CUENTO DE LOS VALORES
Enviado por GERMANJOSEREY • 10 de Julio de 2012 • 4.107 Palabras (17 Páginas) • 652 Visitas
MICAELA Y EL HADA DE LA OBEDIENCIA.
Valor: obediencia.
Éste es el país de los cuentos. Hoy Micaela ha llegado hasta aquí buscando algo, ¿qué será?- ¡Hola, soy Micaela!
- Hola, respondió el ratón Brillo Dorado, mientras apuntaba en su libreta de notas con su gran lápiz también dorado.- ¿Qué haces? - preguntó Micaela curiosa, acercándose al ratón.
- Tengo que anotar a todos los visitantes. Eres la visitante número 3.
- ¿Número 3?, pensé que aquí venían muchos niños y niñas de todo el mundo.
- Tienes razón, en realidad ese es mi número favorito, ji, ji, ji, se rió Brillo Dorado.
- ¿Y qué haces por aquí?, este es un lugar muy lejano.- Mamá me ha enviado, estoy buscando al Hada de la Obediencia, necesito hablar con ella.- Pues hoy es tu día de suerte, yo te llevaré - dijo Brillo Dorado.
Es así como juntos emprendieron el viaje. Subieron sobre unas nubes que los transportaron por el cielo y durante el trayecto adoptaban diversas formas, ¡eran hermosas!
Luego bajaron cerca de un río con aguas cristalinas, treparon sobre una hoja de eucalipto se dejaron llevar por las aguas hasta la próxima orilla, ¡Todo era muy divertido! Al final del camino había un castillo muy pequeñito, y Brillo Dorado dijo:
- Aquí es, ya llegamos, yo puedo entrar porque soy pequeño, pero tú necesitas pasar por la prueba de la humildad.
- ¿Cómo es eso? – preguntó Micaela.
- Sólo párate frente a la puerta y si tu corazón tiene dentro el sentimiento de humildad te harás pequeña y podrás entrar.
- ¿Y si no resulta?, tengo miedo Brillo Dorado –dijo Micaela.
- No te preocupes, eres una buena niña. Todo saldrá bien. Entonces Micaela se paró frente a la puerta del pequeño castillo y de pronto, como por arte de magia, se hizo tan pequeña que pudo entrar fácilmente.
- Qué bueno, ya estamos adentro, -se alegró Micaela-, vamos a buscar al hada de la Obediencia, amigo ratoncillo. En medio de un gran altar estaba el Hada, con una sonrisa hermosa.
- Hola, Micaela, ¿qué te trae por aquí?, -preguntó el Hada.
- ¿Cómo está usted, señora Hada?, necesito saber el secreto de la obediencia, pues me está resultando difícil ser obediente con mamá. - Es fácil, querida amiga. ¿Recuerdas las nubes que te trajeron y el río en el que navegaste hasta acá? Pues ser obediente es ser como las nubes que pasan adoptando la forma que el viento les da, son hermosas y pueden ir fácilmente a cualquier lugar.
También ser obediente es ser como el agua que fluye, que corre hacia abajo y llega al océano. El que es obediente tiene ventaja ante Dios, no es una tarea fácil pero te ayudará mucho a escuchar y aceptar las opiniones de los demás.
Luego le dio un abrazo a Micaela y salió por la ventana. Micaela en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en su cuarto. Ese día había aprendido mucho.
FIN
LA CARRERA DE ZAPATILLAS
Valor: amistad.
Había llegado por fin el gran día. Todos los animales del bosque se levantaron temprano porque ¡era el día de la gran carrera de zapatillas! A las nueve ya estaban todos reunidos junto al lago. También estaba la jirafa, la más alta y hermosa del bosque. Pero era tan presumida que no quería ser amiga de los demás animales.
Ja, ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.
Jo, jo, jo, jo, se reía del rinoceronte que era tan gordo.
Je, je, je, je, se reía del elefante por su trompa tan larga.
Y entonces, llegó la hora de la largada.
El zorro llevaba unas zapatillas a rayas amarillas y rojas. La cebra, unas rosadas con moños muy grandes. El mono llevaba unas zapatillas verdes con lunares anaranjados. La tortuga se puso unas zapatillas blancas como las nubes. Y cuando estaban a punto de comenzar la carrera, la jirafa se puso a llorar desesperada .Es que era tan alta, que ¡no podía atarse los cordones de sus zapatillas!
- Ahhh, ahhhh, ¡qué alguien me ayude! - gritó la jirafa.
Y todos los animales se quedaron mirándola. Pero el zorro fue a hablar con ella y le dijo:
- Tú te reías de los demás animales porque eran diferentes. Es cierto, todos somos diferentes, pero todos tenemos algo bueno y todos podemos ser amigos y ayudarnos cuando lo necesitamos. Entonces la jirafa pidió perdón a todos por haberse reído de ellos. Y vinieron las hormigas, que rápidamente treparon por sus zapatillas para atarle los cordones. Y por fin se pusieron todos los animales en la línea de partida. En sus marcas, preparados, listos, ¡YA!
Cuando terminó la carrera, todos festejaron porque habían ganado una nueva amiga que además había aprendido lo que significaba la amistad.
Fin y colorín, colorón, si quieres tener muchos amigos, acéptalos como son.
TODOS SOMOS DIFERENTES.
Valor: respeto hacia los demás.
Cuenta una historia de que varios animales decidieron abrir una escuela en el bosque. Se reunieron y empezaron a elegir las disciplinas que serian impartidas durante el curso.
El pájaro insistió en que la escuela tuviera un curso de vuelo. El pez, que la natación fuera también incluida en el currículo. La ardilla creía que la enseñanza de subir en perpendicular en los árboles era fundamental. El conejo quería, de todas formas, que la carrera fuera también incluida en el programa de disciplinas de la escuela.
Y así siguieron los demás animales, sin saber que cometían un grande error. Todas las sugerencias fueron consideradas y aprobadas. Era obligatorio que todos los animales practicasen todas las disciplinas.
Al día siguiente, empezaron a poner en práctica el programa de estudios. Al principio, el conejo se salió magníficamente en la carrera; nadie corría con tanta velocidad como él.
Sin embargo, las dificultades y los problemas empezaron cuando el conejo se puso a aprender a volar. Lo pusieron en una rama de un árbol, y le ordenaron que saltara y volara.
El conejo saltó desde arriba, y el golpe fue tan grande que se rompió las dos piernas. No aprendió a volar, y además no pudo seguir corriendo como antes.
Al pájaro, que volaba y volaba como nadie, le obligaron a excavar agujeros como a un topo, pero claro, no lo consiguió.
Por el inmenso esfuerzo que tubo que hacer, acabó rompiendo su pico y sus asas, quedando muchos días sin poder volar. Todo por intentar hacer lo mismo que un topo.
La misma situación fue vivida por un pez, por una ardilla y un perro que no pudieron volar, saliendo todos heridos. Al final, la escuela tuvo que cerrar sus puertas.
¿Y saben por qué? Porque los animales llegaron a
...