Criminologia
Enviado por pelayo.jorge • 30 de Marzo de 2013 • 4.402 Palabras (18 Páginas) • 431 Visitas
Los estudios del médico americano William H. Sheldon, profesor de la universidad de Harvard se basaron en las observaciones de cuatro mil estudiantes, arribando a 3 tipos básicos en los cuales descubre tres dimensiones de variación, cada una asociada al desarrollo de un componente primario del desarrollo embrionario, llamando a los tres tipos endomorfo o viscerotónico, mesomorfo o somatotónico y ectomorfo o cerebrotónico, que se corresponden con los tres tipo básicos de Kretschmer.
Sheldon, a diferencia Kretshmer, creó un índice somático a fin de individualizar cada displástico. A decir de Bize, a cada sujeto se le puede identificar por un índice de tres números representado el primero el valor asignado al tipo enomorfo, el segundo el valor asignado al tipo mesomorfo y el tercero el valor asignado al tipo ectomorfo. Al mismo tiempo elaboró una gama de valores que van del menor valor representado por el número 1 al mayor valor representado por el número 7, siendo los siete los diferentes valores:
El valor nº: 1 corresponde a la antítesis del rasgo.
El valor nº: 2 corresponde al rasgo esbozado.
El valor nº: 3 corresponde al rasgo inferior al promedio.
El valor nº: 4 corresponde al rasgo muy inferior al medio.
El valor nº: 5 corresponde al rasgo fuerte.
El valor nº: 6 corresponde al rasgo muy acentuado.
El valor nº: 7 corresponde al rasgo característico.
Al endomorfo correspondería el índice 711 por tener el rasgo característico del tipo y la antítesis del mesomorfo y del endomorfo: al mesomorfo correspondería el índice 171 por presentar la antítesis del rasgo endomorfo, el rasgo característico del mesomorfo y la antítesis del ectomorfo. Al ectomorfo corresponde el índice 117 por tener la antítesis del rasgo endomorfo y mesomorfo y el rasgo característico del ectomorfo.
Tanto en los estudios de Kretschmer como en los de Sheldon el mayor número de delincuentes resultó del tipo atlético (mesomorfo).
Para estos autores, la forma de un individuo no viene determinada exclusivamente por la carga genética ni se vincula estrictamente al potencial genético, sino que también está influenciada por otros factores exógenos que pueden, y de hecho lo hacen, modificar el Somatotipo, como lo son:- La edad.- El sexo- El crecimiento y desarrollo.- La actividad física (entrenamiento).- La alimentación (hábitos alimenticios).- Los factores ambientales (climatología).- El medio socio-cultural.- Y otros factores propios o específicos como las etnias, ...
III.- Aspectos históricos y escuelas biotipológicas.-
Hipócrates, Galeno y otros precursores de los cine-antro-pometristas actuales ya filosofeaban acerca de la forma humana y de su interrelación con otras variables, encuadrando a los biotipologistas en cuatro escuelas con métodos y objetivos distintos .Los diferentes aspectos de la apariencia externa, de la conducta, del modo de reaccionar, etc., de las personas han impulsado a establecer desde la antiguedad categorías para su clasificación. En Grecia, 400 años a. J.C., destaca
LA EXPLICACIÓN BIOLÓGICA DE LA CRIMINALIDAD:
SUMARIO: I. Introducción. II. La antropología criminal. III. La biotipología criminal. III.1. Escuelas biotipológicas y constitucionales modernas. III.1.1. La Escuela Francesa. III.1.2. La Escuela italiana. III.1.3. La Escuela alemana. III.1.4. La Escuela americana. IV. La insuficiencia de la explicación biológica de la criminalidad como teoría.
I. INTRODUCCIÓN
Con el fin de aclarar la relación existente entre el lado físico y el lado moral del individuo se realizaron numerosas investigaciones; que habrían sido inspiradas al principio, con el convencimiento de que los trazos fisonómicos servían para reconocer los caracteres psíquicos sobresalientes de las personas; es decir, el modo de pensar y de sentir de cada individuo. Fruto de estas investigaciones surgió la denominada fisionomística, cuyos principales exponentes fueron Aristóteles, Sócrates, Galeno, entre otros; esta disciplina tuvo su apogeo en la Edad media a través de las denominadas ciencias ocultas de la quiromancia, podomancia, umbilicomancia y otras; las cuales pretendían reconocer el carácter de las personas por las líneas de las manos, de los pies y hasta por el ombligo.
En el siglo XVIII, se desarrollaría la gran escuela de los fisionomistas, liderada por G.B. Della Porta, quien publicó un tratado acerca de este tema denominado “Fisiognómica”. En él se profundizó el concepto de la relación entre las partes de la cara: ojos, frente, nariz, etc., con otros caracteres individuales de la persona, poniendo en relieve la importancia de la morfología, puesto que ésta pondría en relieve signos reveladores de sentimientos individuales. Con posterioridad, en Italia surgiría la denominada antropología criminal, en parte por la obra de Gaspar Virgilio, quien en el año 1874 reconoció y afirmó la naturaleza morbosa del delito y la analogía entre la criminalidad y la locura, por ser fenómenos desarrollados igualmente en el campo de la degeneración; siendo el psiquiatra y médico legista italiano César Lombroso, quien iniciara el estudio científico del delincuente en 1871, luego de hacer la necropsia a un famoso bandolero llamado Villella, encontrando en su cráneo, en el sitio de la habitual y normal cresta occipital, un hoyuelo similar a los que presentan los vertebrados superiores más próximos al hombre, precisamente los simios antropoides; por esta razón concibió la naturaleza atávica del delito, lanzando las bases científicas de la antropología criminal, que fueron expuestas en 1876 en su primer trabajo denominado “L’uomo Delinquente”, en donde daba vida a la doctrina del “delincuente nato”.
Lombroso defiende en su teoría, la tendencia de los seres humanos a reproducir los caracteres de remotos antepasados; según este planteamiento, se concebía al tipo criminal como producto hereditario, ese legado ancestral provocaría la presencia en el delincuente de propensiones del hombre primitivo del que carecía el no delincuente. Ulteriores investigaciones, practicados siempre sobre caracteres no sólo morfológicos, sino también funcionales y psíquicos de los delincuentes, permitieron a Lombroso poner de relieve la gran frecuencia con que en los delincuentes se encontraban anomalías morfológicas y funcionales de naturaleza anormal degenerativa; desarrollándose otro concepto fundamental de su teoría, aquel de la relación y de la afinidad entre degeneración y criminalidad, considerando César Lombroso al “hombre delincuente” como un tipo antropológico definido por caracteres específicos, es decir, como una suerte
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