Descripcion Densa Geertz - Completo
Enviado por antrocc • 12 de Marzo de 2014 • 13.233 Palabras (53 Páginas) • 275 Visitas
1.
Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura
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En su libro Philosophy in a New Key, Susanne Langer observa que ciertas ide- as estallan en el paisaje intelectual con una tremenda fuerza. Resuelven tantos pro- blemas fundamentales en un momento que también parecen prometer que van a resol- ver todos los problemas fundamentales, clarificar todas las cuestiones oscuras. To- dos se abalanzan a esa idea como si fuera un fórmula mágica de alguna nueva ciencia positiva, como si fuera el centro conceptual alrededor del cual es posible construir un nuevo sistema general de análisis. El súbito auge de semejante grande idee, que eclipsa momentáneamente casi todo lo demás, se debe, dice la autora, "al hecho de que todos los espíritus sensibles y activos se dedican inmediatamente a explotarla. La probamos en toda circunstancia, para toda finalidad, experimentamos las posibles extensiones de su significación estricta, sus generalizaciones y derivaciones".
Pero una vez que nos hemos familiarizado con la nueva idea, una vez que ésta forma parte de nuestra provisión general de conceptos teóricos, nuestras expectativas se hacen más equilibradas en lo tocante a los usos reales de dicha idea, de suerte que así termina su excesiva popularidad. Sólo unos pocos fanáticos persisten en su inten- to de aplicarla umversalmente; pero pensadores menos impetuosos al cabo de un tiempo se ponen a considerar los problemas que la idea ha generado. Tratan de apli- carla y hacerla extensiva a aquellos campos donde resulta aplicable y donde es posi- ble hacerla extensible y desisten de hacerlo en aquellos en que la idea no es aplicable ni puede extenderse. Si era valedera se convierte entonces verdaderamente en una idea seminal, en una parte permanente y perdurable de nuestro arsenal intelectual. Pero ya no tiene aquel promisorio, grandioso alcance de su aparente aplicación universal que antes tenía. La segunda ley de termodinámica o el principio de la selección natu- ral o el concepto de motivación inconsciente o la organización de los medios de pro- ducción no lo explica todo y ni siquiera todo lo humano, pero, sin embargo, explica algo; de manera que nuestra atención se dirige a aislar sólo lo que es ese algo, a de- sembarazamos de una buena porción de seudociencia a la que, en el primer entusias- mo de su celebridad, la idea también dio nacimiento.
Que sea en realidad éste o no el modo en que se desarrollan los conceptos cien- tíficos fundamentalmente importantes, no lo sé. Pero ciertamente este esquema enca- ja en el concepto de cultura alrededor del cual nació toda la disciplina de la antropolo- gía, la cual se preocupó cada vez más por limitar, especificar, circunscribir y conte- ner el dominio de aquélla. Los ensayos que siguen, en sus diferentes maneras y en sus varias direcciones están todos dedicados a reducir el concepto de cultura a sus ver- daderas dimensiones, con lo cual tienden a asegurar su constante importancia antes que a socavarla. Todos ellos, a veces explícitamente pero con más frecuencia en vir- tud del análisis particular que desarrollan, preconizan un concepto de cultura más es- trecho, especializado y, según imagino, teóricamente más vigoroso que el de E. B.
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Tylor, al que pretende reemplazar, pues el "todo sumamente complejo" de Tylor, cu- ya fecundidad nadie niega, me parece haber llegado al punto en el que oscurece más las cosas de lo que las revela.
El pantano conceptual a que puede conducir el estilo pot-au-feu tyloriano de te- orizar sobre la cultura resulta palpable en lo que todavía es una de las mejores intro- ducciones generales a la antropología, Mirrorfor Man de Clyde Kluckhohn. En unas veintisiete páginas de su capítulo sobre el concepto de cultura, Kluckhohn se las in- genia para definir la cultura como: 1) "el modo total de vida de un pueblo"; 2) "el le- gado social que el individuo adquiere de su grupo"; 3) "una manera de pensar, sentir y creer"; 4) "una abstracción de la conducta"; 5) "una teoría del antropólogo sobre la manera en que se conduce realmente un grupo de personas"; 6) "un depósito de saber almacenado"; 7) "una serie de orientaciones estandarizadas frente a problemas reitera- dos"; 8) "conducta aprendida"; 9) "un mecanismo de regulación normativo de la con- ducta"; 10) "una serie de técnicas para adaptarse, tanto al ambiente exterior como a los otros hombres"; 11) "un precipitado de historia"; y tal vez en su desesperación el autor recurre a otros símiles, tales como un mapa, un tamiz, una matriz. Frente a es- te género de dispersión teórica cualquier concepto de cultura aun cuando sea más res- tringido y no enteramente estándar, que por lo menos sea internamente coherente y que, lo cual es más importante, ofrezca un argumento susceptible de ser definido (co- mo, para ser honestos, el propio Kluckhohn lo comprendió sagazmente) representa una mejora. El eclecticismo es contraproducente no porque haya únicamente una di- rección en la que resulta útil moverse, sino porque justamente hay muchas y es nece- sario elegir entre ellas.
El concepto de cultura que propugno y cuya utilidad procuran demostrar los en- sayos que siguen es esencialmente un concepto semiótico. Creyendo con Max We- ber que el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia in- terpretativa en busca de significaciones. Lo que busco es la explicación, interpretan- do expresiones sociales que son enigmáticas en su superficie. Pero semejante pro- nunciamiento, que contiene toda una doctrina en una cláusula, exige en sí mismo al- guna explicación.
II
El operacionalismo como dogma metodológico nunca tuvo mucho sentido por lo menos en lo que se refiere a las ciencias sociales y, salvo unos pocos rincones de- masiado transitados —el conductismo skinneriano, los tests de inteligencia, etc.— está en gran medida muerto en la actualidad. Pero así y todo, hizo un aporte impor- tante que conserva cierta fuerza, independientemente de lo que uno pueda pensar al tratar de definir el carisma o la alienación en términos operacionales: si uno desea comprender lo que es una ciencia, en primer lugar debería prestar atención, no a sus teorías o a sus descubrimientos y ciertamente no a lo que los abogados de esa cien- cia dicen sobre ella; uno debe atender a lo que hacen los que la practican.
En antropología o, en todo caso, en antropología social lo que hacen los que la practican es etnografía. Y comprendiendo lo que es la etnografía
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