Discurso y Manipulación

DISCURSO Y MANIPULACION

Una investigación adelantada a partir del ACD (Análisis Crítico del Discurso), tiene la intención de identificar el hecho de manipular, como una de las razones que dan paso a abusar del poder en medio de un discurso; Para esto se realizó un enfoque interdisciplinario acerca de la manipulación, profundizando en tres aspectos sociales.

1. Dimensión Social: La manipulación se lleva a cabo en un contexto social de interacción, es ejercida por las elites y grupos más sobresalientes que tiene acceso al discurso público y emplean sus recursos para manipular a las masas en pro de sus intereses personales, aunque esto implique sobreponerse al interés de las víctimas.
2. Dimensión Cognitiva: Discurso manipulativo, manipulación de mente, procesos pensados como modelos mentales que persuada a los grupos receptores, que son representantes de las clases sociales bajas.
3. Análisis del Discurso: La manipulación sus ocurrir de forma oral o escrita; Son propiedades típicas del Discurso usado para manipular la mente de los receptores. El discurso es un contexto desigual, donde el orador posee una posición imperante y se promulga como poderoso y sabio, éste se dirige al público receptor que carece de recursos específicos que le imposibilita resistirse a la manipulación.

El discurso es una práctica comunicativa, es una forma de interacción, que expone ideas y/o proyectos que son transmitidos a un público, si la calidad del discurso es aceptable llegara a influenciar a los espectadores, pero dicha influencia es ilegítima  pues es una fachada de lo que en realidad se busca: Manipular; si el aspirante político a fin de conseguir la victoria por encima de sus contendores, influencia a sus electores a través de su discurso entonces se podría decir que esos electores han sido manipulados.

El termino manipulación por regla acarrea connotaciones negativas, se califica como malo, en vista de que trasgrede normas sociales y solo favorece los intereses de una parte, perjudicando por consiguiente los intereses de la otra. Si la manipulación es implementada en un discurso, se considera que existe abuso del poder, por lo tanto existe dominación de un individuo sobre otro.

La manipulación no puede ser bien vista en una sociedad democrática, no se trata de “persuasión legitima” como algunos quisieran verla, de ser así, habría que preguntarse por la libertad con la que cuentan los interlocutores para creer y actuar como a ellos les plazca y ser autónomos para decidir si se adhieren o no a las pretensiones expuestas, caso contrario sucede con los receptores del discurso, ellos tiene calidad de interlocutores, en realidad son víctimas de manipulación; no son capaces de comprender las verdaderas intenciones o ver las posibles consecuencias de las creencias o acciones defendidas por el manipulador. Además carecen del conocimiento específico para resistirse a la manipulación; con esto dicho esto queda claro por qué se le atribuye el concepto de ilegitimidad,  esto no implica que no pueda ser difundida a través de medios de comunicación que diariamente nos revela necesidades y utilidades de consumo a través de métodos multimodales, como cuadros, fotos, películas y otros; esta estrategia de mercadeo no la percibimos en proporciones descomunales pues disgregada y transmitida en pequeñas dosis a través de la bien vendida propaganda.

El discurso manipulativo se desarrolla dentro de un contexto social, en el que los grupos sociales con mejor posición socio-económica ejercen su poder y dominación sobre los grupos de menos recursos, sustentando así el concepto de desigualdad que ocurre solo entre grupos sociales o instituciones y no a nivel individual, todo esto dentro del marco de manipulación social. Para obtener dicha dominación los hablantes poderosos determinan el grupo que van a manipular, estableciendo la posición institucional, profesión, ideologías, recursos materiales o simbólicas de dicho grupo; a partir de estas condiciones se configura el control mental y se busca influir en sus conocimientos y creencias para – de manera indirecta – también influir en sus acciones.

Las elites sacan provecho de su posición privilegiada que les permite tener acceso a los medios y al discurso político, y es justo allí donde el grupo puede hacer uso de la persuasión, los debates parlamentarios, noticias, artículos de opinión, textos de estudio, artículos científicos, novelas programas de televisión, propaganda, internet y demás, son los escenarios predilectos para influenciar un pensamiento, haciendo un discurso basado en información, enseñanza y si es posible adelantar cualquier práctica social que les permita cambiar la opinión de la gente.

Para manipular es posible usar diferentes técnicas, tal es el caso de aquella basada en la memoria de corto plazo, que implementa conjeturas rápidas de tipo fonético, fonológico, morfológico, sintáctico o léxico que puedan surtir efectos inmediatos y eficaces, se destacan palabras, enunciados o señales no verbales, como el uso del color, la fotografía, comunicación escrita, gestos, muecas faciales, que facilite captar la atención y generar recordación; la macroestructura semántica es una estrategia que distrae al espectador, pues llama presta más atención a factores visuales tópicos y pierde de vista los detalles de importancia, esto implica que la información que le fue entregada, es comprendida de manera parcial o sesgada y le significa una desventaja para él y su grupo social, que están siendo dominados discretamente. Esta técnica falta a la premisa de la normativa social y contextual que asegura que los receptores por derecho deben ser adecuadamente informados.

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