DERECHO EDUCATIVO
Enviado por yerygarcia • 29 de Julio de 2014 • 12.676 Palabras (51 Páginas) • 268 Visitas
Universidad de los Ángeles de Puebla.
LICENCIATURA EN DERECHO VI
ALUMNO:
Gerardo García Rodríguez.
TEMA:
ASPECTOS DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO.
FEDERALISMO EDUCATIVO.
SERVICIOS EDUCATIVOS.
MATERIA:
Derecho educativo.
CATEDRÁTICO:
Lic. Homero Lázaro Jiménez.
Tecolutilla, Julio 26 del 2014.
ASPECTOS DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO.
El sistema de la educación en México es un derecho consagrado por la Constitución vigente, que en su artículo 3° declara la educación impartida por el Estado debe ser gratuita, laica y obligatoria para todos los habitantes del país. La Ley General de Educación de México obliga a quienes residen en México a cursar por lo menos los niveles primario, secundario y medio superior de la educación, y establece que los padres de familia tienen la responsabilidad de verificar que sus hijos cumplan con la educación requerida.
La educación es un proceso que permite al individuo obtener un aprendizaje para un cambio en su persona y en la sociedad; por ello, su importancia resulta indiscutible, ya que el ser humano se convierte en dependiente de ella todos los días de su vida. Así mismo existen muchas maneras de ver y estudiar a la educación, cuyo análisis puede realizarse desde las perspectivas sociológica, biológica, psicológica y filosófica.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) es la institución encargada de administrar los distintos niveles educativos del país desde el 25 de septiembre de 1921, fecha de su creación. Además, cada una de las entidades federativas posee organismos análogos que regulan y administran la educación que se imparte en los territorios de su competencia.
En México existen diferentes niveles de educación: educación básica, media superior y superior, los cuales comprenden estudios en: preescolar, primaria, secundaria, bachillerato, licenciatura, maestría y doctorado, además de diplomados y otras modalidades de educación superior. La educación básica (conformada por preescolar, primaria, secundaria y preparatoria o bachiller) es obligatoria e impartida por el Estado (federación, estados, Distrito Federal y municipios) en todo el territorio nacional mexicano, bajo los términos del artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
EDUCACIÓN LAICA.
Educar al pueblo, a la niñez o a la ciudadanía ha sido meta esencial del Estado moderno y contemporáneo; en la realización de este objetivo, se han condensado las esperanzas del progreso material, ético y moral de las naciones. Las aguas de la educación fueron encauzadas durante largo tiempo por la Iglesia católica, bajo la regulación de la autoridad civil. El antecedente del sistema educativo data del siglo XVII, cuando se estableció en Nueva España el gremio de maestros, con atribuciones para el otorgamiento de licencias y el establecimiento de escuelas.
La Constitución de Cádiz de 1812 adjudicó el control de la educación a los ayuntamientos, sentando el precedente de la potestad estatal para la creación de un sistema de enseñanza pública. Durante siglos, la Iglesia católica administró la mayor parte de las escuelas y, en consecuencia, reguló su funcionamiento, la contratación de profesores, los métodos disciplinarios, la enseñanza doctrinal y la reproducción de valores cristianos.
Si bien la tendencia secularizadora consistió en afirmar la responsabilidad y la autoridad del Estado en el terreno educativo, a lo largo del siglo XIX se exigió que la Iglesia estableciera y administrara escuelas de primeras letras. De hecho, las instituciones de gobierno se hallaron materialmente limitadas para la cobertura total de este servicio. El Congreso Constituyente de 1823 estableció la libertad de enseñanza, que implicó la facultad de administrar planteles y ejercer el magisterio. Durante este periodo, las escuelas elementales fueron manejadas por órdenes religiosas, personas de carácter laico, sociedades filantrópicas y ayuntamientos. De alguna manera, todos los establecimientos estaban sometidos a la vigilancia del Estado y al cumplimiento de reglamentos y disposiciones.
Durante la época de la Reforma, uno de los temas centrales de la separación Iglesia-Estado fue la educación. La cuestión nodular para el Constituyente de 1857 fue limitar la educación religiosa, sin contradecir el principio de libertad de enseñanza. En lo subsiguiente, se estableció y robusteció la idea de la educación pública de carácter obligatorio, gratuito y laico.
A contracorriente de la apreciación que prefigura el triunfo del laicismo en la educación, debe subrayarse que la vocación docente de la Iglesia católica poseía una larga tradición. Formaba parte de una misión catequizadora, orientada a la mejora del individuo y al allanamiento del camino para la salvación del alma, mediante el aprendizaje de los valores del buen cristiano. Por espacio de un siglo, la Iglesia perseveró en la conservación y el reconocimiento de esta misión, recurriendo para ello a la negociación, la impugnación y la resistencia oculta o declarada. Como institución religiosa y conservadora, hizo todo lo posible por mantener su labor educativa y apostólica, rechazando de forma correlativa las teorías científicas, el naturalismo, las lecciones sobre sexualidad y la escolarización mixta de niños y niñas, circunstancia que dio lugar a numerosas controversias con las autoridades estatales.
En México la educación laica, entendida como el desarrollo de una actividad docente que prescinde de la instrucción religiosa, se fraguó en los comienzos del siglo XIX mediante la acción de la corriente liberal. Valentín Gómez Farías, José María Luis Mora, Ignacio Ramírez, Melchor Ocampo y Benito Juárez primero y Justo Sierra, Gabino Barreda y Manuel Baranda después, sentaron las bases de la separación entre la escuela y la iglesia: La libertad de enseñanza proclamada en la Constitución de l857 tuvo el sentido de romper con el monopolio que el clero ejercía en el territorio educativo para abrir paso al establecimiento de escuelas particulares laicas y a la inicial construcción de un sistema educativo público.
El debate sobre la educación laica en el Congreso Constituyente de l9l6-l7 y en fechas posteriores estuvo marcado por la respuestas radicales a la beligerancia del Clero político y de las fuerzas más conservadoras que pretendieron incluso desconocer la recién promulgada Carta Magna. Los brotes de educación antirreligiosa que ello produjo pronto fueron sustituidos por posiciones alternativas que pugnaban por una educación socialista. Pero en l946 se llegó a la redacción de un texto constitucional
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