Conocimiento Escolar
Enviado por eemartinez • 23 de Octubre de 2013 • 932 Palabras (4 Páginas) • 539 Visitas
PROFESIÓN DOCENTE
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Docencia Nº 16PROFESIÓN DOCENTE
I. La docencia como virtud
En los últimos años, las referencias a la docen- cia se orientaron en dos direcciones. Por un lado, el intento de definir su “profesionalidad”, sobre todo en el contexto de oponerse al horizonte conceptual (e ideológico) que se asoció durante mucho tiempo con la idea de la docencia como “apostolado” (apos- tolado laico, por supuesto), y como una sutil forma de depotenciar el carácter de trabajadores en rela- ción de dependencia. Por el otro, el intento de defi- nir la docencia como “práctica social”, sobre todo en el contexto de oponerse al horizonte conceptual (e ideológico) que se asoció durante mucho con la idea de la docencia como “mística” (la mística neu- tral y apolítica, por supuesto), y como una sutil for- ma de depotenciar el carácter de intelectuales transformativos (Giroux, 1994)3. En cierto sentido, nuestra re- flexión en los capítulos precedentes tiene que ver con definir el campo de saberes “profesionales” que se ne- cesitan para enseñar ética y ciudada- nía. Los dos capítulos siguientes se ocuparán, en buena medida, de los aspectos específicos del contexto de “la práctica social” de enseñar ética y ciudadanía. La docencia necesita profesio- nalidad específica (y, por lo mismo, formación y regulación social de su ejercicio) y consiste en una práctica social que se caracteriza por formar parte de la compleja red de prácticas sociales donde las relaciones del po- der con el saber son particularmente relevantes (y por lo mismo es parte de la microfísica del poder). En bue- na medida, estos perfiles docentes, de profesional y de agente socio-político, fueron en definitiva resul- tado de reflexiones más amplias sobre la relación de la educación con el conocimiento y con el po- der, y ampliaron la gama de aspiraciones y frustra- ciones de los docentes. ¡Cuántas esperanzas de as- censo social y de reconocimiento se depositaron en la profesionalidad docente y cuánta frustración ante la creciente desvalorización del trabajo docente! ¡Cuánto entusiasmo saber que se podía ser un agente de cambio social y de conciencia crítica y cuánta angustia al saberse reproduciendo un modelo so- cial claramente injusto y excluyente!. En el contexto de entender a la docencia como
profesión y como práctica social se hace ne- cesario hoy plantear, además de las anterio- res, las relaciones de la educación con la ética, y es en este horizonte que proponemos enten- der la docencia como virtud y como virtud ciudadana. Porque entender la docencia como “vir- tud” es calificar su profesionalidad como moralmen- te buena, y el entender esta virtud como “ciudada- na” es calificar su práctica como éticamente justa. El que la docencia sea una virtud quiere decir varias cosas. Por de pronto, que su profesionalidad tiene patrones sociales, costumbres, modos de com-
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