Comprensión Pedagógica

INTRODUCCIÓN

A lo largo de la educación preescolar los niños adquieren poco a poco distintos conocimientos, habilidades y actitudes que lo ayudan a crecer tanto social como culturalmente. La tarea central de la educadora es la de actuar como mediador entre los nuevos aprendizajes y los niños; es decir, tomar en cuenta los conocimientos previos de cada uno de los pequeños, conocer sus gustos, intereses y necesidades para que de esta manera pueda diseñar actividades didácticas acordes a su zona de desarrollo potencial y generar en ellos aprendizajes significativos.

La mejor manera de ayudar a los niños a rectificar y adquirir conocimientos es siendo equitativas con ellos; es decir, darle a cada quien lo que necesite y requiera para lograrlo. Para esto se necesita conocer muy bien a cada uno de los alumnos. Gracias a ellas pude, en un primer momento, conocer todo lo que implica ser una educadora, las tareas que tenemos antes, durante y después de nuestras intervenciones y, posteriormente, “romper el hielo” al enfrentarnos a los niños, dándonos las bases y herramientas necesarias para hacerlo de manera adecuada; así mismo, hemos aprendido a ser observadoras, reflexivas, analíticas, flexibles, solícitas y comprensivas.

En todos los grupos existe un enorme abanico de ideas, pensamientos, costumbres, tradiciones, conocimientos y demás, por lo que es muy importante que tanto los pequeños como nosotras mismas, conozcamos, aceptemos y respetemos cada una de nuestras diferencias, pues si sabemos utilizarlas adecuadamente, será una experiencia muy rica; la diversidad, y nos afirman que debe ser vista como una oportunidad de conocimiento y aprendizaje y no como un problema.

DESARROLLO

La idea de una pedagogía es que busque la comprensión es increíble, significa centrar los esfuerzos, no en la transmisión de los contenidos curriculares, sino el pleno entendimiento de los mismos. La pedagogía de la comprensión es el arte de enseñar a comprender y su meta es capacitar a los alumnos para que realicen diversas actividades de comprensión.

La comprensión pedagógica implica…

Para obtener una comprensión pedagógica completa se necesitan de los siguientes factores: no es una simple habilidad, requiere del adulto, una capacidad reflexiva, capacidades de escuchar y apreciar a los niños, comprensión aplicada, se lleva la práctica mediante el tacto pedagógico, es interactiva, es comprensión práctica.

La comprensión no sentenciosa supone escuchar abiertamente, una situación que se suele dar entre amigos. Implica una forma de escuchar que es receptiva, abierta, compasiva, auténtica y facilitadora. El saber escuchar/comprender, sabe cuándo quedarse en silencio, cuándo solidarizarse y cómo plantear una pregunta.

La comprensión del desarrollo es cuando el pedagogo sabe cómo ayudar a un niño a superar los obstáculos en las situaciones concretas, o cómo crecer personalmente y madurar.

La comprensión analítica ayuda a liberar al niño de los problemas que lo oprimen, identificándolos y ayudándolos a enfrentarse a su significado. No siempre resulta fácil identificar el problema que preocupa al niño. Crecer significa valerse por sí mismo.

La comprensión educativa se basa en cómo experimenta el niño el currículo, y en una evaluación de las fuerzas y debilidades en el aprendizaje de niño y debe ser capaz de evaluar estas.

La comprensión formativa es la forma primaria de la comprensión pedagógica la cual se basa en un conocimiento completo e íntimo de la vida de él y sobre lo que es único en él.

Existen tres competencias importantes que las educadoras debemos tomar en cuenta para atender a los niños de manera pedagógica: la solicitud, la comprensión y el tacto. La solicitud pedagógica es la apertura que debemos tener con el niño al tratar de detectar lo que cada uno demanda; es decir, saber cuáles son sus intereses, preocupaciones, dudas y/o necesidades, y para lograrlo se necesita tiempo, disposición, observación constante, inteligencia y, sobre todo, sensibilidad. Por su parte, la comprensión pedagógica es la empatía que se debe mostrar con los niños una vez detectada la demanda, analizar el caso y tratar de entenderlo para, posteriormente actuar con tacto pedagógico: saber cómo, cuándo y dónde intervenir para lograr que el pequeño logre satisfacer sus necesidades.

Generalmente solemos olvidarnos de este último aspecto o le damos poca importancia debido a que no conocemos el gran impacto que puede llegar a tener en las vidas de los niños. Las educadoras necesitamos actuar con tacto para que nuestros alumnos se sientan importantes, seguros y en confianza. Debemos hacerlo siempre con la intención de ayudarlo y no sólo “por cumplir”, pues como afirma Manen (1998), “los niños logran apreciar con bastante exactitud la diferencia entre los profesores que son verdaderos y los falsos que no están realmente interesados en ellos”.

Recordemos que el tacto pedagógico ayuda a preservar un espacio para el niño, proteger lo vulnerable, evitar que se haga daño, recomponer lo que se ha roto, reforzar lo que es bueno, resaltar lo que es único y favorecer el crecimiento personal.

Durante las prácticas se han tomado en cuenta estos aspectos y se ha tratado siempre de brindar a los alumnos la confianza y apoyo que necesitan. La mayoría de veces han dado resultado y hemos logrado establecer un ambiente bueno en el que las intervenciones favorezcan las necesidades de los pequeños; sin embargo, ha habido ocasiones en las que por más que se intenta mostrar amabilidad y ayuda, no se obtienen los resultados que se quisiera posiblemente porque los períodos en los que se práctica son muy cortos y no alcanzan para influir de manera impactante en la vida de los niños.

El tacto pedagógico se manifiesta principalmente como una orientación consciente en cuanto ala forma de ser y actuar con los niños. Existen varias maneras de describir cómo se manifiesta el tacto en nuestra forma pedagógica de ser y actuar, como se puede poner en evidencia:

Retrasando o evitando la intervención.

En muchas ocasiones como maestros nos damos cuenta que nuestros alumnos no entienden o comprenden ciertos conceptos o carecen de ciertas habilidades, no intervenimos, dándonos por igual que aprendan o no, avanzando con nuestro programa no interviniendo, ni preocupándonos en hacer algo para evitar esta situación, creemos que con pararnos en frente ya estamos enseñando a nuestros alumnos.

Como receptividad a las experiencias del niño.

Es muy común que como maestros le reprochamos al alumno la falta de cumplimiento dentro del aula, la falta de interés,

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