CRECER SIN DETENERNOS

Un mundo, dos mundos, muchos mundos que no se sabe para dónde van. Una multitud de mundos individuales caminando en el colectivo, cada uno enclaustrado en una cajita llamada cuerpo. Algunos de apariencia tranquila, otros a punto de estallar que gesticulan mostrando su inconformismo, y otros en explosión continua.

Esa es la radiografía de la sociedad que conformamos. Incontables son los que nadie les enseñó la cara buena de la vida, a otros les mostraron una cara falseada, están aquellos que conocieron la mejor cara de la existencia, pero les pareció jarta y aburrida, prefirieron mofarse de ella. Y qué decir de los genios que creyeron que el planeta era solo de ellos y para ellos; quedan los que decidieron hacer parte del orden establecido, hacer aportes a favor de toda la especie y torear las malas energías de otros sin dejarse contaminar. Es este el medio donde nos desenvolvemos y ahí debemos estar, avanzar, aprender a crecer sin detenernos.

"Un maestro oriental vio un escorpión que se estaba ahogando y decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el escorpión lo picó. De la reacción de dolor, el maestro lo soltó y el animal cayó al agua y se estaba ahogando de nuevo. El maestro intentó sacarlo otra vez y otra vez el animal lo picó. Alguien que estaba viéndolo se le acercó y le dijo: - Disculpe, pero… ¡usted es terco! ¿Cada vez que intente sacarlo del agua le va a picar? El maestro respondió: La naturaleza del escorpión es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar. Así que con la ayuda de unas hojas, el maestro sacó al escorpión y le salvó la vida".

Algún desconocido buen pensador concluyó de la anécdota del maestro y el escorpión: "No cambie su naturaleza. Si alguien hace algo malo, solo tome precauciones. Algunos persiguen la felicidad, otros la crean. Preocúpate más por tu conciencia que por tu reputación. Debido a que tu conciencia es lo que eres y tu reputación es lo que otros piensan de ti. Lo que los otros piensen no es nuestro problema, es problema de ellos".

Me gustó esa interpretación y voy a intentar ampliarla. El maestro conocía el instinto natural del escorpión, y su buena intención pasaba sobre la naturaleza indómita del animal; entonces solo cambió de método, hizo lo correcto, lo que su conciencia le dictó. La reputación de terco, tonto y caprichoso no le interesó, él sabía que ese juicio respondía a las expectativas de otros.

Anthony de Mello considera que el más grande acto de amor no es el del servir, sino el acto de contemplación del otro más allá de las apariencias, sin etiquetas. Nos recomienda comprender en las personas los condicionamientos pasados, las experiencias que crearon una defectuosa forma de pensar y de percibir, "(…) sobre todo en su inconsciencia, no en su malicia.

A medida que hagas esto tu actitud se trocará en amor y en perdón, porque examinar, observar y

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