EL CABALLERO DORADO.

EL CABALLERO DORADO

En el día primero del mes noveno del año de 1823‚ al sur de Inglaterra inicia la historia de un valeroso caballero que de un ser prohibido y mágico se enamora. En lo más alto y lejano de la región del sur‚ en un poblado escondido llamado Centella tiene su trono el rey Azul. El pueblo está oculto entre los bosques de un asombroso valle adornado con estupendas criaturas‚ en especial cisnes enigmáticos que se pasean sobre la superficie de evocadores lagos‚ que a simple vista son comunes y tranquilos pero en su seno albergan sorpresas inauditas.

Dor era un personaje gallardo‚ de rizos largos y  rojizos que  veces por el reflejo de su  armadura se tornan dorados; también aventurero‚ misterioso‚ aunque en ocasiones muy callado. Era de pocas palabras‚ se limitaba a decir solo que fuera necesario‚ pero en el campo de guerra era alagado por vecen a muchos con su poderosa espada. En ese mismo año el ejercito del rey había ganado una batalla reñida‚ donde adquirieron  mucho más oro‚ plata y comida‚ razones por las cuales este le había concedido a su mejor vasallo la mano de su hija. Azul dio la orden para que se empezaran los preparativos de la boda lo antes posible porque estaba enfermo y le quedaban pocos días. Así mismo ordenó a sus mensajeros que pregonaran las buenas nuevas en todo el territorio; esta noticia llego hasta las entrañas del bosque cristalino que a las afueras del reino era visto por caminantes curiosos y atrevidos que travesaban su límite. Pocos eran los valientes que lo cruzaban y afirmaban que allí había paisajes con vida desde los arboles hasta las rocas realmente increíbles‚ y una peculiaridad‚ doncellas hermosas que sus seductores bailes a medianoche o al mediodía‚ cerca de los arroyos envolvían‚ a los hombres provocando en ellos enloquecido enamoramiento. Unas eran buenas y otra ni un poco. Tenían el poder de hipnotizar si les placía‚ con el fin de despojar de sus riquezas a sus víctimas o solo para dejarles sin vida.

Todo marchaba a la perfección y la hija del rey añoraba desposarse pronto con su amado Dor. Faltaba dos meses para que se llevara a cabo la ceremonia nupcial‚ sin embargo su romance había iniciado tres años atrás. El nombre de la princesa era Perla‚ ella era ciertamente preciosa‚ su piel suave tersa como el pétalo de una flor‚ sus ojos oscuros y profundos como una infinita galaxia‚ sus labios provocativos y de color rojo carmesí. Su estatura sobrepasaba a la de las doncellas del reino y su tiara se enredaba en sus delicados rizos negros. Pero no le gustaba divertirse‚ además era simple y envidiosa.

Un día cualquiera al atardecer ‚ el caballero dorado hizo una petición a la princesa‚ y era que la quería ver. El cielo estaba despejado y matizado por una mezcla de colores pastel‚ donde el magenta dominaba y el horizonte a su vez‚ expedía un espectáculo de diagonales perfectas dibujadas por diversas aves que buscaban un refugio al acercarse el anochecer. Pero Perla muy descortésmente le contestó: - Si a caballo quieres montar‚ hazlo con tus subordinados‚ pues sabes que no me agrada participar de esa indecorosa actividad. Él cabizbajo y con la mente en blanco saltó del árbol que daba a su balcón‚ y pensó:-ella es totalmente opuesta a mí‚ pero le extraño como el viajero en invierno extraña el sol. Después de poner sus pies en tierra y tomar su caballo del cabestro sin ánimo de montar‚ camino sin rumbo por horas con su mirada en el piso‚ y de repente parpadeó.  - ¿Dónde estoy? ‚ con voz tenue especuló. Ya había caído la noche y necesitaba salvaguardarse. A unos cuantos metros‚ encontró una pequeña cueva y allí durmió. Mientras tanto en el reino se corría el rumor de que Dor había desaparecido como las estrellas de la noche‚ justo cuando sale el sol.

Al día siguiente abrió sus ojos al escuchar una armoniosa melodía que lo encantó. Se levantó apresurado y la siguió curioso‚ corrió entre los arboles intentando encontrar su fuente‚ pero no la halló. Vio alrededor con escepticismo‚ pensado que estaba loco‚ se acercó a un pequeño riachuelo y mojó su rostro.; de repente volvió escuchar esa  dulce pieza musical‚ entonces alzó bruscamente su mirada y al otro lado del arroyo observó‚ una joven mujer que danzaba al compás del sonido de su flauta. Dor se camuflo entre los arbustos para detallarla de cerca. Su cuerpo estaba cubierto por una vestidura azul‚ que iba desde los hombros hasta los tobillos dejando destapada su espalda‚ su cabeza estaba adornada con una tiara hecha de flores y ramas‚ su cabello era largo y del color de su vestido‚ sus ojos eran brillantes y seductores‚ como un tesoro prohibido. Él anonadado por tan majestuosa escultura‚ resbaló  y cayó  de cabeza en el pozo. Ella  se sobresaltó y le gritó al caballero:

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