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Como Hablamos Mal Los Chilenos


Enviado por   •  31 de Julio de 2013  •  2.351 Palabras (10 Páginas)  •  698 Visitas

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*D 0 5 S I E R *

4 c COMO HABLAMOS t’

G U I L L E R M O B L A N C O

la pregunta no parece ser si hablamos bien o mal, sino c6mo.

Entrevistas, clases magistrales, articulos de prensa, suelen plan-

/

tear el asunto en tkminos de pof e.‘‘{ Por que cree usted que

10s chilenos hablamos mal nuestro idioma?” Respecto al hecho

0 mismo no se entra en discusi6n. Que hablamos mal tiene el

valor de un axioma. Y la curiosidad -entre acomplejada y mor- 0

bosa- se refocila en determinar a quC se debe este fen6meno.

Pri’m er error.

Segundo, suponer que nuestro “hablar mal” adquiere ciertas

modalidades tampoco muy abiertas a debate. Una de ellas es que

tenemos un vocabulario extremadamente pobre. Otra, que nos

comemos muchas letras a1 pronunciar las palabras. Y la mL reciente,

que usamos un lenguaje repleto de garabatos (el pais parece

haberse visto poblado sorpresivamente por dos etnias, una

nueva y una que hasta hace poco se crey6 extinguida: ones y

onas). Mucho m6s atr6s -acaso por razones culturales- viene la

vieja critica acadkmica: decimos desapercibido cuando tratamos

de decir inadverrido; o reemplazamos el legitim0 sobre la base de

por un arbitrario en base a; y por hltimo, para no caer en el

masoquismo enumerando m6s ejemplos que nada tienen de

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ejemplar, incluso instituciones que se supondria culturales

invitan “a1 acto a realizarse” tal o cual dia en tal o cual sitio.

Es innegable nuestra gula por las eses finales u otras letras incautas.

Las devoramos. Lo de la pobreza de vocabulario quizi

exija una distinci6n: somos mh pobres de habh que de lengru.

No es que no sepamos lo que significa una serie de palabras que

solemos sustituir por comodines. La cuestibn, el apararito, el

cos0 ese, y por cierto la huevada y el hueveo pueden adquirir

prlcticamente cualquier significado segtin el momento y el

contexto. En cuanto a las incorreciones acadkmicas, es obvio que

la ignorancia campea en ellas con mayor libertad que antes.

Hay quienes, incluso, no saben c6mo se llama lo que hacen.

Un ejemplo: seguro o “garaje auromotriz” (si usamos la 16gica,

aun prescindiendo de la gramkica, auromotriz es la -nunca el

ni lo- que se mueve por si sola: iy alguien ha visto un seguro o

un garaje movihdose pof sf solos?).

iC6mo abordar el tema, entonces?

Quizi un consejo titi1 seria perderle el miedo. En seguida, no

“dar por hecho” que hablamos tan, tan mal. Ver si es cierto.

Ver c6mo. Ver por quC. Ver si importa y en qui sentido.

Un articulo no basta para responder a todas las preguntas, per0

acaso sirva para insinuar algunas vias por las cuales empezar a

perseguir respuestas.

La gramafagia, esa tendencia “chilena” a engullir letras, no es

fenbmeno exclusivo nuestro. En castellano en general no se

pronuncia la h, y en algunos casos tampoco la u. En c a t a h

(otro de 10s cuatro idiomas espaiioles) enmudecen ciertas letras

en las terminaciones: roser suena rod, y la combinaci6n ny da fi.

En franc& la gramafagia se ha oficializado hasta el extremo:

casi no hay s ni t finales que sobrevivan: est s610 suena e; y

una especie de rCcord viene a ser eaux, donde se escriben tres

vocales y una consonante, para pronunciar hicamente una

cuarta vocal: 0.

Quizl 10s chilenos, como antes 10s andaluces y a su manera 10s

extremeiios, no estemos pmmmddo mal, sin0 s610 distinto, y

puede convenir desalarmamos. Basta imaginar el papelbn que

haria uno de nosotros si pronunciara en serio todas las letras de

todas las palabras dentro de un grupo de compatriotas. SiGtico

seria el diagn6stico mis bondadoso.

Ahora, (que idioma pronunciamos mal? El castellano, [no es

cierto? Pero, (que h e en sus origenes el castellano? Lo mismo

c que el franc&, el portuguis, el italiano, el rumano, el gallego, el

portuguis, el catalln: un latin m?l hablado. Se deformaban

las palabras segh el geaio de cada pueblo, y eso iba dando

dialectos propios, algunos de 10s cuales ascendieron a idiomas

con todas las de la ley .Tal vez no habria que alarmarse a1 ver que

el castellano cambia. “‘Seiia es que caminamos, Sancho”. Seiia es

de que esti vivo. Las lenguas muertas no cambian (y aun eso es

verdad hasta por ahi: un papa tuvo que inventar la versi6n latina

de bomba at6mica para una enciclica: pirobulus atomicus).

Es un hecho, sin embargo, que en mb de algtin sentido hablamos

mal. Y de varias maneras diferentes. Por ejemplo, tpor que

nos da por meter vocablos extranjeros que no necesitamos?

Control, que h e galicismo, hacia falta y estuvo bien incorporarlo.

Radar seria inglb, per0 nombraba un hecho nuevo para el

cual no teniamos palabra; muy justo admitirlo. No parece el

caso, por ejemplo, de shock, que incluso suena casi igual a su

equivalente castellano: choque. t0 el choque es pa 10s rotos y el

shock para la gente fina? <A nadie le choca decir shock teniendo

choque a mano?

Una de las formas de hablar mal de 10s chilenos va por ahi.

Por nuestra obsesi6n mimkica. Remedamos compulsivamente.

Somos la copia feliz del edin que se nos ponga por delante.

Lo tradicional en la evolucibn de 10s idiomas es que operen sobre

ella dos influencias. Una es la del hablante culto, el que leia

y escribia aun antes de la imprenta y el desarrollo de la alfabetizaci6n.

Disponia, precisamente, del poder de lo escrito para

gravitar en 10s cambios. Sus expresiones poseian permanencia en

10s textos. El otro factor es el pueblo, el hablante vulgar. El est6

much0 mls cerca de ese soplo misterioso que se llama genio del

idioma. Si toma algo en prbtamo, lo remoldea a su pinta.

Un ejemplo: el watchman, vigilante de las naves, pas6 a ser

guachimh a1 adoptarlo nuestros trabajadores portuarios, iy hay

que ver que suena a nuestro!

[QuC pad, entonces?

Pas6 que hemos sufiido (nunca se aplic6 tan bien una palabra)

cambios culturales artificiosos. Con la pCrdida de importancia

relativa de la lectura, el hablante culto influye tambiCn relativamente

menos en el desenvolvimiento de la lengua. Y en cuanto

a1 pueblo, a1 depositario del genio del idioma, su influjo se reduce

porque 10s medios

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