EL MERCADO LABORAL EN COLOMBIA

EL MERCADO LABORAL EN COLOMBIA

El comportamiento reciente del mercado laboral en Colombia resulta ampliamente favorable, no sólo por el ritmo de creación de puestos de trabajo que permite alcanzar niveles históricamente bajos en la tasa de desempleo y en particular, una tasa de un dígito a nivel nacional a pesar de una creciente oferta laboral, sino también por una aparente mejora en la calidad del empleo que se ha visto reflejada en un mayor dinamismo en la creación de puestos de trabajo formales, así como en un incremento de la participación del empleo asalariado y de trabajadores calificados.

Resulta claro que la dinámica del empleo va por buen camino y que el objetivo del gobierno de alcanzar un tasa de desempleo nacional inferior al 9% para 2014 resulta probable en la medida en que la economía mantenga tasas de crecimiento cercanas o superiores al 4.7% (nuestra estimación de PIB potencial), lo que dependerá a su vez, de que las reformas estructurales aprobadas en el primer semestre de este año (especialmente las que dan origen a un nuevo régimen de regalías y al criterio de Sostenibilidad Fiscal), resulten en una efectiva y eficiente distribución de los recursos provenientes del auge minero-energético.

Asimismo, factores como los ambiciosos proyectos en infraestructura por cerca de COP 100 billones durante los próximos 10 años y las oportunidades identificadas en materia agropecuaria, en la medida en que se aprovechen y ejecuten responsable y eficientemente, deben permitir un incremento significativo en la generación de empleo en el mediano y largo plazos. De la mano con esto, los TLC que han entrado recientemente en vigencia (e.g. Suiza y Canadá), así como el acuerdo con Estados Unidos y los que están en discusión (Turquía, Unión Europea, Corea, entre otros), deben contribuir a una reducción del desempleo hacia adelante.

Aunque esperamos que la tendencia bajista en la tasa de desempleo se mantenga en los próximos años, debe reconocerse que los problemas en términos de calidad del empleo y específicamente los altos niveles de informalidad, sólo serán resueltos gradualmente. En este sentido, cabe resaltar que la reforma arancelaria, la eliminación de los sobrecostos en energía y gas y la ley de formalización y generación de empleo, van en la dirección correcta para incrementar la productividad y competitividad del país. Sin embargo, también resulta claro que mientras persistan problemas estructurales como una baja cobertura en la educación (los ocupados sin nivel educativo alguno o un nivel de educación de primaria o secundaria, representan el 67% del total de empleo en las 13 áreas principales) y aspectos tales como unos costos laborales no salariales cercanos al 60% del salario mensual, será difícil observar un incremento considerable en la calidad del empleo.

Mientras que esperamos que la tasa de desempleo pueda mantenerse en niveles de un dígito,

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