauhtémoc es destronado, torturado y asesinado por Hernán Cortés. Precisamente es en ese instante en el que se pierde la identidad, debido a la mezcla de dos culturas totalmente diferentes.

Octavio Paz, en su libro “El laberinto de la soledad” expresa: El mexicano no quiere ser ni indio, ni español. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega. Y no se afirma en tanto que mestizo, sino como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la nada. Él empieza en sí mismo. Lo anterior lleva a pensar que el mexicano en sí ha perdido pista de sus orígenes y ha pasado a convertirse en un americano cualquiera, el cual; carece de historia y enriquece la propia adoptando costumbres ajenas a la propia.

Conforme avanzan las generaciones cada vez se está haciendo más notable el poco interés que demuestra la juventud mexicana por las tradiciones y la cultura local. El mexicano condena en bloque toda su tradición, que es un conjunto de gestos, actitudes y tendencias en el que ya es difícil distinguir lo español de lo indio. Es importante marcar que nuestro origen abarca ambas, y es justo darle su respectiva importancia, identificar que somos hijos de ambas culturas y que es apropiado adoptarlas ambas, debe de ser tomada y reconocida como tal: parte de nuestra historia; misma de la cual no podemos escapar.

Vivimos con la mácula que somos un país tercermundista, e inmediatamente, se nos viene a la mente los fantasmas de nuestro pasado que nos da miedo combatir y/o aceptar (las poblaciones indígenas y culturas antiguas), sin darnos cuenta que lo que en realidad nos tiene en regresión es la incapacidad de reconocer esa parte de nuestra cultura y explotarla con la sabiduría con la que la usaban nuestros antepasados.

Luchamos con entidades imaginarias, vestigios del

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