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Convención Nacional


Enviado por   •  13 de Agosto de 2012  •  4.743 Palabras (19 Páginas)  •  330 Visitas

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Ejército de Liberación Nacional ELN – Comando Central

Nicolás Rodríguez B.

Antonio García

Pablo Beltrán

Ramiro Vargas M.

Oscar Santos

Ante la gravedad de la crisis que padece Colombia y ante el conflicto generado y reproducido por ella misma, el ELN se ha aproximado a la búsqueda de una solución política, y en el diálogo con anteriores gobiernos captó los vacíos existentes en sus políticas, y más que estrategias de paz, sólo encontró la disposición de acabar con el movimiento insurgente, ya sea por la vía de la desmovilización o por la de su reducción militar. Política equivocada en la medida que desconoce que el conflicto armado tiene sus raíces en la crisis estructural producto de los malos gobiernos.

En gobiernos anteriores, como el de Gaviría o el de Samper se intentó el diálogo; pero fueron actitudes efímeras en la medida en que asumieron una postura coyuntural y al final terminaron apostándole a la guerra o a las conveniencias políticas. Con estos antecedentes el ELN vio más productivo adelantar un diálogo con los diversos sectores de la sociedad, con el fin de estructurar una política más permanente y coherente que permita encontrar salidas a la crisis del país. El país no puede seguir dejando las banderas de la paz a manos de los gobiernos, pues para ellos sólo tienen alcances coyunturales, cosa que al final de sus mandatos dejan una crisis más aguda y los problemas quedan, como siempre, en las manos de la sociedad, en las manos del pueblo.

Por eso para el ELN es determinante establecer un diálogo directo con los diversos sectores de la sociedad, porque en últimas los problemas habremos de encararlos los colombianos, el tiempo de los gobiernos parece que paso, pues más de cuatro décadas dejan ese saldo negativo en sus gestiones. En la actualidad Colombia atraviesa por una crisis profunda, donde el nivel de desorganización de la sociedad ha llegado a tales dimensiones que coloca en tela de juicio un futuro para Colombia, varios analistas se atreven a decir que está cuestionada su existencia como proyecto de Nación o sociedad, si no se atina a resolver los problemas estructurales que la mantienen atada a un posible precipicio. Este es el reto que debemos resolver si queremos abordar con optimismo el próximo milenio.

LA CRISIS NACIONAL

Los problemas estructurales tienen su origen en la injusta y antidemocrática organización económica, social y política, agudizados por el terrible desorden generado por los malos gobiernos a lo largo de historia del país. En tal sentido, al no existir un proyecto de sociedad estable donde todos los colombianos seamos tenidos en cuenta y nos comprometamos con su destino, como un camino construido colectivamente, será difícil pensar una Colombia para el próximo milenio. Por eso el futuro es viable solamente si comprendemos que nuestra sociedad debe ser reconstruida desde sus cimientos mismos, entendidos estos como la justicia social, la democracia, la igualdad ante la ley, la igualdad de oportunidades, la libertad, la solidaridad, la tolerancia, pero sobre todo con el compromiso de un Estado que entienda que estos son postulados que él debe acatar primero que todos y por los cuales debe velar.

Pensar en un futuro económico, implica asumir un modelo económico que esté en correspondencia con un diseño de sociedad, que de cuenta del mejoramiento ascendente del bienestar del pueblo. La economía no puede ser asumida con el criterio de obtener ganancias para unos pocos y en consecuencia, no puede ser un factor de la desorganización social, sino por el contrario garante de su estabilidad.

La estructura de poder en Colombia se ha edificado sobre la práctica de la corrupción, que le ha permitido a la clase política y a los sectores económicos privilegiados amasar y crear grandes fortunas apropiándose de los dineros públicos; dineros que son de propiedad del conjunto de la sociedad. Y como resultado de este robo sistemático e histórico se ha abandonado todo proyecto de desarrollo y promoción social, y a la postre se continúa con el deterioro del bienestar y la justicia social.

La corrupción ha convertido al Estado en instrumento de las elites para lucrarse, y el clientelismo ha sido la dinámica política que hizo posible la perpetuación de los caciques de la política regional y nacional en el poder, para continuar con el robo sistemático del patrimonio del pueblo. La corrupción ha sido eso; la manera de robarse y de saquear los dineros que la mayoría de los colombianos contribuyen con los impuestos, es un robo a las mayorías del país, a los pobres de Colombia y esos dineros terminan en manos de los ricos. Por otro lado, estas elites, a diferencia de otros países, jamás se han preocupado por ser factores de desarrollo económico o social, sino que se han tornado en verdaderos parásitos de la nación.

Este modelo económico se fundamenta en el enriquecimiento de pocos a través de un doble robo, realizado a través de la explotación económica por parte de las grandes empresas industriales y comerciales, con bajos salarios y con la venta de sus artículos a la población, por un lado, y además con la apropiación de los impuestos. En síntesis, es doblemente injusta la estructura económica sobre la cual se viene edificando la sociedad, y por tanto la corrupción y el clientelismo tienen que ser erradicados en el nuevo ordenamiento social que nos merecemos todos. De otro lado la corrupción ha desmotivado a todos los sectores económicos no corruptos frente a cualquier política tributaria, ya que entienden que los dineros recaudados jamás se destinan para el beneficio de la sociedad.

Múltiples exigencias han sido planteadas a los gobiernos en diversos momentos de la historia del país, pero las mismas elites se han empecinado, a través de los instrumentos del poder estatal, en reprimir e implementar una guerra contra todo aquel que no comparte este sistema de corrupción e injusticia.

Por lo anterior los empresarios y demás sectores económicos tienen que responder a este modelo de sociedad que planteamos construir y así en todos los diversos órdenes, una organización social que garantice de una manera estable un mejor vivir, un mejor bienestar, un mejor futuro, la libertad, la igualdad y la justicia social. Esto nos permitirá a avanzar hacia el próximo milenio. Como podemos ver, se requiere indiscutiblemente una sociedad organizada. Los empresarios y demás sectores económicos deben comprender que construir una sociedad estable tiene sus costos, y que solamente en la medida que existan mayores niveles de inversión social podrá generarse en la realidad una sociedad con justicia social, base fundamental para la estabilidad de Colombia.

Lo que hoy tenemos ante nosotros es el

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